MADRID, 2 (EUROPA PRESS)
Un año después, la destrucción es mayor, como explica la coordinadora de emergencias de MSF en Gaza, Pascale Coissard. "Tras casi 15 meses de guerra y la destrucción de casi todas las infraestructuras, la mayoría de la gente en Gaza vive en tiendas que apenas aíslan del viento, frío y la lluvia", lamenta en un comunicado.
Las familias carecen de los servicios y artículos más esenciales y los niños son el eslabón más débil de la cadena. Sólo la semana pasada, tres bebés menores de un mes llegaron sin vida al hospital Nasser de Jan Yunis, antecedentes de enfermedades crónicas y víctimas de un descenso extremo de la temperatura corporal. Vivían en tiendas junto a cientos de familias desplazadas en Al Mawasi, en el sur de la Franja de Gaza.
MSF colabora en el departamento de pediatría del citado hospital, a donde llegan cada vez más niños con infecciones respiratorias. Un pediatra del centro, Mohammad Abu Tayyem, denuncia que "todas estas afecciones se deben al aumento del frío y también al mal estado de las tiendas de campaña y los escasos recursos para calentarlas".
En esta línea, Coissard advierte de que los bebés están ya en peligro en el útero de sus madres y, una vez han nacido, hacen frente a "desafíos inmediatos y extremos", entre ellos el frío. "Israel continúa bombardeando Gaza y restringiendo la entrada de suministros esenciales", mientras que "el saqueo de camiones dificulta que la poca ayuda permitida por las autoridades israelíes llegue a quienes la necesitan", lamenta.
La responsable de la ONG reclama un alto el fuego "inmediato y duradero" como "única solución para aliviar el sufrimiento de la población palestina y garantizar el acceso a la atención médica y la ayuda humanitaria". De lo contrario, el personal médico seguirá siendo incapaz de cubrir todas las necesidades: "Nuestras actividades en atención pediátrica, neonatal y obstétrica son solo una gota en el océano de enormes necesidades médicas en Gaza".