NUEVA YORK (AP) — Donald Trump está aprovechando la frustración de su partido con el reciente aumento en los cruces ilegales en la frontera sur de Estados Unidos para generar temor por otra de las principales preocupaciones del Partido Republicano: el fraude electoral.
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En la recta final previa a las asambleas partidistas de Iowa del próximo lunes, el expresidente republicano ha insinuado repetidamente que los demócratas alientan a los migrantes para que entren en masa a Estados Unidos de manera ilegal para registrarlos y que voten en la elección de 2024.
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Esta afirmación no demostrada, que Trump y otros republicanos han hecho en anteriores años electorales, tiene efecto entre los votantes que coinciden en que hace falta seguridad en la frontera y en las urnas. Los expertos afirman que dicha afirmación también es perjudicial, ya que da un impulso indebido a falsos estereotipos e ideologías extremistas, como la teoría racista del “gran reemplazo”.
Este fin de semana en Iowa, el principal precandidato republicano mencionó al menos dos veces la idea de que los demócratas registrarían a los inmigrantes no autorizados para hacerlos votar.
“Creo que en realidad lo están haciendo porque desean registrar a esas personas para que voten. De verdad lo creo”, manifestó Trump en Mason City el viernes. “Prácticamente no pueden decir ni una palabra en inglés, pero aun así los registran”.
Los comentarios se produjeron después de que publicara en su plataforma de Truth Social que demócratas “enloquecidos” permiten que migrantes no autorizados entren en el país “para que puedan votar, votar, votar”.
Su mensaje ha sido bien recibido por algunos de sus simpatizantes en Iowa que siguen furiosos por el resultado de la elección de 2020. Trump sigue promoviendo la falsa idea de que un fraude generalizado le costó la reelección, a pesar de las diferentes auditorías, revisiones y recuentos en los estados reñidos donde puso en duda los resultados, así como de decenas de recursos legales y de que su propio secretario de Justicia señaló que no había pruebas que respaldaran esas afirmaciones.
El sábado, mientras esperaba la aparición de Trump en Clinton, Iowa, Michell Harvilla, señaló que cree “completamente” que los demócratas están a favor de permitir la entrada ilegal de personas al país para que influyan en la elección de 2024.
“Creo de verdad que la (elección) anterior estuvo arreglada”, dijo Harvilla, de 58 años, una bibliotecaria de una escuela de nivel medio y directora de medios, quien apoyó a Ted Cruz en los caucus de 2016, pero votó dos veces por Trump.
En los últimos días, el multimillonario Elon Musk también ha impulsado esta narrativa en su red social X, afirmando que los demócratas están “importando votantes”.
El equipo de campaña de Trump no respondió de momento a una solicitud de comentarios enviada por correo electrónico. En respuesta a un correo enviado a Musk, la plataforma se limitó a enviar una respuesta automática.
Estas afirmaciones pasan por alto los hechos que rodean al voto de no ciudadanos en las elecciones federales, el cual es ilegal y sigue siendo extremadamente infrecuente, aun cuando se le revisa a fondo, de acuerdo con Sean Morales-Doyle, director de derechos electorales del Centro Brennan para la Justicia
Cualquier persona que se registre para votar en Estados Unidos debe declarar, bajo pena de perjurio, que es ciudadana estadounidense, señaló Morales-Doyle. Quien mienta se hace acreedor a multas, encarcelamiento y deportación, indicó; tales penas son tan graves que pocas personas están dispuestas a correr el riesgo.
Además, las leyes federales exigen a los estados que actualicen periódicamente sus padrones electorales y que retiren de ellos a toda persona inelegible, un proceso en el que se identifica a los inmigrantes que viven ilegalmente en el país. Aun con estos y otros procesos de investigación, sólo se ha descubierto un pequeño número de votantes no ciudadanos; esto demuestra que la teoría de Trump carece de bases, afirmó Morales-Doyle.
En 2017, el Centro Brennan examinó 42 jurisdicciones locales de todo el país en la elección de 2016, entre ellas algunos de los condados más poblados de Arizona, California, Florida y Texas. En 23,5 millones de votos emitidos, los funcionarios electorales encontraron tan sólo unos 30 casos de posibles votos no ciudadanos, que fueron remitidos para ejercer acciones legales o para que se investigaran más a fondo.
En investigaciones más recientes tampoco se han mostrado pruebas de un voto no ciudadano generalizado. En una auditoría a los padrones electorales de Georgia realizada en 2022 se encontraron menos de 2.000 casos de no ciudadanos que intentaron registrarse para votar en un lapso de 25 años, ninguno de los cuales tuvo éxito. Durante ese periodo se registraron millones de nuevos votantes en Georgia.
Ejemplos ocasionales en que se ha descubierto a no ciudadanos emitiendo votos ilegalmente han obtenido una gran atención, lo que ha contribuido a alimentar la narrativa de que votan en grandes números. Antes de la elección intermedia de 2022, el secretario de Estado de Colorado envió tarjetas postales por error a cerca de 30.000 no ciudadanos donde se les alentaba a registrarse para votar, un problema aparentemente relacionado con la base de datos de licencias para conducir de ese estado. La oficina señaló que a ningún no ciudadano se le permitiría registrarse si lo intentaba.
