DEIR AL-BALAH, Gaza (AP) — Más de 46.000 palestinos han perdido la vida en la guerra entre Israel y Hamás, reportó el jueves el Ministerio de Salud de Gaza, mientras el conflicto que comenzó hace 15 meses continúa sin visos de finalizar.
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En total, 46.006 palestinos murieron y otros 109.378 resultaron heridos, agregó. El ministerio sostiene que más de la mitad de las víctimas son mujeres y niños, pero no distingue entre civiles y combatientes.
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El ejército israelí afirma que ha matado a más de 17.000 insurgentes, pero no ha proporcionado pruebas. Además, sostiene que intenta evitar dañar a civiles y culpa a Hamás de sus muertes porque los insurgentes operan en zonas residenciales. Israel ha atacado también repetidamente lo que, según dice, son insurgentes escondidos en refugios y hospitales, matando a menudo a mujeres y menores.
En las últimas semanas, Israel y Hamás parecen haberse acercado a un acuerdo para un alto el fuego y la liberación de los rehenes. El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, afirmó esta semana que el acuerdo está “muy cerca” y que espera cerrarlo antes de que la diplomacia de Washington pase a manos del gobierno del presidente electo Donald Trump.
Blinken y otros funcionarios estadounidenses han expresado un optimismo similar varias veces durante el último año, pero las conversaciones indirectas mediadas por Estados Unidos, Qatar y Egipto se han estancado repetidamente.
La guerra comenzó cuando insurgentes liderados por Hamás irrumpieron en el sur de Israel el 7 de octubre de 2023 y mataron a unas 1.200 personas, en su mayoría civiles. Además, tomaron a unas 250 más como rehenes, de las cuales alrededor de centenar siguen en la Franja. Las autoridades israelíes creen que al menos un tercio de ellas murieron en el ataque inicial o durante el cautiverio.
La guerra ha arrasado grandes zonas del sitiado enclave palestino y desplazó alrededor del 90% de sus 2,3 millones de residentes, muchos de los cuales se han visto obligados a huir varias veces. Cientos de miles viven hacinados en enormes campamentos de tiendas a lo largo de la costa, con un acceso limitado a alimentos y otros productos esenciales.
“Lo que estamos viviendo no es vida. Nadie podría soportar la situación que estamos experimentando ni un solo día”, dijo esta semana Munawar al-Bik, una mujer desplazada, en una entrevista con The Associated Press.
“Nos despertamos por la noche con el llanto de los hombres debido a la mala situación,” añadió. “La situación es insoportable. No nos queda energía: queremos que termine hoy”.
Al-Bik habló en una carretera polvorienta en la ciudad sureña de Jan Yunis, junto a un edificio destruido. Detrás de ella, un mar de tiendas de campaña improvisadas llenas de familias desplazadas se extendía hasta el horizonte.
Decenas de personas participaron el jueves en un funeral en el exterior del hospital de los Mártires de Al-Aqsa, en la ciudad de Deir al-Balah, en el centro de la Franja, por los fallecidos en los ataques israelíes de la víspera.
En la morgue del hospital, se pudo ver a un hombre arrodillado despidiéndose de un familiar antes de cerrar de golpe la puerta de un refrigerador en un arrebato de dolor.
Funcionarios de salud palestinos dijeron que los ataques aéreos israelíes mataron al menos a nueve personas en Gaza el miércoles, entre las que había tres bebés —uno de apenas una semana— y dos mujeres.
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Khaled informó desde El Cairo, Egipto.
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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.