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Jimmy Carter hizo de erradicar la enfermedad del gusano de Guinea una misión prioritaria

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ARCHIVO - El expresidente estadounidense Jimmy Carter posa para los fotógrafos con un filtro para tuberías de agua --el cual se utiliza para combatir la dracunculosis-- durante una conferencia de prensa sobre el lanzamiento de una campaña para erradica AP (Lefteris Pitarakis/AP)

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JARWENG, Sudán del Sur (AP) — Jimmy Carter, quien trabajó por la paz y fue reconocido con el premio Nobel, pasó casi cuatro décadas librando una guerra para eliminar un antiguo parásito que azota a las personas más pobres del mundo.

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La dracunculosis o enfermedad del gusano de Guinea —que rara vez es mortal, pero es muy dolorosa y discapacitante— infecta a personas que beben agua contaminada con larvas de este nematodo que crecen dentro del cuerpo, donde se convierten en gusanos de hasta 1 metro (3 pies) de largo. Los parásitos, delgados como fideos, luego se abren paso para salir a través de la piel y forman ampollas.

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Carter hizo de la erradicación del gusano de Guinea una misión prioritaria de El Centro Carter, la organización sin fines de lucro que él y su esposa, Rosalynn Carter, fundaron después de salir de la Casa Blanca. El expresidente estadounidense reunió a expertos en salud pública, donantes multimillonarios, jefes de Estado africanos y miles de aldeanos voluntarios con el fin de trabajar para erradicar —apenas por segunda vez en la historia— una enfermedad que afecta a seres humanos.

“Sería el logro más emocionante y gratificante de mi vida”, le dijo Carter a The Associated Press en 2016. Incluso después de que ya se encontraba en cuidados paliativos en su hogar en febrero de 2023, sus asistentes dijeron que el exmandatario pedía actualizaciones sobre la dracunculosis.

Carter murió el domingo a los 100 años.

Gracias a los esfuerzos de los Carter, los gusanos que afectaban a aproximadamente 3,5 millones de personas en 20 países africanos y asiáticos cuando el centro lanzó su campaña en 1986 están al borde de la extinción. Sólo se reportaron 14 casos en seres humanos en cuatro naciones africanas en 2023, según el Centro Carter.

La meta de la Organización Mundial de la Salud para la erradicación de los gusanos es 2030. Los líderes del Centro Carter esperan conseguirlo antes.

Eso significó regresar hace poco a Jarweng, en un área remota de Sudán del Sur en el noreste de África. La localidad de 500 habitantes no había visto infecciones por gusano de Guinea desde 2014, hasta que Nyingong Aguek y sus dos hijos bebieron agua estancada durante un viaje en 2022. Una cuarta persona también se infectó.

“Que te saquen el gusano es más doloroso que dar a luz”, se lamentó Aguek, al señalar las cicatrices donde surgieron cuatro nematodos de su pierna izquierda.

Personal del centro y voluntarios fueron de casa en casa para distribuir filtros de agua y enseñar a las personas a inspeccionar a los perros, que también pueden ser portadores del parásito.

“Si alguien está afectado, El Centro Carter ayudará”, dijo el aldeano Mathew Manyiel mientras escuchaba una sesión de entrenamiento y revisaba a su perro para ver si tenía síntomas.

Un plan audaz

A mediados de la década de 1980, las agencias de salud globales estaban ocupadas en otras cosas y en gran medida los jefes de Estado pasaban por alto la enfermedad que afligía a millones de sus ciudadanos. Carter aún estaba definiendo cuál sería la misión del centro cuando expertos en salud pública que habían trabajado en su gobierno se acercaron a él con un plan para erradicar la dolencia.

Sólo habían pasado unos pocos años desde que la OMS declaró, en 1979, que la viruela era la primera enfermedad que afectaba a seres humanos que había sido erradicada en todo el mundo. La dracunculosis, expusieron los expertos a Carter, podría convertirse en la segunda.

“El presidente Carter, con antecedentes políticos, podía hacer mucho más en materia de salud global de lo que nosotros podíamos hacer solos”, dijo el doctor William Foege, quien dirigió el programa de erradicación de la viruela de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos —y a los CDC— antes de convertirse en el primer director ejecutivo del Centro Carter.

Aquellos que trabajaron estrechamente con Carter sospechan que el costo de la dracunculosis sobre los agricultores africanos pobres conmovió al expresidente, quien cuando era niño vivió en una granja de Georgia sin electricidad ni agua corriente.

“Nadie hacía nada al respecto, y era una enfermedad espectacularmente terrible”, dijo el doctor Donald Hopkins, un arquitecto de la campaña, que encabezó los programas de salud del centro hasta 2015. “Él podía compadecerse de todos estos agricultores que estaban demasiado incapacitados a consecuencia de la enfermedad del gusano de Guinea para poder trabajar”.

Eliminar otras enfermedades

No existe una vacuna que prevenga las infecciones por gusano de Guinea ni medicamentos que eliminen a los parásitos. El tratamiento ha cambiado poco desde la antigua Grecia: cuando los nematodos emergen son enrollados con cuidado alrededor de un palillo para sacarlos lentamente a través de la piel. Extraer a un gusano entero sin romperlo puede requerir semanas.

Así que, en lugar de grandes avances científicos, esta campaña se ha basado en persuadir a millones de personas para que modifiquen conductas básicas.

Trabajadores del centro y los gobiernos anfitriones capacitaron a voluntarios para enseñar a sus vecinos a filtrar el agua a través de mallas de tela, lo que elimina las diminutas pulgas que transportan las larvas. Los aldeanos aprendieron a estar atentos y reportar casos nuevos —a menudo a cambio de recompensas de 100 dólares o más—, pues era indispensable evitar que las personas y los perros infectados contaminaran las fuentes de agua.

