WADI GAZA, Franja de Gaza (AP) —
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Caminaron durante horas. Cargaban con ellos todo lo que podían: Mantas, comida, ropa. Muchos sonreían, otros abrazaban a los seres queridos que no habían visto en varios meses. Cientos de miles de palestinos ocuparon el principal camino costero de Gaza mientras regresaban a sus hogares en el norte del territorio.
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El ambiente era festivo, a pesar de que muchos de ellos sabían que sus hogares habían quedado destruidos por los ataques israelíes contra Hamás que arrasaron con gran parte de Ciudad de Gaza y el resto del norte del territorio.
Lo importante era regresar, decían, para evitar lo que muchos temían que fuera una expulsión permanente de sus hogares.
“Al poder regresar, ganamos”, dijo Rania Miqdad, quien regresaba a Ciudad de Gaza acompañada de su familia.
Ismail Abu Mattar, su esposa y sus cuatro hijos regresaron a lo que quedaba de su hogar en Ciudad de Gaza, el cual quedó parcialmente destruido por un bombardeo israelí al inicio de la guerra. Como muchos otros cuyas casas resultaron dañadas, tenía planeado instalar una tienda de campaña cerca y comenzar a despejar escombros.
“Una tienda aquí es mejor que una tienda allá”, dijo, refiriéndose a los inmensos y escuálidos campamentos que surgieron en el centro y el sur de Gaza donde él y gran parte de la población del territorio habían vivido durante meses.
“Pensamos que no volveríamos, como nuestros antepasados”, dijo Abu Mattar. Sus abuelos fueron algunos de los cientos de miles de palestinos que fueron expulsados de lo que ahora es Israel durante la guerra de 1948.
Bajo el acuerdo de alto el fuego entre Israel y Hamás, a los palestinos se les permitió empezar a emprender su camino de regreso al norte del territorio a partir del lunes. Funcionarios de la ONU calculan que unas 200.000 personas regresaron durante el transcurso del día. Las escenas de celebración contrastaban con el dolor y el miedo de la guerra, cuando más de 1 millón de personas tomaron esos mismos caminos para huir hacia el sur y escapar de la ofensiva israelí.
Las fotos, videos y grabaciones de drones de The Associated Press muestran a decenas de miles avanzando a pie por la principal carretera costera del territorio. De un lado, el mar Mediterráneo; del otro, un paisaje de edificios destruidos y tierras arrasadas que dejaron las fuerzas israelíes tras su retirada. En algunos lugares se podía ver a combatientes armados de Hamás, señal del poder continuo del grupo en el territorio, a pesar de que el gobierno de Israel había prometido eliminarlo.
Las familias llevaban bolsas con pertenencias y mantas enrolladas. Sobre sus hombros, los hombres cargaban a niños pequeños —o costales de comida y bidones metálicos de gas para cocinar. Las mujeres mecían a sus bebés en sus brazos mientras cargaban bolsos de ropa y jarras de agua.
Una niña vestida con pijamas de osito de peluche sostenía la mano de su hermana menor mientras seguían a su madre. Un adolescente llevaba un transportador de mascotas atado al pecho con su gato dentro.
Otros volvían a bordo de autos y camiones con colchones y pertenencias atadas mientras circulaban por otra vía, el camino Salah al-Din.
Muchos sonreían el lunes. Un niño hacía el signo de la “V de victoria”. Las personas abrazaban entre lágrimas a amigos y familiares que no habían visto en varios meses.
Una anciana que era empujada en una silla de ruedas entonaba una canción tradicional palestina de perseverancia que data de 1948
“Apoyémonos unos a otros, pueblo de Palestina, apoyémonos. Palestina se ha ido, pero no nos ha dicho adiós definitivamente”, cantaba con una sonrisa en su rostro. Luego añadió, “Gracias a Dios, estamos regresando a nuestros hogares, después de sufrir tanta ruina, hambre y enfermedad”.
Las multitudes atravesaban el corredor de Netzarim, una franja de tierra a lo largo del territorio que las fuerzas israelíes convirtieron en una zona militar mientras sellaban el norte. La zona fue escenario de algunos de las ofensivas israelíes más intensas con el objetivo de eliminar a combatientes de Hamás que operaban en zonas densamente pobladas.
Durante la guerra, Israel ordenó en varias ocasiones la evacuación de civiles del norte del territorio, según dijo, por su seguridad, pero les prohibió regresar a la zona. Bajo los términos del alto el fuego, los soldados israelíes se retiraron de las principales rutas para permitir el regreso de la población, y eventualmente se retirarán por completo del corredor.
Para algunos, la alegría del regreso quedó empañada por la muerte de algunos de sus seres queridos.
Kamal Hamadah regresaba a Ciudad de Gaza, donde su hijo mayor, su hija y los hijos de ella murieron a causa de un bombardeo israelí al inicio de la guerra. Sus cuerpos quedaron enterrados bajo los escombros en las calles, incluso mientras el resto de la familia huía hacia el sur, relató.
Luego, hace poco más de un mes, otro de sus hijos que huyó con él fue asesinado.
“Cuando su madre se enteró de que íbamos a volver a casa, quedó muy triste de regresar sin el niño”, comentó.
Al volver a casa, Yasmin Abu Amshah tuvo un feliz reencuentro con su hermana menor, Amany, quien se quedó en Ciudad de Gaza durante toda la guerra. “Pensé que no sucedería y que no nos volveríamos a ver”, dijo.
Su edificio de cuatro pisos sufrió daños, pero no estaba destruido, por lo que ella y otros miembros de su familia extendida se quedarán allí.
Aquellos que regresan enfrentan un futuro incierto. Si el alto el fuego colapsa, podrían enfrentar nuevas ofensivas israelíes. Si la paz perdura, no está claro cuándo es que los palestinos podrán reconstruir sus hogares, dejando a gran parte de la población en viviendas temporales.
Ibrahim Hammad, su esposa y sus cinco hijos caminaron durante cinco horas para volver a su vecindario en Ciudad de Gaza, sabiendo que su casa había sido destruida por un ataque aéreo en diciembre de 2023. Su familia se quedará en la casa de su hermano hasta que pueda despejar escombros suficientes para instalar una tienda de campaña.
“Teníamos que regresar, incluso a los escombros”, dijo el hombre de 48 años a la AP. “Aquí no tenemos una casa, pero nuestra familia está aquí, y nos ayudaremos unos a otros”.
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Magdy informó desde El Cairo. El videoperiodista de la AP Mohammed Jahjouh, en Wadi Gaza, contribuyó con este despacho.
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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.