MADRID, 26 (EUROPA PRESS)
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"Frente a aquellos que afirman la transmisión intergeneracional de los pecados de los antepasados, apoyándonos en la Palabra de Dios, queremos afirmar que a nadie puede imputársele pecados ajenos ni se le debe hacer responsable de los pecados de generaciones anteriores, sino que cada uno es responsable de su propia vida y de sus propios pecados", subrayan los obispos de la Comisión para la Doctrina de la Fe de la Conferencia Episcopal Española (CEE), en la nota, publicada este martes y recogida por Europa Press.
El texto, que lleva por título 'Su misericordia se extiende de generación en generación', fue aprobado por la Comisión Permanente de la CEE en su reunión de septiembre y nace de la preocupación de los obispos por la praxis de la conocida como 'sanación intergeneracional' o 'sanación del árbol genealógico'.
Según explican los prelados, en los últimos años se ha detectado en algunas diócesis españolas, especialmente en el ámbito de oraciones y retiros organizados por nuevos movimientos religiosos de carácter carismático, la realización de esta práctica descrita en las "controvertidas" obras de varios autores que establecen nexos entre la psicología, la medicina terapéutica y la espiritualidad, como el médico terapeuta y misionero anglicano Kenneth McAll, el religioso claretiano John Hampsch y el sacerdote católico de la Sociedad de San José, Robert DeGrandis.
Estos autores, según se lee en la nota de la CEE, defienden que "pecados cometidos por antepasados del árbol genealógico, que quedaron sin perdonar en vida de quienes los cometieron, serían la causa de enfermedades físicas y psíquicas de sus descendientes" y proponen para curarlas identificar el pecado en el propio árbol genealógico, practicar oración de intercesión, exorcismos y la celebración de una eucaristía.
Según los obispos, aunque esta práctica se realiza "con la mejor intención y con el deseo de aliviar el sufrimiento de las personas", resulta "un sincretismo de apariencia católica con aspectos que incumben de manera explícita o implícita a cuestiones de escatología, particularmente la doctrina del purgatorio y la retribución; de eclesiología, en lo que respecta la comunión de los santos, vivos y difuntos, en el cuerpo de Cristo; de antropología, pues elimina la responsabilidad personal en el pecado y la libertad del ser humano, afectando a su relación con Dios; y de la teología de los sacramentos, especialmente de la comprensión de la eucaristía y del bautismo".
Los prelados aclaran en su nota que "el único pecado que se hereda de generación en generación es el pecado original, que no tiene carácter de culpa personal ni su castigo pasa a la siguiente generación".