El objetivo era interrumpir el ciclo de vida del gusano —y, por lo tanto, eliminar al parásito mismo— en cada comunidad donde era endémico, y finalmente exterminarlo.

La campaña se convirtió en un modelo para enfrentar una gama más amplia de enfermedades tropicales desatendidas que afectan a personas empobrecidas con acceso limitado al agua potable, instalaciones sanitarias y atención médica. Al ampliar su misión de salud pública, el centro ha proporcionado capacitación, equipos y medicamentos que ayudaron a 22 países a eliminar al menos una enfermedad dentro de sus fronteras.

Mali se convirtió en el más reciente en mayo de 2023, cuando la OMS confirmó que había acabado con el tracoma, una infección ocular que causa ceguera. Haití y la República Dominicana trabajan para eliminar la malaria y la filariasis linfática transmitida por mosquitos para 2030. Países de África y de América buscan poner fin a la oncocercosis o ceguera de los ríos para 2035.

Una misión personal

Que un expresidente de Estados Unidos encabezara la iniciativa le trajo grandes ventajas a una organización sin fines de lucro que dependía de donantes privados para financiar sus iniciativas.

La recaudación de fondos por parte de Carter permitió al centro invertir 500 millones de dólares en la lucha contra el gusano de Guinea. Convenció a los fabricantes a que donaran larvicida, así como tela de nailon y pajillas fabricadas especialmente para filtrar el agua. A menudo, sus visitas a las aldeas afectadas atrajeron la cobertura de los medios, lo que generó conciencia a nivel mundial.

“Fue a muchas de las localidades donde la gente estaba afectada”, dijo el doctor William Brieger, profesor de salud internacional en la Universidad Johns Hopkins, quien pasó 25 años en África. “El tipo de atención que él atraía por ir a los lugares y destacar la difícil situación de las personas que sufrían, creo que eso marcó una diferencia importante”.

Carter vio la enfermedad de cerca por primera vez en 1988, cuando visitó un pueblo de Ghana donde casi 350 personas tenían gusanos que les atravesaban la piel. Se acercó a una mujer joven que parecía tener un bebé en brazos.

“Pero no había ningún bebé”, escribió Carter en su libro “A Call to Action” de 2014. “Más bien, se sostenía el seno derecho, que medía casi 30 centímetros (1 pie) de largo y tenía un gusano saliendo del pezón”.

Carter utilizó su posición destacada para convencer a otros líderes a que desempeñaran papeles más relevantes. Algunos jefes de Estado se volvieron competitivos, alentados por las gráficas y boletines del centro que mostraban cuáles países hacían progresos y cuáles se quedaban atrás.

Gusanos en zona de guerra

En 1995, Carter intervino cuando una guerra civil en el sur de Sudán hizo que fuera demasiado peligroso para los trabajadores llegar a cientos de puntos cruciales. El alto al fuego que negoció permitió al centro y a otros distribuir 200.000 filtros de agua y descubrir más aldeas donde el parásito era endémico.

Los esfuerzos de Carter no sólo detuvieron los contagios en gran parte de lo que se convirtió en Sudán del Sur, sino que también generaron confianza entre las comunidades, lo que resultó en un “dividendo de paz importante”, dijo Makoy Samuel Yibi, director de erradicación del gusano de Guinea de la joven nación.

En 1993, Pakistán se convirtió en el primer país endémico en eliminar los casos en personas. Pronto lo siguió India. Para 1997 ya no había casos de la enfermedad en Asia, y para 2003, los casos reportados en todo el mundo habían bajado a 32.000, una reducción del 99% en menos de dos décadas.

Algunos reveses frustraban a Carter. Al visitar un hospital repleto de niños y adultos afectados en medio de un rebrote en Ghana en 2007, Carter dejó entrever públicamente que tal vez a la enfermedad se le debería cambiar el nombre a “gusano de Ghana”.

“Ghana estaba profundamente avergonzada”, señaló Hopkins.

Menos de tres años después, el país africano puso fin a los contagios. Aún más inspirador: Nigeria, que alguna vez tuvo la mayor cantidad de casos en el mundo, alcanzó las cero infecciones en 2009.

“Eso fue un revelación impactante”, dijo Hopkins. “Fue importante en toda África; en toda la campaña mundial”.

Hasta el último gusano

Incluso después de que le diagnosticaran cáncer en el cerebro, Carter se mantuvo enfocado: “Me gustaría que el último gusano de Guinea muriera antes que yo”, les dijo a periodistas en 2015.

A pesar de la disminución de los casos, el éxito total ha resultado esquivo.

Inundaciones históricas y años de guerra civil han obligado a desplazarse a millones de personas que carecen de agua potable en África central. De los 13 casos totales reportados en 2023, nueve ocurrieron en Chad, donde las infecciones en perros han hecho que los gusanos sean más difíciles de eliminar.

“Estos son los lugares más desafiantes del planeta Tierra para operar”, manifestó Adam Weiss, quien ha dirigido la campaña desde 2018. “Se necesitan ojos y oídos en el terreno todos los días”.

La campaña aún depende de unos 30.000 voluntarios repartidos en aproximadamente 9.000 aldeas. Mantenerse alerta puede ser difícil ahora que los casos son tan raros, agregó.

“Aún quiero pensar que superaremos el cronograma”, dijo Weiss sobre la meta de erradicarlo para el 2030. “El Centro Carter está comprometido con esto, obviamente, pase lo que pase”.

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Esta historia fue actualizada para mostrar que hubo 14 casos de dracunculosis en seres humanos reportados en cuatro naciones africanas en 2023, según el Centro Carter.

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Bynum informó desde Savannah, Georgia.

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