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Uruguay va a unas elecciones donde la izquierda, que gobernó 15 años, se juega su regreso al poder

MONTEVIDEO (AP) — Uruguay celebra el domingo unas elecciones generales en las que deberá elegir entre la permanencia de la coalición encabezada por el Partido Nacional, del carismático mandatario actual Luis Lacalle Pou, o la vuelta al poder de la izquierda, que perdió en 2019 su hegemonía tras gobernar durante quince años consecutivos.

A diferencia de campañas anteriores, la carrera electoral estuvo marcada por una apatía de los votantes y mínimos niveles de participación ciudadana en las primarias sobre los candidatos de cada partido.

Once fuerzas políticas aspiran a la contienda electoral, donde además de elegir al presidente y vicepresidente que gobernarán el país por los próximos cinco años, los uruguayos también decidirán cómo se conformará el Congreso.

Las encuestas indican que, una vez más, la disputa mantendrá la habitual polarización entre el izquierdista Frente Amplio, fórmula encabezada por Yamandú Orsi que lleva la ventaja, y el oficialista Partido Nacional, representado por Álvaro Delgado, delfín del actual presidente Lacalle Pou.

Si ninguno logra la mitad más uno de los votos, habrá segunda vuelta, que se celebrará el 24 de noviembre y en la que triunfará la candidatura que obtenga la mayoría simple.

Ante las muestras de indiferencia del electorado, ambos candidatos buscan rellenar los huecos dejados por los grandes líderes que han marcado la política del país en las últimas décadas.

Orsi, de 57 años, pretende devolver el poder al Frente Amplio y ser la renovación de una coalición históricamente liderada por el dos veces presidente Tabaré Vázquez, fallecido en 2020, y José “Pepe” Mujica, actualmente retirado del escenario político y quien enfrenta graves problemas de salud.

El izquierdista lidera todos los sondeos con más de un 40% de la intención de voto y una ventaja de más de 15 puntos frente a su inmediato rival oficialista.

Delgado, por su parte, aparece en segundo lugar con entre el 20% y 24% de los apoyos, tras una tímida campaña que no fue suficiente para acaparar los apoyos de los que goza el presidente Lacalle Pou, quien cuenta con una aceptación superior al 50% pero no puede presentarse a un nuevo mandato ya que la reelección está prohibida.

En tercer lugar aparece el abanderado del conservador Partido Colorado, Andrés Ojeda, con cerca de un 14% de la intención de voto. El mediático abogado, que se presenta como la cara de la “nueva política” de la mano una estrategia poco convencional para la política uruguaya que ha movilizado las redes sociales, se impuso la meta de acariciar el segundo puesto y así entrar al balotaje.

Tanto Orsi como Delgado han centrado sus campañas en prometer mayor crecimiento económico y mejorar la competitividad del país, aunque apuestan por estrategias distintas. Mientras que el abanderado del Frente Amplio relacionó el avance económico del país "con inclusión social”, el aspirante del oficialismo apuesta por la “reelección” del gobierno utilizando las bases que deja el mandato de Lacalle Pou.

Por su parte, Ojeda se define ideológicamente como “pragmático”, con propuestas centradas en la salud mental, el bienestar animal y la universalización de la educación primaria.

Unos 2,7 millones de electores deberán acudir a las urnas en todo el país, donde el voto es secreto y obligatorio. Además de elegir sus futuros representantes, también deben decidir sobre dos plebiscitos que, pese a que tienen temáticas muy distintas, han dividido las aguas en el panorama político y en el electorado.

El voto en las consultas populares no es obligatorio y los ciudadanos deberán decidir sobre si la policía puede hacer allanamientos nocturnos en los hogares y acerca de una reforma de las pensiones que busca restablecer la edad de jubilación en los 60 años y, entre otros puntos, eliminar las administradoras de fondos de pensiones privados.

Estas propuestas se harán efectivas si una o ambas son introducidas en el sobre por más del 50% de los votantes.

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