Los dos TEDAX han negado haber utilizado PG2 y han sostenido que se trataba de una "maqueta" a base de plastilina manchada con harina y aceites VALLADOLID, 25 (EUROPA PRESS)
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
La rebaja de la solicitud de pena y de la consiguiente inhabilitación, también por espacio de quince meses, para profesión u oficio relacionados con el manejo de explosivos, en aplicación de la atenuante de dilaciones indebidas, la ha anunciado el fiscal del caso en la segunda y última jornada del juicio seguido desde este pasado lunes en la Audiencia Provincial y que ha sentado en el banquillo al militar Aberto G.G, titular de la empresa Eoditec que impartió el cursillo, y al guardia civil y exjefe del Servicio de Desactivación de Explosivos (SEDEX) Ginés C.S, contratado por el anterior como docente.
En su informe final, y a pesar de que ambos acusados hayan alegado que las prácticas se efectuaron con plastilina y otros dispositivos simulados, "sin ningún riesgo real para los alumnos", el acusador público considera acreditado que el militar y el guardia civil utilizaron material explosivo real sin contar con la preceptiva autorización, y ello a pesar de que a lo largo del juicio no se ha contado con la declaración de testigo alguno que certificara el uso de PG2 real--los propios alumnos interrogados en su día en Chile desmintieron tal extremo--y la única prueba existente la constituya un reportaje fotográfico extraído de un disco duro incautado en la empresa Eoditec que secuencia lo que parece ser una práctica con un artefacto auténtico.
La defensa, por contra, ha solicitado al tribunal un fallo absolutorio basado en la ausencia de pruebas, algo que, en la jornada de este martes reservada a las testificales-periciales, han venido a cimentar los guardias civiles y un comandante de la Academia de Ingenieros del Ejército que en su día emitieron respectivos informes sobre las citadas instantáneas intervenidas a los acusados. En ellas, supuestamente, aparecen excavando un hoyo en el que introducen un lingote de un kilo de PG2 con un mazo de detonadores, tapado luego y convenientemente cebado, para finalmente mostrar otra foto con el resultado de un cráter en el terreno.
Los testigos-peritos, todos ellos expertos TEDAX, en declaraciones recogidas por Europa Press, han coincidido al señalar que el cráter recogido en la foto "es compatible" con los que suelen dejar las prácticas con explosivo real y que los materiales que también aparecen en el reportaje, entre ellos un lingote de un kilo con el anagrama PG2, un mazo de detonadores y cordón detonante, son de apariencia real, si bien, también de forma unánime, han advertido de la "imposibilidad" de asegurarlo "al cien por cien" ya que para ello habría sido necesario extraer "trazas" o muestras del terreno para el correspondiente análisis químico.
"En un caso de atentado terrorista, el cráter que queda es un elemento muy importante de información porque la recogida de muestras es la única forma de conocer qué ha producido esa explosión", ha sentenciado el agente, quien ha insistido en que "la técnica utilizada en el cursillo es real pero no es posible acreditar que el material utilizado también lo sea", algo que ha corroborado el resto de los expertos que también ha comparecido por videoconferencia ante el tribunal sentenciador.
CURSILLO AUTORIZADO POR LA OTAN
Los últimos en testificar han sido precisamente los dos encausados, quienes, a preguntas exclusivamente de su letrado defensor, han manifestado que el cursillo en cuestión ofrecido a militares de la Armada chilena contaba con la autorización de la OTAN y que el material utilizado era "simulado", constituido únicamente por plastilina a la que añadieron harina y mancharon con aceites para darle mayor autenticidad.
En este sentido, el militar Alberto G.G, cuya declaración ha corroborado luego el guardia civil Ginés C.S, ha explicado que el supuesto artefacto no era más que una "maqueta" en la que el PG2 había sido sustituido por un lingote de plastilina, con las mismas medidas estándar de 24x5 centímetros que el explosivo plástico, y al mismo se le habían añadido detonadores pirotécnicos huecos y cordón detonante simulado, todo ello en aras a realizar una práctica de forma absolutamente segura.
"El material que usamos no genera ningún riesgo porque no puede producir ninguna explosión", ha insistido el militar, quien ha añadido que el verdadero objetivo de la práctica era trabajar sobre protocolos de seguridad.
PETICIÓN DE NULIDAD DE LA PRUEBA PERICIAL
La anécdota de la jornada se ha producido cuando al inicio de la misma el abogado de los dos encausados, sin ningún éxito, ha invocado ante el tribunal la nulidad de las periciales que se iban a practicar minutos después argumentando que las informaciones periodísticas publicadas respecto del juicio en varios medios locales impresos suponían una "vulneración radical del derecho de defensa".
Y es que el letrado ha recriminado que en esas informaciones se desvelara la estrategia de la defensa, consistente en colocar sobre una mesa material simulado para confrontarlo con los peritos al objeto de preguntar a éstos si eran capaces de asegurar que lo que tenían ante sus ojos era explosivo real o no.
"Se elimina así la posibilidad de practicar una prueba pericial imparcial", ha denunciado públicamente el defensor en un intento fallido por arrancar del tribunal una nulidad de procedimiento o, en su caso, la anulación de la pericial que finalmente se ha llevado a término y que, pedagójicamente, ha sido totalmente favorable a sus intereses ya que ninguno de los expertos ha sido capaz de certificar que el material expuesto fuera real o simulado.