KIEV, Ucrania (AP) — Cuando los tanques rusos entraron en Ucrania en febrero de 2022, la opinión generalizada era que la capital, Kiev, caería pronto y que el resto del país no duraría mucho frente a un enemigo mucho mayor.
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En cambio, fue esa idea la que se derrumbó con rapidez. El ejército ucraniano demostró que podía frenar el avance de las fuerzas rusas y, si no expulsarlas completamente, al menos postergar la derrota si contaba con suficiente apoyo de Occidente.
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Pero casi tres años después, la perspectiva vuelve a ser sombría. Rusia gasta enormes cantidades de armamento y vidas humanas para ganar territorio de forma lenta pero constante, y ya controla casi una quinta parte de Ucrania. Ucrania, mientras tanto, lucha por minimizar pérdidas, mantener la moral y convencer a los aliados de que, con más ayuda militar, puede cambiar el curso de la guerra.
A medida que esta brutal guerra de desgaste avanza hacia su día milésimo, ninguna de las partes parece ansiosa por negociar. El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha dicho que podría terminar rápidamente la guerra, aunque no está claro cómo o a favor de quién podría inclinar la balanza.
Este contexto parece estar impulsando la estrategia de Rusia en el este de Ucrania, según Phillips O’Brien, profesor de estudios estratégicos en la Universidad de St. Andrews, Escocia. Trump podría intentar forzar el fin de la guerra deteniendo el suministro de armas a Ucrania, dijo.
“Si Trump corta la ayuda a Ucrania y un alto al fuego lleva a un conflicto congelado, Rusia quiere asegurar tanto territorio como pueda ahora”, dijo O’Brien.
Para Ucrania, la clave de cualquier alto al fuego serían garantías de Occidente de que no permitirá que Rusia vuelva a invadir en el futuro. De lo contrario, indicó O’Brien, “un alto al fuego es una receta para la constante inestabilidad en Europa”.
En el primer año de la guerra, Ucrania perdió enormes cantidades de territorio, pero también logró victorias notables. Resistió a un adversario mucho mayor con superioridad aérea para sobrevivir como país independiente, y recuperó algo de terreno a través de contraofensivas audaces, lo que dio al país y a sus ricos aliados la confianza para mantenerse en la lucha.
En el segundo año, que estuvo marcado por la devastadora pérdida de Bájmut por parte de Ucrania y su fallida contraofensiva, los ejércitos básicamente lucharon hasta un punto muerto a lo largo de un frente de 1.000 kilómetros (620 millas). Hacia el final de ese año, el Congreso de Estados Unidos retrasó la aprobación de un paquete de ayuda de 61.000 millones de dólares para armas, además de asistencia económica y humanitaria.
Conforme disminuían las reservas de munición de Ucrania, su perspectiva empeoró de forma significativa al comenzar el tercer año de la guerra. En febrero de 2024, la ciudad de Avdiivka cayó después de meses de ataques aéreos por parte de Rusia, que utilizó bombas soviéticas altamente destructivas equipadas con sistemas de navegación.
La caída de Avdiivka creó una gran brecha en las defensas de Ucrania. Cuando Rusia emprendió después un asalto en la ciudad nororiental de Járkiv, las tropas ucranianas se vieron aún más puestas a prueba.
Ucrania tuvo un momento de ánimo en agosto, cuando lanzó una incursión sorpresa en Rusia. Tomó, y aún mantiene, cientos de kilómetros cuadrados en la región de Kursk. Aunque esto podría ser una pieza importante en cualquier negociación de alto al fuego, no ha impedido que las fuerzas rusas tomen más terreno en el este de Ucrania.
“Los rusos han pagado un precio muy alto para seguir avanzando, pero están dispuestos a pagar ese precio en vidas para ganar unos pocos metros más de territorio cada día”, dijo Justin Crump, jefe de la firma británica de asesoría estratégica Sibylline.
Decenas de miles de soldados de ambos países han muerto desde el inicio de la guerra en 2022, según estimaciones, y la ONU dice que al menos 11.700 civiles ucranianos han muerto.
