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Hijo de Aung Sang Suu Kyi teme por su salud en prisión y la violenta crisis en Myanmar

BANGKOK (AP) — El hijo menor de la depuesta líder de Myanmar Aung Sang Suu Kyi dice que siempre ha evitado hablar a los medios, pero esta vez es diferente. Está cada vez más preocupado por la salud de su madre, de 78 años y que está encarcelada, y por la violenta crisis política en Myanmar, que describe como desesperada.

“Me gustaría tener alguna forma de contactar con ella para saber que está bien, porque en este momento no tiene acceso a su abogado”, dijo Kim Aris el miércoles en una entrevista en video con The Associated Press desde su casa en Londres.

“No tiene acceso a sus médicos personales. No se le permite ningún visitante, hasta donde yo sé. Ni siquiera se le permite relacionarse con los otros prisioneros, lo que supone que básicamente está bajo una forma de confinamiento en solitario”.

Suu Kyi fue detenida en 2021 cuando el ejército le arrebató el poder a su gobierno elegido de forma democrática. Desde entonces ha sido procesada y condenada por más de una docena de cargos que sus seguidores consideran diseñados para mantenerla fuera de la política. Cumple una condena de prisión de 27 años.

El golpe militar fue recibido con una enorme resistencia de la población que fue reprimida de forma brutal, lo que dio pie a una sangrienta guerra civil en la que han muerto miles de personas.

Aris, de 46 años, dijo que lleva décadas tratando de evitar la atención y cualquier activismo político, y “simplemente intentando bajar la cabeza y seguir con mi vida familiar”.

“Siempre he intentado evitar hablar con los medios y evitado las redes sociales toda mi vida. Pero la situación en Birmania en este momento es absolutamente desesperada”, dijo empleando el nombre antiguo de Myanmar. “El hecho de que no se me ha permitido comunicarme con mi madre en absoluto en dos años y medio por ahora” es otro motivo por el que ha decidido hablar, señaló.

Ahora interviene en redes sociales y tiene previsto iniciar una campaña para “concienciar y reunir fondos con fines humanitarios”, señaló.

Aris dijo que ha oído que su madre ha estado muy enferma, sufrió problemas en las encías y no podía comer. Su información, señaló, procede de medios independientes en Myanmar y redes sociales. La Oficina británica de Exteriores y Cruz Roja Internacional han intentado sin éxito averiguar más en su nombre, señaló. Ha intentado apelar al gobierno militar birmano, lo que incluye su embajada en Londres, “pero no me responden nada. Ni siquiera me abren la puerta”.

No es la primera vez que Suu Kyi está encarcelada. Pasó casi 15 años bajo arresto domiciliario bajo otro gobierno militar a partir de 1989, al año siguiente de cofundar su partido Liga Nacional por la Democracia. Pero casi todo ese tiempo lo pasó en su vivienda familiar en Rangún, la ciudad más grande del país, y no estaba completamente aislada.

“Me doy cuenta de que hay muchísimos desastres y crisis humanitarias en todo el mundo, y es difícil para todos estar expuestos a eso cada día”, dijo Aris. “Birmania es un país donde podemos cambiar las cosas con mucha facilidad”.

“Si se hubiera dado apenas el 2% de lo que se ha dado a las fuerzas ucranianas a las fuerzas de resistencia en Birmania, la situación ahora sería muy diferente”, dijo. “De modo que espero que la gente de todo el mundo pueda unirse y tratar de ayudar a la gente en Birmania para que podamos poner fin a este derramamiento de sangre infinito”.

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