La Coalición por los Derechos Humanos de los Inmigrantes de Los Ángeles, una organización que fomenta la participación electoral entre los latinos, señala que en todo el tiempo que ha realizado su trabajo de defensa, no ha encontrado pruebas de votos emitidos por no ciudadanos
“Las comunidades latinas e inmigrantes conocen la ley”, dijo el grupo en una declaración enviada por correo electrónico.
También es engañoso afirmar que las personas no angloparlantes están de alguna forma menos calificadas para votar que otras poblaciones, afirmó Morales-Doyle. La Ley de Derecho al Voto prohíbe la discriminación contra las minorías lingüísticas e incluye requisitos de asistencia de lenguaje en las urnas, señaló.
La ley federal no impide que los estados o municipios concedan el derecho al voto en contiendas locales a los no ciudadanos. Algunos de ellos lo han hecho, como ciertas ciudades de Maryland y Vermont, mientras que dicha práctica está prohibida en varios estados. En 2022, en la ciudad de Nueva York, se aprobó una ley que permitiría a los no ciudadanos legalmente documentados y a los “dreamers” que votaran para elegir al alcalde y a otros funcionarios, pero un juez bloqueó la iniciativa.
Por otra parte, algunos estados y legisladores federales han buscado exigir a los votantes que proporcionen pruebas documentales de ciudadanía al momento de registrarse. Pero esos intentos han sido cuestionados por activistas y bloqueados por los tribunales federales debido a la carga que impone a los votantes.
El Centro Brennan y otros grupos activistas afirman que los requisitos de prueba de ciudadanía marginan a las personas debido a que muchos votantes elegibles no cuentan con un certificado de nacimiento u otros documentos aplicables. Señalan que proporcionar prueba de ciudadanía es un paso innecesario cuando los estudios muestran que los no ciudadanos no votan en cantidades considerables.
Las afirmaciones de Trump de que los no ciudadanos están votando no son nuevas. Tras la elección de 2016, afirmó falsamente en una reunión privada con líderes del Congreso que habría obtenido el voto popular de no haber sido por los votos de entre 3 y 5 millones de inmigrantes que viven ilegalmente en el país.
Aun así, la idea podría ser especialmente efectiva entre sus partidarios, ahora que los videos de inmigrantes que viajan a la frontera inundan las redes sociales en medio de un enorme aumento en la migración a través de la frontera sur de Estados Unidos.
Se calcula que 10,5 millones de personas vivían ilegalmente en Estados Unidos en 2021, de acuerdo con las cifras más recientes del Centro de Investigaciones Pew, publicadas en noviembre. Dichas cifras se obtuvieron antes de la reciente oleada de migrantes provenientes de todo el mundo, a diferencia del pasado reciente, cuando los migrantes provenían principalmente de México y Centroamérica.
Millones de personas se encuentran en Estados Unidos en busca de asilo o mediante un permiso de entrada condicional, una autorización legal concedida por razones humanitarias o cuando se considera un “importante beneficio público”. Los solicitantes de asilo y quienes cuentan con un permiso condicional podrían ser elegibles para trabajar, pero no pueden votar. Ese derecho es exclusivo de los ciudadanos, a menos que se conceda específicamente para elecciones locales.
Las autoridades estadounidenses realizaron 5,9 millones de arrestos por cruces ilegales desde México desde marzo de 2021, cuando finalizó una pausa creada por el COVID-19, y hasta noviembre de 2023. Esto incluyó la cifra récord de 2,2 millones de arrestos en el periodo de 12 meses que terminó el 30 de septiembre de 2022. Muchas personas son dejadas en libertad para que pidan asilo en tribunales de inmigración, que tienen un retraso de 3 millones de casos cuya resolución requiere años.
La Casa Blanca y el Congreso negocian la mejor manera de reducir el número de migrantes que viajan a la frontera sur de Estados Unidos. Mientras tanto, la confusión del público respecto a la política fronteriza deja espacio para la difusión de falsas afirmaciones, señaló Jared Holt, analista sénior del Instituto para el Diálogo Estratégico, un grupo de analistas con sede en Londres que da seguimiento a los casos de odio, desinformación y extremismo en línea.
Afirmó que, con el paso del tiempo, las falsas afirmaciones sobre el voto de los no ciudadanos han contribuido a generar apoyo hacia una teoría conspirativa más siniestra, relacionada con un gran complot para reducir la influencia de los estadounidenses caucásicos al reemplazarlos con miembros de minorías étnicas de Estados Unidos.
“Es una especie de forma irónica de impulsar la teoría del gran reemplazo, pero en una forma que ha sido interpretada como menos repugnante desde el punto de vista moral, o que se ha percibido como más defendible”, afirmó Holt. “No creo que tengamos que escarbar muy profundamente para comprender lo que se dice realmente”.
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Los periodistas de The Associated Press Tom Beaumont en Clinton, Iowa, Christina A. Cassidy en Atlanta y Elliot Spagat en San Diego contribuyeron en este despacho.
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