SANTANDER, 26 (EUROPA PRESS)
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Esta muestra se enmarca en la serie de exposiciones que el museo organiza, por sexto año consecutivo, sobre el arte rupestre de diferentes partes del mundo y, en esta ocasión, trasladará al público hasta el oriente de Bolivia, la región de la Chiquitania en el municipio de Roboré (Departamento de Santa Cruz).
En esta zona boliviana conocida por sus iglesias jesuíticas, declaradas Patrimonio Mundial por UNESCO, se han identificado hasta la fecha unos cien sitios con arte rupestre, mayoritariamente con pinturas, aunque también existen grabados.
Se trata de sitios, desconocidos por el gran público, que fueron ocupados desde hace 5.000 años de manera estacional, cerca de pozos o cascadas de agua. Las diferentes etnias de la zona durante miles de años han ido dejando su testimonio en estas escenas y composiciones.
Mayoritariamente son pinturas de color rojo, con frecuentes superposiciones, que se agrupan en dos tradiciones diferentes: por un lado, representaciones geométricas o abstractas (puntos, líneas, redes, rombos, círculos, etcétera) y, por el otro, escenas de la vida diaria (caza, guerra, danza, familias...) con figuras esquemáticas o naturalistas de personas.
También, se observan manos, una gran diversidad de figuras zoomorfas, algunos árboles y otros vegetales.
Según ha explicado el Museo de Altamira, esta exposición plantea una llamada de atención sobre la fragilidad del arte rupestre y la importancia de su conservación. Las amenazas son numerosas: a las características de la roca, los pigmentos y la acción del medio ambiente (flujos de agua, influencia de plantas y animales y otros), se suman los incendios, provocados por fuertes intereses económicos, y los grafitis de visitantes.
Para luchar contra todos estos retos, los investigadores están promoviendo campañas educativas entre la población local, se ha publicado un libro sobre arqueología y arte rupestre de Roboré en español e inglés y se han iniciado programas formativos de capacitación de guías.
El objetivo es sensibilizar a la población y los visitantes para garantizar la conservación de este frágil arte.
La exposición está comisariada por Matthias Strecker, Freddy Taboada y Pilar Lima, miembros de la Sociedad de Investigación del Arte Rupestre de Bolivia (SIARB), quien está realizando un proyecto con registro y documentación de sitios, prospección y excavaciones arqueológicas, diagnóstico y medidas de conservación desde 2020.
También se ha recibido apoyo de la Fundación Gerda Henkel (Alemania), de la Embajada de Suiza y Solidar Suisse.
RIQUEZA Y VARIEDAD DEL ARTE RUPESTRE
Este es el sexto año consecutivo en el que el Museo de Altamira muestra en su programa expositivo sitios con arte rupestre desconocidos para el público. Esta iniciativa busca difundir la riqueza y variedad de esta expresión artística que se extiende a lo largo de 40.000 años sin interrupciones y por todo el planeta.
UNESCO contabiliza casi un millar de lugares con arte rupestre, de los cuales, los más representativos están declarados Patrimonio Mundial. En exposiciones anteriores, el Museo ha presentado el arte rupestre en UkhahlambaDrakensberg (África), Quebrada de Humahuaca (Argentina), Bajo Pecos (México-Estados Unidos), India y archipiélago de Palaos (Océano Pacífico).