CIUDAD DE MÉXICO (AP) — El exguerrillero sandinista y general retirado nicaragüense Humberto Ortega Saavedra, feroz crítico de su hermano y actual presidente de Nicaragua en los últimos años, falleció el lunes. Tenía 77 años.
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El Ejército de Nicaragua emitió el lunes un comunicado en la red social X en el que informó sobre el deceso de Ortega, sin entrar en detalles sobre la causa del fallecimiento. En la publicación se le reconoció como fundador del Ejército y por su “ejemplar y patriótico desempeño” como comandante en jefe del Ejército Popular Sandinista.
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Quien fuera considerado el “hombre fuerte” de Nicaragua, se distanció con fuertes críticas de la gestión de su hermano Daniel Ortega en los últimos años, a pesar de que compartieron el poder durante la revolución en la década de 1980. El mandatario lo llamó “traidor” durante un acto público a finales de mayo pasado.
Días antes, la policía había desplegado un cerco alrededor de la casa de Humberto Ortega y lo despojó de sus teléfonos y computadoras. Después, sin confirmar el arresto domiciliario, el gobierno informó que había enviado un equipo médico para dar “atención permanente” a Ortega en su residencia particular por cuestiones de salud.
El disidente y exaspirante presidencial Juan Sebastián Chamorro declaró a The Associated Press desde el exilio que “el legado de Humberto Ortega está intrínsecamente ligado con la guerra”
Chamorro atribuyó el deterioro en la salud de Ortega al arresto domiciliario que le impuso el gobierno de su hermano
“Yo responsabilizo en gran parte la muerte de Humberto al estrés que sufrió en estos últimos meses, cinco meses después de que fue mantenido casa por cárcel e imposibilitado de hacer su trabajo lógico y de escribir y estar comunicado y de poder salir", declaró. "Eso obviamente debilitó más su estado de ánimo y le provocó eventualmente la muerte.”
Ese resguardo se inició después de que Humberto Ortega afirmó en una entrevista que el presidente no tenía sucesores idóneos y que se produciría un “vacío de poder” al momento de su desaparición física.
Las declaraciones públicas del exgeneral, quien había intensificado sus críticas hacia su hermano desde la rebelión de 2018, habrían irritado a Daniel Ortega y a su esposa Rosario Murillo, la poderosa vicepresidenta que según opositores aspiraría a asumir el gobierno de forma inmediata a la muerte de su marido.
Humberto Ortega padecía problemas cardíacos y en octubre de 2022 se le colocó un marcapasos, según se informó en su momento. En la polémica entrevista al medio Infobae, dijo que había tenido “eventos cardiovasculares graves” desde 2018, que se repitieron en meses recientes. Recibía atención regular en el hospital Vivian Pellas (privado) de la capital nicaragüense.
Sin embargo, tras el envío del equipo oficial de médicos esa atención privada terminó.
El mandatario Daniel Ortega confirmó el malestar que sus declaraciones provocaron en el gobierno, cuando el pasado 28 de mayo, frente a una plaza repleta de militares y policías, lo llamó “traidor” por haber condecorado hace 32 años, siendo jefe del Ejército, al entonces agregado militar estadounidense en Managua, Dennis F. Quinn.
Nacido en Managua el 10 de enero de 1947, Humberto Ortega fue uno de cuatro hijos del matrimonio entre Daniel Ortega Cerda y Lidia Saavedra, opositores al régimen del general Anastasio Somoza que fue derrocado por los sandinistas en 1979. El hermano menor de ambos, Camilo, también fue guerrillero y murió en combate en 1978.
Humberto Ortega se unió muy joven a las guerrillas del Frente Sandinista de Liberación Nacional y en 1969 fue herido en un brazo en un fallido operativo militar en el que intentó sacar de una cárcel de Costa Rica a Carlos Fonseca, máximo comandante sandinista, muerto en 1976.
A partir de la caída de Somoza y el triunfo de la revolución el 19 de julio de 1979, fue designado jefe del ejército sandinista y ministro de Defensa. Su gran poder se completaba al ser miembro del máximo directorio de comandantes del FSLN, al que pertenecían también su hermano Daniel y sus camaradas Tomás Borge, Víctor Tirado, Henry Ruiz, Bayardo Arce, Jaime Wheelock, Carlos Núñez y Luis Carrión.
Con más de 100.000 hombres sobre las armas, el ejército dirigido por Humberto Ortega se enfrentó a unos 40.000 rebeldes apoyados por Estados Unidos. La guerra civil duró casi 10 años y dejó al menos 35.000 muertos de ambos bandos.
Considerado por sus amigos un hombre sagaz, calculador y de mente fría, Humberto Ortega tuvo frases polémicas: si en 1981 amenazó con “colgar a los burgueses de los postes de luz”, en 1996 defendió su nuevo rol de empresario privado y justificó su fortuna diciendo que no iba a salir del gobierno “en bicicleta”.
Bajo su mandato como máximo comandante en jefe del EPS y durante la presidencia de su hermano Daniel (1985-1990), se implantó el servicio militar obligatorio, que llegó a movilizar a los frentes de guerra a más de 320.000 jóvenes reclutas, según lo declaró en entrevistas posteriores a su retiro.
Si bien en 1990 los sandinistas abandonaron el poder tras ser derrotados en las urnas por Violeta Chamorro, Ortega siguió cinco años más al frente del EPS, que cambió de nombre a Ejército de Nicaragua. También impulsó un proceso de reducción y “profesionalización” del cuerpo castrense, obligando al relevo de sus máximos jefes cada cuatro años y a subordinarse al poder civil.
Luego de su retirada en 1995, alternó su residencia familiar entre Nicaragua y Costa Rica, dedicado de lleno a los negocios y a escribir ensayos en los que proponía un “acuerdo de nación”, abrazando la teoría del “centrismo” como fórmula para un gobierno de conciliación nacional en Nicaragua.
Desde esa postura, y durante apariciones públicas sorpresivas en la prensa nicaragüense, no dudó en formular incómodas críticas a su hermano Daniel, que tras 16 años en la oposición había regresado al gobierno en 2007 como candidato del FSLN prometiendo “trabajo, paz y amor”.
A raíz de la rebelión social de abril de 2018, el exgeneral llamó a “acabar” con las fuerzas paramilitares que actuaron como apoyo de la policía en una “represión indiscriminada” que dejó al menos 355 muertos en el país.
“El pueblo no quiere ver más a estas fuerzas parapoliciales en funciones de acompañamiento con la policía o sola... No podemos aceptar que haya fuerzas parapoliciales o paramilitares”, dijo en una entrevista. “El Ejército debe hablar con Daniel Ortega” para controlar esta situación, agregó.
Y volvió a aparecer en 2019 para cuestionar el arresto de unos 168 opositores que estaban detenidos en ese momento. Daniel Ortega le respondió públicamente: “Algunos traidores y vendepatrias que llegaron a decir que iban a faltar postes de luz para colgar a los ricos, ahora salen diciendo que estos señores no son terroristas”.
En febrero de 2022, reprochó públicamente a su hermano por la muerte del exguerrillero y general retirado Hugo Torres, arrestado un año antes en una redada policial de líderes opositores y que falleció tras permanecer ocho meses preso en la cárcel de El Chipote. Torres murió en un “cruel encierro”, escribió Humberto Ortega en un artículo publicado en el diario La Prensa.
Humberto Ortega fue autor de varios libros de historia y estrategia militar, entre los que destacan “50 años de lucha sandinista” (1978), “Sobre la insurrección” (1981), “La epopeya de la insurrección” (2004) y “La odisea por Nicaragua” (2013).