BAKÚ, Azerbaiyán (AP) — Más de una veintena de líderes mundiales intervinieron el miércoles en la conferencia anual sobre el clima de Naciones Unidas, donde muchas naciones contaron de primera mano su experiencia con las catastróficas condiciones meteorológicas provocadas por el cambio climático.
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Uno detrás de otro, los mandatarios relataron distintos desastres climáticos, cada uno de los cuales parecía superar al anterior. El primer ministro de Granada, Dickon Mitchell, indicó que, a principios de año, una sequía de 15 meses dio paso al huracán Beryl de categoría 5.
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“En este preciso momento, mientras estoy aquí una vez más, mi isla ha sido devastada por inundaciones repentinas, deslaves y potentes aguaceros, todo en cuestión de un par de horas”, indicó Mitchell. “Puede que hoy sean los pequeños estados insulares en vías de desarrollo. Mañana será España, Al día siguiente, será Florida. Es el mismo planeta".
El primer ministro de Granada no fue el único dirigente de una pequeña nación insular en pronunciar un discurso combativo.
Su homólogo de las Bahamas, Philip Edward Davis, advirtió que “serán nuestros hijos y nietos quienes soporten la carga, con sus sueños reducidos a recuerdos de lo que podría haber sido”.
“No aceptamos, no podemos aceptar, que nuestra supervivencia sea simplemente una opción”, añadió.
Gaston Browne, primer ministro de Antigua y Barbuda, destacó la “moralidad invertida” de los grandes emisores, que no asumen la responsabilidad del impacto que causan en naciones que tienen más que perder. Afirmó que las naciones altamente contaminantes están “quemando deliberadamente el planeta”.
Las antiguas promesas de ayuda financiera no se cumplieron durante mucho tiempo, por lo que las pequeñas naciones insulares tendrán que buscar justicia y compensación en las cortes internacionales, afirmó.
La presidenta de las Islas Marshall, Hilda Heine, aseveró que la crisis climática era “la amenaza de seguridad más apremiante” que enfrenta su país, pero indicó que cree que el proceso del acuerdo climático de París —donde los países acordaron limitar el calentamiento global a 1,5 grados Celsius (2,7 grados Fahrenheit) desde tiempos preindustriales— es resistente.
Por su parte, el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, aprovechó la ocasión para alinear a su país con la situación de los pequeños estados insulares en vías de desarrollo en un discurso en el que criticó a las naciones desarrolladas, en particular a Francia y Holanda, por su pasado colonial.
Describió los daños causados por el colonialismo, que persisten hoy en día. La pérdida de biodiversidad, el aumento del nivel del mar y el clima extremo azotan a comunidades que a menudo son “brutalmente reprimidas”, dijo.
Estados Unidos también intentó mostrar simpatía por los lugares más azotados.
“¿Aseguramos la prosperidad para nuestros países o condenamos a los más vulnerables a desastres climáticos inimaginables?”, dijo John Podesta, enviado jefe de Estados Unidos para el clima. “Las comunidades vulnerables no sólo necesitan ambición. Necesitan acción.”
Los países europeos también advirtieron de la catástrofe climática en su continente.
“En el último año, las inundaciones catastróficas en España, Bosnia y Herzegovina, así como en el sur de Croacia, han puesto de manifiesto el devastador impacto del aumento de las temperaturas”, dijo el primer ministro de Croacia, Andrej Plenkovic. “El Mediterráneo, una de las regiones más vulnerables, pide acciones urgentes”.
Su homólogo albano, Edi Rama, se mostró consternado por la falta de acción y voluntad política y por el hecho de que los mandatarios de muchas naciones no acudan a una cumbre sobre clima en un momento en que eventos meteorológicos extremos azotan cada vez más fuerte y con mayor frecuencia. Frustrado por la palabrería de otros mandatarios, Rama lamentó que “la vida continúe con viejos hábitos” y que todos los discursos llenos de buenas intenciones no cambien nada.
“Lo que está sucediendo en Europa y en todo el mundo hoy no deja mucho espacio para el optimismo, aunque el optimismo es la única forma de supervivencia”, manifestó Rama.
El primer ministro de Grecia, Kyriakos Mitsotakis, señaló que Europa y el mundo tienen que ser “más honestos” acerca de los compromisos necesarios para mantener la temperatura global en niveles bajos.
“Necesitamos hacer preguntas difíciles sobre un camino que avanza muy rápido, a expensas de nuestra competitividad, y un camino que avanza mucho más lento, pero permite que nuestra industria se adapte y prospere”, comentó. Su país se vio azotado este verano por sucesivas olas de calor luego de tres años de precipitaciones por debajo del promedio. La situación de este año incluyó cortes de agua, lagos secos y la muerte de caballos salvajes.
El ministro de Medio Ambiente de Irlanda, Eamon Ryan, canalizó algo de esperanza, diciendo que el acuerdo climático de París de 2015 “todavía vive” y que los países que se retiran se darán cuenta de que se están quedando atrás a medida que otros avanzan y ven beneficios económicos.
Los negociadores buscan concretar un acuerdo sobre cuánto dinero, y de qué forma, los países desarrollados se comprometerán para colaborar en la adaptación al cambio climático y la transición a energías limpias para las naciones en vías de desarrollo.
El miércoles por la mañana se hizo público un borrador inicial de cómo podría ser ese pacto final, pero aún incluía múltiples opciones que los negociadores abordarán para alcanzar un consenso antes de que finalice la cumbre climática.
David Waskow, director de acción climática internacional en el World Resources Institute, afirmó que el borrador de 34 páginas refleja “todas las opciones sobre la mesa”.
“Los negociadores necesitan trabajar ahora para reducirlo a algunas decisiones clave” que se puedan trabajar en la segunda mitad de la conferencia, afirmó.
El último borrador “incorpora algunas demandas nuevas”, como la solicitud de uno de los bloques negociadores más grandes —el G77 más China— de 1,3 billones de dólares en financiación climática, dijo Avantika Goswami, analista de políticas climáticas del Centro de Ciencia y Medio Ambiente de Nueva Delhi.
“Los países en vías de desarrollo han dejado claro que se debe establecer una meta provisional para responsabilizar a los gobiernos de los países desarrollados”, apuntó.
En una referencia velada a China, la enviada de clima de Alemania, Jennifer Morgan, dijo que todos los países contaminantes deberían hacer contribuciones a los fondos climáticos, uno de los temas más controvertidos que se debaten en la cumbre climática que se celebra en Bakú este año.
“Hay países que han sido exitosos y prósperos en los últimos años desde 1992, y ellos también pueden hacer una gran contribución para conseguir fondos para los países en vías de desarrollo”, dijo.
Argentina se retiró de las conversaciones sobre el clima el miércoles por orden de su presidente, el escéptico del clima Javier Milei, como informó por primera vez Climatica. El gobierno argentino no respondió a las solicitudes de comentarios de The Associated Press.
Los activistas climáticos señalaron la decisión era lamentable.
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La periodista de The Associated Press Dorany Pineda en Los Ángeles contribuyó a este despacho.
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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.