BERLÍN (AP) — Dirigentes alemanes rindieron homenaje el domingo a las tres personas muertas en el ataque con cuchillo perpetrado el 23 de agosto por un presunto extremista islámico, el cual ha vuelto a situar la inmigración en el primer plano de la agenda política del país.
Ocho personas también resultaron heridas en el ataque durante un “Festival de la Diversidad” que conmemoraba el 650 aniversario de la ciudad de Solingen, en el oeste de Alemania. El presidente Frank-Walter Steinmeier dijo en un acto conmemorativo en un teatro de la ciudad que se sentía “aliviado y agradecido” de que ninguno de ellos esté ahora en grave peligro.
El sospechoso, un sirio de 26 años que fue detenido un día después del atentado, iba a ser deportado a Bulgaria el año pasado, pero al parecer desapareció durante un tiempo y evitó la deportación.
En los últimos días, el gobierno del canciller Olaf Scholz ha anunciado nuevas restricciones a las armas blancas y nuevas medidas para facilitar las deportaciones. El viernes deportó a afganos por primera vez desde que el Talibán volvió al poder en 2021, cumpliendo así una promesa hecha en junio tras un ataque anterior.
“Hoy nos reúne un crimen horripilante, perpetrado por un hombre que, según lo que sabemos, buscó y encontró protección aquí, y abusó tan terriblemente de ella”, dijo Steinmeier en la ceremonia, a la que también asistieron Scholz y otros altos funcionarios. “Eso también es intolerable”.
Steinmeier dijo que “por buenas razones somos un país que acoge a personas que buscan protección de la persecución política y la guerra”. Y añadió: “queremos seguir siendo ese país, pero en última instancia sólo podremos hacerlo si el número de los que no tienen derecho a esta protección especial no nos abruma”.
“Debemos hacer todo lo posible para aplicar las normas de ingreso que existen y las que se están elaborando ahora”, declaró, y agregó: “esto debe ser una prioridad en los próximos años”.
El atentado de Solingen también ha reavivado el doloroso recuerdo de un atentado racista con bomba incendiaria contra la casa de una familia turca de esa localidad, en el que murieron cinco mujeres y niñas en 1993. Posteriormente cuatro jóvenes alemanes fueron declarados culpables del ataque.
“Ya hubo un atentado espantoso en Solingen, ahora un segundo”, dijo el alcalde Tim Kurzbach. “¿Por qué siempre Solingen?”.