MADRID, 24 (EUROPA PRESS)
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Naciones Unidas, junto a la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), el Alto Comisionado de de la ONU para los Refugiados (ACNUR) y decenas de socios, ha lanzado un Plan de Respuesta para 2025-2026 en un intento por abordar la grave crisis a la que se enfrenta esta minoría birmana.
Es por ello, que han solicitado 934,5 millones de dólares (861,2 millones de euros) de cara al próximo año a medida que aumenta la inseguridad en Birmania y, por ende, el desplazamiento forzoso de estas poblaciones.
"El conflicto en Birmania, la falta de recursos financieros y la crisis dificultan significativamente a la comunidad internacional tomar medidas para ayudar a los rohingyas, que siguen atravesando una situación precaria y dependen por completo de la ayuda humanitaria.
Este plan, que une a 113 socios, cuenta también con la colaboración de las autoridades bangladeshíes, según un comunicado, que alerta del empeoramiento de la crisis y de la falta de atención suficiente a nivel internacional.
"Más del 50 por ciento de la población que se encuentra en los campos de refugiados de Bangladesh son mujeres y niñas que hacen frente a la explotación y la violencia por motivo de género. Uno de cada tres rohingyas tienen edades comprendidas entre los 10 y los 24 años", recoge el texto.
Este mismo mes, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) ha alertado de que la falta de financiación podría dejar sin ayudas a más de un millón de personas en Birmania a partir del próximo mes de abril a pesar de que el conflicto, los desplazamientos y las necesidades humanitarias se han incrementado en el país.
Desde el PMA, aventuran que esta reducción de la financiación tendrá un "impacto devastador sobre las comunidades más vulnerables de todo el país, muchos de los cuales necesitan de estas ayudas para sobrevivir".
El programa estima que unos 15,2 millones de personas sufren dificultades a la hora de acceder a un "mínimo de alimentos diarios" para poder "suplir sus necesidades", lo que supone un aumento desde las 13,3 millones de personas detectadas el año pasado. De todos ellos, cerca de 2,3 millones pasan hambre.