Aunque la cantidad de territorio que ha ganado Rusia en 2024, aproximadamente 2.455 kilómetros cuadrados (948 millas cuadradas), equivale a menos del 1% del territorio de Ucrania antes de la guerra, está teniendo un impacto psicológico.
Ucrania está en retirada y “hemos vuelto a un período que recuerda a los primeros meses de la guerra”, dijo Mykola Bielieskov, analista del Centro de Iniciativas CBA en Kiev. “Esto fortalece la posición de Rusia, no tanto militarmente, sino en términos de moral”.
Para mantener su máquina de guerra en funcionamiento, Rusia, al igual que Ucrania, ha recurrido a aliados en busca de ayuda.
Irán suministra a Rusia drones y posiblemente misiles, y Corea del Norte ha enviado munición e incluso tropas, que han sido desplegadas en la región rusa de Kursk.
El presidente ruso, Vladímir Putin, afirmó este año que 700.000 de sus tropas están luchando en Ucrania. Los analistas dicen que Putin necesitaría una fuerza mucho mayor para acelerar el avance de Rusia, pero es poco probable que movilice más soldados porque eso podría provocar descontento interno.
La posición de Ucrania en Kursk es otro factor complicado para Putin, y podría usarse como pieza de cambio en cualquier futura negociación de alto al fuego.
El capitán Yevhen Karas, un comandante ucraniano en Kursk, dijo que los combates dentro de Rusia son muy dinámicos, pero cree que serán efectivos para desviar la atención y los recursos de Rusia.
“Incluso un frente que retrocede lentamente agota significativamente al enemigo”, dijo Karas. Ucrania ha pedido a Occidente misiles de mayor alcance y su autorización para disparar a bases aéreas en el interior del territorio ruso. Pero sus aliados se han resistido hasta ahora, recelosos de escalar las tensiones con Rusia, un país con armas nucleares.
Estados Unidos ha proporcionado más de 64.000 millones de dólares en ayuda militar a Ucrania desde que comenzó la guerra hace 1.000 días. A los soldados les preocupa qué ocurriría sin apoyo estadounidense continuado.
“La valentía, el heroísmo y el espíritu no bastan por sí solos”, dijo un soldado ucraniano en la región oriental de Donetsk que habló bajo condición de anonimato, de acuerdo con las reglas militares. El soldado estimó que donde está desplegado, la infantería rusa supera en número a las tropas ucranianas 10 a 1.
A medida que la guerra se prolonga y el número de muertos aumenta, sustituir tropas se ha vuelto cada vez más difícil para el presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskyy.
La dirección que tome la guerra a continuación dependerá en gran medida de cómo juegue sus cartas el próximo gobierno de Trump.
Trump, quien ha alardeado de su buena relación con Putin y llamó al líder ruso “bastante inteligente” por invadir Ucrania, ha criticado repetidamente el respaldo estadounidense a Ucrania.
Durante su único debate de campaña con la vicepresidenta Kamala Harris, Trump se negó dos veces a responder directamente una pregunta sobre si quería que Ucrania ganara, lo que generó preocupaciones de que Kiev podría verse obligado a aceptar términos desfavorables en cualquier negociación.
Sin garantías de seguridad de Occidente, Ucrania podría verse vulnerable a futuras agresiones rusas. Los analistas dicen que un alto al fuego basado en el estado actual del campo de batalla establecería un precedente peligroso, implicando que las fronteras de Europa pueden modificarse a través de la acción militar, algo que no ha ocurrido desde la Segunda Guerra Mundial.
“Esto también tendría mucha tracción en países como China, India y otros”, dijo Richard Connolly, un experto en Rusia del Royal United Services Institute en Londres. “Podrían presentar eso como una derrota estratégica no solo para Ucrania, sino también para Occidente”.
A medida que se acerca otro invierno de guerra, los soldados ucranianos dicen que siguen resueltos.
“Estamos firmes, dándolo todo y no nos rendiremos”, dijo un jefe de batallón en la región sureña de Zaporiyia. “Lo más importante ahora es no perder más terreno”.
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El periodista de Associated Press Volodymyr Yurchuk contribuyó a este despacho.
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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.