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MSF y el IECAH denuncian que la pasividad global en Sudán y Gaza refleja "el desprecio por la vida humana"

En Sudán se ha instaurado el "olvido deliberado" en un conflicto de una "violencia extrema" que no tiene visos de menguar en 2025, alerta el IECAH

Las instalaciones médicas son "cada vez más" víctimas de guerra, ya sea como parte de una "estrategia deliberada" o por "negligencia temeraria", explica MSF

MADRID, 3 (EUROPA PRESS)

Médicos sin Fronteras (MSF) y el Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH) han denunciado que la inacción internacional frente a las dos grandes crisis humanitarias del momento, las de Sudán y Gaza, con millones de desplazados y miles de muertes, son un reflejo "del desprecio por la vida humana".

Se trata de una de las conclusiones del informe presentado este martes por MSF e IECAH. 'La acción humanitaria en 2023-2024: Sudán y Gaza, muestra de la inacción internacional' discurre acerca del fracaso en la protección de la población civil, la impunidad para cometer flagrantes violaciones contra los derechos más básicos y las dificultades a las que se enfrentan los trabajadores humanitarios.

"Ambas crisis reflejan el desprecio por la vida humana y el desmoronamiento del orden internacional basado en reglas", ha explicado Jesús A. Núñez, codirector del IECAH, quien ha puesto el foco en la "impunidad" que permite a Israel seguir matando en Gaza y a la "falta de acción" internacional en Sudán.

"Estamos en un contexto internacional con un panorama realmente oscurecido. Hay 56 conflictos activos, la cifra más alta desde la II Guerra Mundial, con 92 países involucrados en conflictos que se desarrollan más allá de su fronteras", ha enumerado Núñez durante la presentación del informe en Madrid.

Un "colapso" del orden internacional basado en normas, ha explicado Núñez, con la novedad de que no son ya sólo los Estados "rebeldes" quienes ponen en cuestión este sistema, sino los propios países que se consideran garantes, como Estados Unidos, donde está por ver qué impacto tiene la vuelta de Donald Trump.

En ese sentido, ha defendido la necesidad de reforzar y apoyar foros internacionales como Naciones Unidas, que "por muy imperfecto" que pueda ser su margen de maniobra, sin ellas, "volveríamos a la ley de la selva".

En paralelo a estas dos crisis sin precedentes --con 11,8 millones de desplazados en Sudán e Israel cometiendo "una masacre sin paliativos"-- sigue creciendo la inestabilidad y la violencia en otras regiones, lo que explica así los grandes flujos migratorios de nuestro tiempo.

La cantidad de personas que se han visto forzadas a dejar sus hogares por la violencia y los conflictos armados ha alcanzado registros de récord en 2023, con más de 122 millones de migrantes y se espera que ya este año sea de 130 millones.

La respuesta global ha sido la aplicación de políticas migratorias mucho más restrictivas, en las que no solo están siendo erosionados los derechos humanitarios más elementales de estas personas, sino que además tanto ellas como las organizaciones que las asisten están siendo criminalizadas.

El mar Mediterráneo y el Tapón del Darién, unos 17.000 kilómetros cuadrados de frondosa selva que sirve de frontera natural entre Panamá y Venezuela, continúan siendo las rutas más peligrosas para los migrantes y con mayores desafíos para las organizaciones humanitarias.

INSTALACIONES MÉDICAS, OTRO OBJETIVO DE LOS ATAQUES

El informe detalla que ambos conflictos, al igual que la guerra de Ucrania, comparten el hecho de que las instalaciones médicas y los trabajadores sanitarios que trabajan sobre el terreno están siendo blanco también de los ataques de las partes en conflicto. Una dinámica que vienen en aumento desde 2023.

En la Franja de Gaza, la destrucción de la infraestructura sanitaria ha alcanzado "niveles catastróficos", con 33 de los 36 hospitales del enclave palestino destruidos total o parcialmente, quedando inhabilitados 19 de ellos.

Sobre el terreno, la coordinadora de emergencias de MSF en la Franja de Gaza, Myriam Laroussi, ha denunciado que "ya no quedan sitios seguros" en el enclave palestino y desde hace más de dos meses no hay distribución diaria de alimentos. "Tenemos que ser creativos para da una atención médica básica, debido a la falta de medicamentos y suministros", ha relatado

"Los bombardeos caen día y noche", los israelíes "utilizan las alertas de evacuación sabiendo que la población no tiene a donde ir" y "los ataques no son selectivos". "Los civiles y los trabajadores humanitarios no sabemos si nos caerá una bomba cuando nos desplazamos", ha contado Laroussi.

Núñez ha ahondado en esta particularidad de los ataques israelíes y ha destacado que la violencia va dirigida de manera "explícita" contra la población civil, los periodistas y los trabajadores humanitarios. "El objetivo es hacer ver a los palestinos que la vida allí no es posible y que solo queda la alternativa de salir", ha dicho.

Mientras, en Sudán, medio centenares de trabajadores sanitarios han muerto desde 2023, se saquean y destruyen infraestructuras. MFS ha cifrado en 60 los incidentes de violencia contra su personal e instalaciones.

"En Sudán tenemos una guerra con una violencia extrema, con las partes en conflicto sin distinguir entre civiles y militares, con ataques a mercados y campos de desplazados", ha contado Esperanza Santos, coordinadora de emergencia de MSF en ese país con el 80 por ciento de sus instalaciones médicas inhabilitadas.

Santos ha apelado a las partes en conflicto, así como a los gobiernos extranjeros con especial influencia en la región que garanticen la protección de la población civil y de los trabajadores humanitarios.

Por su parte, la directora general de MSF, Raquel Ayora ha denunciado que "cada vez más, la asistencia sanitaria es una de las víctimas de la guerra, con efectos devastadores para la población civil. Ya sea porque forma parte de una estrategia deliberada de guerra o porque responde a una negligencia temeraria".

"Atacar a los hospitales y a los trabajadores médicos es una línea roja inaceptable", ha enfatizado.

DÉFICIT HISTÓRICO EN LA FINANCIACIÓN HUMANITARIA

La demanda récord de financiación humanitaria en 2023 --unos 57.300 millones de dólares, en cifras de Naciones Unidas-- ha sido respondido con un déficit histórico que es un reflejo, según el IECAH, de "un sistema que no logra adaptarse al crecimiento de las necesidades" y la "lenta diversificación" de donantes.

Asimismo, "la financiación se centra en la asistencia y apenas aborda la protección de las poblaciones afectadas", ha alertado el codirector del IECAH, Francisco Rey.

Por primera vez desde el 2015, los fondos que han llegado tras las demandas de Naciones Unidas han disminuido y sólo han cubierto el 45 por ciento, quedándose en 43.200 millones de dólares. Cerca de dos terceras partes de los 45 llamamientos de la ONU a penas han recibido la mitad, e incluso menos, de los que se necesita.

Ucrania ha sido el principal receptor, seguido de Siria, Yemen, Afganistán y Palestina, que ha experimentado un crecimiento de hasta el 182 por ciento tras el inicio de la ofensiva militar israelí sobre la Franja de Gaza. El sexto es Sudán, que no ha recibido ni la mitad de los fondos requeridos.

En el caso del apoyo de España, si bien limitado, ha crecido cerca de un 35 por ciento con respecto a 2022, con un total de 213,55 millones de euros, teniendo como principales receptores las regiones de Oriente Próximo y África Subsahariana

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