UVALDE, Texas, EE.UU. (AP) — Un informe del gobierno de Estados Unidos sobre la vacilante y caótica respuesta policial ante el tiroteo en una escuela de Uvalde, Texas, será dado a conocer el jueves, reavivando el escrutinio a los cientos de agentes que respondieron ante la masacre de 2022 pero que aguardaron más de una hora para confrontar y matar al atacante.
Uvalde, una comunidad de más de 15.000 habitantes, aún lidia con el trauma provocado por el asesinato de 19 estudiantes de primaria y dos maestras, y sigue dividida en lo que respecta a la rendición de cuentas por las acciones y la inacción de los agentes.
Pero no está claro qué nueva luz en torno al caso podrá dar la revisión realizada por el Departamento de Justicia. El tiroteo ya ha sido examinado en audiencias legislativas, reportes noticiosos y en un informe demoledor presentado por legisladores de Texas, que culparon a los organismos policiales de todos los niveles de no “dar prioridad a salvar vidas inocentes por encima de su propia seguridad”.
En los 20 meses que han pasado desde que el Departamento de Justicia anunciara su análisis, las tomas de video de policías aguardando en un corredor afuera de las aulas de cuarto grado donde el atacante abrió fuego han sido ridiculizadas a nivel nacional.
El secretario de Justicia Merrick Garland se encontraba en Uvalde el miércoles antes de la publicación del informe, visitando murales en honor a las víctimas que han sido pintados en el centro de la ciudad. Horas más tarde, funcionarios del Departamento de Justicia se reunieron en privado con familiares de las víctimas en un centro comunitario de Uvalde para informarles antes de que los hallazgos se hagan públicos.
Berlinda Arreola, cuya nieta fue asesinada en la masacre, dijo después del encuentro del miércoles por la noche que el hacer que se rindan cuentas sigue estando en manos de fiscales locales que llevan por separado una investigación penal en torno a la respuesta de la policía.
“Tengo muchas emociones en este momento. No tengo mucho que decir”, declaró Arreola.
El análisis efectuado por la Oficina de Servicios Policiales Orientados a la Comunidad se inició unos días después del tiroteo, y los fiscales locales todavía evalúan una investigación penal por separado hecha por la División de los Rangers del Departamento de Seguridad Pública de Texas. Varios de los agentes que participaron en el operativo perdieron sus empleos.
El Departamento de Justicia ha dicho que su investigación “proporcionaría un recuento independiente de las acciones y la respuesta de los organismos policiales aquel día”, e identificaría las lecciones aprendidas y las mejores prácticas para ayudar al personal de emergencias a prepararse para eventos en los que hay un hombre armado activo.
Christina Mitchell, fiscal de distrito del condado Uvalde, dijo en un comunicado que no ha recibido una copia del informe del Departamento de Justicia, pero que le han dicho que éste no aborda ninguna posible acusación penal.
La forma en que la policía responde a tiroteos masivos en todo el país ha sido examinada desde la tragedia de Uvalde, una localidad situada a unos 140 kilómetros (85 millas) al suroeste de San Antonio.
En Texas, el gobernador republicano Greg Abbott elogió inicialmente la valentía de la respuesta de los agentes, y posteriormente las autoridades locales de Uvalde fueron culpadas en gran medida. Pero en un informe de 80 páginas efectuado por un panel de legisladores estatales —y en investigaciones hechas por periodistas— se expone cómo, durante más de 70 minutos, un gran número de agentes entraban y salían de la escuela con las armas desenfundadas, pero no ingresaron al aula donde estaba ocurriendo el tiroteo. Entre los 376 oficiales en la escena había agentes de la policía estatal y de la policía de Uvalde, agentes escolares y agentes de la Patrulla Fronteriza.
La tardía respuesta fue contraria al entrenamiento que se imparte para casos en los que hay hombres armados activos, el cual hace énfasis en confrontar al atacante, un estándar establecido hace más de dos décadas luego de que el tiroteo masivo en la Escuela Secundaria Columbine mostró que el hecho de aguardar puede costar vidas. A medida que lo ocurrido durante el tiroteo ha quedado claro, las familias de algunas víctimas han calificado de cobardes a los policías y han exigido que renuncien.
Al menos cinco agentes han perdido sus puestos, entre ellos dos oficiales del Departamento de Seguridad Pública y el jefe de la policía de Uvalde, Pete Arredondo, que fue el comandante en la escena durante el ataque.
___
Bleiberg informó desde Dallas. La periodista de The Associated Press Lindsay Whitehurst en Washington, D.C., contribuyó a este despacho.