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Vaticano defiende despidos en Caritas como necesarios

ROMA (AP) — Un importante cardenal del Vaticano defendió los despidos “drásticos” del papa Francisco del liderazgo de la preeminente organización benéfica de la Santa Sede, cuando dijo el viernes que eran necesarios para el bienestar del personal de Caritas Internationalis y no una condena de su trabajo.

El cardenal Michael Czerny, cuya oficina de desarrollo es responsable de Caritas, intentó explicar la extraordinaria decisión que Francisco tomó en noviembre de despedir al liderazgo electo de Caritas, designar un administrador temporal y reformar los estatutos de la organización. La medida fue un golpe para Caritas, que es uno de los grupos de ayuda más visibles en todo el mundo, y fue la más reciente exhibición de la voluntad de Francisco de ejercer el poder absoluto del papado cuando lo considere necesario.

Czerny no se anduvo con rodeos cuando se dirigió a una reunión, que durará una semana, en Roma en la confederación global de 162 sucursales nacionales de Caritas, la primera desde la intervención de Francisco. La asamblea terminará el 16 de mayo con un nuevo equipo de liderazgo por el cual se votará.

“Estoy seguro que todos ustedes están sorprendidos y alterados por esto”, dijo Czerny a los reunidos, según sus comentarios preparados. “La designación de un administrador temporal fue un acto de amor y atención, no una denuncia... Era necesario hacer un llamado para reparar y hacer ajustes a un organismo que es básico para toda la Iglesia”.

En noviembre, Francisco despidió al secretario general de Caritas Aloysius John, a su presidente, el cardenal filipino Antonio Tagle, los vicepresidentes de Tagle, el tesorero y el asistente eclesiástico después que una investigación externa halló “deficiencias reales” en la gerencia que habían afectado la moral del personal en el secretariado de Caritas en Roma.

No hay pruebas de delitos financieros ni mala conducta sexual. Pero exempleados describieron un ambiente laboral tóxico bajo John, en el cual los trabajadores sufrían de acoso laboral, amenazas y humillaciones. Varios renunciaron, sacrificando el codiciado ingreso libre de impuestos por trabajar en el Vaticano en lugar de permanecer en condiciones de abuso.

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