LONDRES (AP) — El mundo ha entrado en una etapa de creciente inestabilidad a medida que los países de todo el mundo aumentan su gasto militar en respuesta a la invasión rusa de Ucrania, al ataque de Hamás a Israel y a la creciente agresividad de China en el mar de la China Meridional.
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Esta es la conclusión de un nuevo reporte publicado el martes por el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS, por sus siglas en inglés), que destacó también el aumento de las tensiones en el Ártico, los intentos de Corea del Norte por hacerse con un arsenal nuclear y y el auge de los regímenes militares en la región africana del Sahel como factores que contribuyen al “deterioro del entorno de seguridad”. El centro de estudios con sede en Londres lleva 65 años elaborando una estimación anual de la situación militar mundial.
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“La situación militar y de seguridad actual anuncia lo que probablemente será una década más peligrosa, caracterizada por la descarada aplicación, por parte de algunos, del poder militar para perseguir los reivindicaciones — evocando un enfoque de “la fuerza es la razón” — además de por el deseo, entre democracias afines, de reforzar los lazos bilaterales y multilaterales de defensa como respuesta", añadió el informe.
El gasto global en defensa se incrementó el año pasado en un 9%, hasta los 2,2 billones de dólares, debido a la invasión rusa de Ucrania, que se encamina a su tercer año, y por la creciente preocupación de que China y otros ejércitos potentes puedan tratar de imponer su voluntad a sus vecinos, indicó el IISS.
El incremento fue aún mayor en la OTAN, que ha respaldado a Ucrania como un baluarte frente a nuevas incursiones del Kremlin en territorio europeo. Los miembros de la alianza, a excepción de Estados Unidos, han incrementado el gasto militar en un 32% desde que Rusia invadió la península ucraniana de Crimea en 2014, según el instituto. Diez socios europeos alcanzaron el objetivo del bloque de invertir el 2% de su PIB en defensa el año pasado, frente a los dos que lo hacían en 2014.
El gasto europeo en defensa recibió una renovada atención en los últimos días luego de que el expresidente de Estados Unidos Donald Trump dijo en un acto de campaña que cuando ocupó la Casa Blanca le dijo a un estado no identificado de la OTAN que él mismo “animaría” a Rusia a atacar a los miembros del bloque que no cumpliesen con los compromisos de financiamiento.
“‘¿No han pagado? ¿Son morosos?’”, dijo Trump recordando sus palabras. “‘No, no les protegeré. De hecho, les animaré a hacer lo que quieran. Tienen que pagar. Tienen que pagar sus facturas'".
Las palabras de Trump causaron una profunda preocupación entre socios de la OTAN como Polonia, donde la guerra que libra Rusia en la vecina Ucrania ha causado gran inquietud.
Una de las principales conclusiones del informe es que Rusia ha perdido alrededor de 3.000 carros de combate durante su ofensiva en Ucrania, casi tantos como los que tenía en su inventario activo antes de lanzar la invasión en febrero de 2022.
Mientras Rusia ha reabastecido a sus fuerzas sacando 2.000 tanques antiguos de sus almacenes, Ucrania depende de que las naciones occidentales le entreguen la munición y el armamento que necesita para derrotar a su poderoso vecino.
“Pero Kiev también ha seguido demostrando su ingenio de otras formas, como con la utilización de sistemas occidentales y de desarrollo propio para presionar a la flota rusa en el Mar Negro", apuntó el IISS en referencia al uso de “vehículos marítimos” no tripulados.
Las lecciones aprendidas de la guerra en Ucrania están empezando a influir en la planificación militar de otros países, dijo el instituto. Muchos han reconocido que necesitan aumentar la producción de material militar y agrandar sus reservas por si se ven obligados a librar una guerra larga.