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Investigadores demuestran que el estrés psicológico puede agravar las alergias cutáneas

MADRID, 7 (EUROPA PRESS)

La investigación, publicada en 'The Journal of Allergy and Clinical Immunology', esta dirigida por Kenji Takamori y la profesora Sachiko Miyake de la Facultad de Medicina de la Universidad de Juntendo, junto con el doctor Hitoshi Urakami y el profesor Shin Morizane de la Facultad de Medicina, Odontología y Ciencias Farmacéuticas de la Universidad de Okayama.

"Este estudio es el primero en el mundo que demuestra que el estrés, a través del sistema nervioso simpático, altera la función de los macrófagos, que normalmente ayudan a suprimir las reacciones alérgicas, intensificando así las respuestas alérgicas", explica el doctor Yoshikawa.

Para investigar el mecanismo que vincula el estrés con las alergias cutáneas, los investigadores utilizaron un modelo de ratón, IgE-CAI, en el que la inyección de IgE provocó una inflamación persistente del oído. Así, el equipo identificó primero el tejido neural implicado en la IgE-CAI y luego investigó las células inmunitarias y los factores que contribuyen a la afección.

El equipo descubrió que el estrés psicológico estaba vinculado a una disminución de la expresión genética en los macrófagos responsables de eliminar las células muertas, un proceso conocido como eferocitosis. Además, también observaron que la acumulación de células muertas en las lesiones conducía a una mayor infiltración de eosinófilos, lo que empeoraba la respuesta alérgica.

Los macrófagos PD-L2-positivos desempeñan un papel clave en el mantenimiento de las funciones antiinflamatorias al eliminar las células muertas. Sin embargo, el estudio revela que el estrés psicológico afecta a su función al interrumpir la actividad del receptor Beta 2 -adrenérgico (Adrb2). Los macrófagos que maduran bajo esta señalización alterada de Adrb2 muestran una capacidad reducida para realizar eferocitosis, lo que conduce a un empeoramiento de las alergias cutáneas.

"Nuestros hallazgos sugieren que el impacto del estrés psicológico en las células inmunitarias es duradero y puede afectar incluso a los macrófagos que se diferencian más tarde. Este fenómeno, conocido como memoria del estrés, implica que el estrés severo deja una huella duradera en las células inmunitarias, que influye en su función y contribuye al desarrollo de enfermedades", señala el experto.

Además, el estudio reveló que la acumulación de células muertas en el lugar de la lesión inducía la expresión de una proteína que reclutaba eosinófilos, CCL24, lo que contribuía al empeoramiento de las alergias cutáneas. Sin embargo, se descubrió que esta expresión dependía de la actividad de la enzima caspasa-1.

Los investigadores demostraron que la administración de un inhibidor de la caspasa-1 reducía la hinchazón de la oreja causada por IgE-CAI y revertía la infiltración de eosinófilos en el lugar de la lesión. Estos hallazgos sugieren que los inhibidores de la caspasa-1 y los agentes dirigidos a la expresión del gen CCL24 pueden ser enfoques prometedores para reducir las alergias cutáneas.

"Los macrófagos antiinflamatorios desempeñan un papel crucial en diversas enfermedades, como el cáncer, los trastornos autoinmunes y la cicatrización de heridas. Este estudio no solo arroja luz sobre el impacto del estrés en la inflamación alérgica, sino que también sienta las bases para explorar cómo el estrés agrava otras enfermedades que afectan a estos macrófagos", concluye el doctor Yoshikawa.

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