Erling Haaland encolerizó con el árbitro. Un exasperado Ruben Dias alzó los brazos. Y los hinchas de Manchester City abucheaban.
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El estadio de Etihad hirvió de rabia en los últimos instantes del trepidante empate 3-3 contra Tottenham luego que el fallo del árbitro le negó a Jack Grealish el gol que hubiera significado la victoria.
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Pero la rabia del domingo venía en crescendo.
El City finalmente estaría sufriendo con la reseca de su formidable pasada temporada.
Siempre se temió que iban a tener algún tipo de bajón tras tocar el cielo al convertirse en apenas el segundo equipo — tras el Manchester United en 1999 — que gana la Liga Premier, la Copa FA y la Liga de Campeones en una misma temporada.
Pep Guardiola pronosticó que eso iba a pasar. Exjugadores del United también lo advirtieron. Se tardaron unos meses, pero a lo mejor está ocurriendo.
Quizás sea un leve declive, pero los tres empates seguidos en la la Liga Premier representan la primera vez que, desde la primera temporada de Guardiola, en el que el City enlaza semejante racha de partidos sin ganar.
El primero fue el empate 4-4 en Chelsea, luego el 1-1 contra Liverpool y ahora la igualdad en casa ante un Tottenham diezmado por las lesiones.
Ahora avistan una visita el miércoles a Aston Villa, que tiene una foja inmaculada como local en la liga, y el City echará de menos a Rodri, su irremplazable volante, por suspensión. Jack Grealish tampoco podrá jugar por suspensión y se da por descontado la ausencia del extremo Jeremy Doku tras salir lesionado ante los Spurs.
Arsenal, en tanto, podría haber abierto una distancia de seis puntos sobre el tercero City antes del silbatazo inicial en el Villa Park, ya que el líder enfrentará a Luton al abrir la jornada de mitad de semana.
Tampoco la situación es para alarmarse en demasía. Después de todo, el City no perdió en esos recientes partidos, la brecha con Arsenal es de apenas tres puntos y se clasificaron de antemano a los octavos de final de la Liga de Campeones.
El City dejó escapar la victoria ante Chelsea y Tottenaham al encajar goles agónicos.
Muchos equipos estarían felices de encontrarse en la posición del City
Pero hay aspectos que preocupan, particularmente en su sala de máquinas.
Al City le ha costado dominar en los tramos finales de varios partidos, sobre todo en el mediocampo. Rodri se ha visto desbordado por momentos y Chelsea, Liverpool y Tottenham supieron aprovechar la vulnerabilidad.
La ausencia de John Stones — de buenas prestaciones como central y volante de marca — ha pasado factura. El equipo también ha resentido la salida de Ilkay Gundogan al tiempo que los recién llegados Mateo Kovacic y Matheus Nunes no acaban de afianzarse.
También está otro factor: la ambición. Después de ganar tanto, ¿tienen estos jugadores del City la ambición para dar un extra en partidos reñidos? La falta de concentración podría ser un problema. Por ejemplo, la displicente entrada de Dias que derivó en el penal postrero en Chelsea.
Guardiola pudo haber estado preparado para esto. Y parece asumir la mala racha con serenidad. Tras el polémico final del domingo, dijo que una lección que aprendió de su mentor Johan Cruyff es que “la mala suerte en el fútbol no existe”.
“En los buenos momentos el equipo no define", dijo Guardiola. "No es la primera vez que nos pasa esto. No aprovechamos los momentos de dominio”.
“En nuestra primera temporada jugamos bien, pero no pudimos conseguir resultados. La única medicina es insistir. El resto llegará”, añadió.