CHICAGO (AP) — El expresidente Donald Trump se negó repetidamente a decir durante el debate de esta semana si vetaría una prohibición nacional del aborto si fuera elegido de nuevo, una pregunta que ha persistido a medida que el candidato republicano ha cambiado sus posturas sobre el tema electoral crucial.
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En el debate del martes con la vicepresidenta Kamala Harris, Trump sostuvo que no firmaría una prohibición federal del aborto, insistiendo en que una prohibición no sería aprobada por el Congreso de todos modos. Pero se negó en dos ocasiones a decir si vetaría esa legislación si llegara a su mesa. El compañero de fórmula de Trump, el senador republicano de Ohio JD Vance, dijo en una entrevista con NBC News el mes pasado que el expresidente vetaría una prohibición.
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En respuesta a las preguntas de los moderadores sobre la declaración de Vance, Trump indicó: “No lo he hablado con JD, siendo honestos. Y no me importa que tenga una determinada opinión, pero no creo que estuviera hablando por mí”.
La discusión se produce mientras los votantes y activistas de todas las tendencias esperan que Trump aclare sus oscilantes posturas sobre el aborto, y los demócratas advierten que los derechos reproductivos en todo el país pueden verse amenazados por una segunda presidencia de Trump. Mientras tanto, Harris enfatizó el apoyo a la reinstauración de un derecho federal al aborto el martes por la noche.
“Se le dio la oportunidad de aclarar su postura al pueblo estadounidense. No pudo hacerlo”, observó Mini Timmaraju, presidenta del grupo nacional por el derecho al aborto Reproductive Freedom for All. “No responderá directamente a esa pregunta”.
Durante el debate, Trump se atribuyó repetidamente el mérito de haber nombrado a los tres jueces de la Corte Suprema que ayudaron a anular el derecho constitucional al aborto y se apoyó mucho en su respuesta comodín a las preguntas sobre el derecho al aborto: decir que la cuestión debe dejarse en manos de los estados.
“No voy a firmar una prohibición”, dijo, y añadió que “no hay razón para firmar la prohibición” debido a la anulación del fallo del caso Roe vs. Wade, que en su día garantizaba el derecho federal al aborto.
Repitió que “no está a favor de la prohibición del aborto, pero no importa, porque este asunto ha pasado a manos de los estados”.
“Durante todo este ciclo de campaña hemos estado diciendo a los votantes que no pueden confiar en Donald Trump cuando se trata de su libertad reproductiva”, afirmó Jenny Lawson, directora ejecutiva de Planned Parenthood Votes. “Y anoche acaba de demostrar que eso es cierto”.
Tras el debate, Carol Tobias, presidenta del Comité Nacional del Derecho a la Vida, dijo que no le sorprendió que Trump no dijera que apoyaría una prohibición nacional del aborto porque en el pasado ha dicho que no debería haberla.
Añadió que su grupo no se ha enfocado en una prohibición nacional “porque no va a suceder. No hay votos en el Congreso. El presidente Trump dijo que no la firmaría. Sabemos que Kamala Harris no lo hará”.
Kristan Hawkins, presidenta de Students for Life of America, explicó que el movimiento antiaborto está en gran parte en desacuerdo con Trump en que el aborto debe dejarse en manos de los estados, y en una carta abierta de abril al candidato republicano, la organización lo instó a comprometerse a firmar una legislación que limite el aborto. Pero Hawkins indicó que “esa es una conversación que se tendrá en detalle después de las elecciones”.
El argumento de Trump basado en los estados es uno de sus intentos de parecer más moderado sobre el derecho al aborto, que sigue siendo ampliamente popular y se ha impuesto como una de las mayores vulnerabilidades del Partido Republicano de cara a las elecciones.
Timmaraju cree que Trump sólo se opone ahora a una prohibición nacional debido a la presión política y al deseo de ganar votos en noviembre.
“Confiar en que será moderado en su posición mientras esté en el cargo está muy lejos de la realidad”, dijo.
Alrededor de 6 de cada 10 estadounidenses piensan que su estado debería permitir en general que una persona pueda abortar legalmente si no quiere quedarse embarazada por cualquier motivo, según una encuesta realizada en julio por The Associated Press-NORC Center for Public Affairs Research. Los votantes de siete estados, incluidos algunos conservadores como Kentucky, Montana y Ohio, han protegido el derecho al aborto o han derrotado los intentos de restringirlo en las votaciones estatales de los últimos dos años.
Las posturas cambiantes de Trump sobre la política del aborto comenzaron cuando la exestrella de telerrealidad y empresario inmobiliario, que en una ocasión se había autodenominado “muy a favor del aborto”, empezó a coquetear con la posibilidad de presentarse a las elecciones.
Antes de convertirse en presidente, Trump ha dicho que “sí apoyaría una prohibición” en su libro The America We Deserve, publicado en 2000. En 2016, afirmó que era “antiaborto con excepciones”, pero que “tiene que haber alguna forma de castigo” para las mujeres que buscan abortar, una posición que rápidamente retrató. En la Marcha por la Vida de 2018, Trump expresó su respaldo a una prohibición federal del aborto en o después de las 20 semanas de embarazo.
Más recientemente, Trump dejó entrever en marzo que podría apoyar una prohibición nacional del aborto en torno a las 15 semanas antes de anunciar que, en su lugar, lo dejaría en manos de los estados.
En una entrevista concedida en abril a la revista Time, Trump dijo también que debía dejarse en manos de los estados la decisión de perseguir a las mujeres por abortar o de vigilar sus embarazos, y declinó hacer comentarios sobre el acceso a la píldora abortiva mifepristona, envuelta en una intensa batalla legal. Cuando se le preguntó por la mifepristona, se limitó a afirmar que tiene “opiniones bastante firmes” al respecto y prometió hacer una declaración que nunca ha llegado.
En mayo, indicó que estaba abierto a la regulación de la anticoncepción antes de retractarse de la declaración, alegando que sus comentarios fueron malinterpretados.
Trump también parece haber dado marcha atrás en su postura sobre la prohibición del aborto después de las primeras seis semanas del embarazo en Florida, que anteriormente había calificado de “error” y demasiado extrema. El mes pasado, finalmente dijo que votaría en contra de una medida electoral estatal que intentaba derogar la ley y consagrar el derecho al aborto en la constitución del estado, un día después de que pareciera indicar que votaría a favor de la medida. Declaró a los periodistas que la iniciativa era de demócratas “radicales” y afirmó falsamente que permitiría el aborto hasta el nacimiento.
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Laura Ungar en Louisville, Kentucky, contribuyó a este despacho.
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