CHEORWON, Corea del Sur (AP) — No muy lejos de las grandes montañas verdes que se alzan a lo largo de la frontera más fuertemente armada del mundo, decenas de ingenieros de combate de Corea del Sur y Estados Unidos construyeron un puente flotante para trasportar tanques y vehículos blindados a través de un lago, todo dentro del alcance de la artillería de Corea del Norte.
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Durante siete décadas, los aliados han llevado a cabo ejercicios anuales como este último para disuadir cualquier agresión de Corea del Norte. La alianza con Estados Unidos ha permitido a Corea del Sur construir una poderosa democracia, y sus ciudadanos confían en que Washington los protegerá si Pyongyang emprende alguna acción relacionada con su sueño de unificar la península de Corea bajo su propio mando.
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Hasta ahora.
Las reiteradas amenazas de Corea del Norte de lanzar armas nucleares contra sus enemigos y sus pruebas de misiles diseñados para ataques precisos contra ciudades de Estados Unidos han hecho que los surcoreanos pierdan la fe en la promesa de Washington de defenderlos.
El temor es que un presidente estadounidense dudaría en usar armas nucleares para defender a Corea del Sur sabiendo que Corea del Norte podría responder con un ataque nuclear que causaría la muerte de millones de estadounidenses.
Encuestas frecuentes muestran que una sólida mayoría de surcoreanos, entre el 70% y el 80% en algunas de las encuestas, están a favor de que su país desarrolle armas atómicas o le pida a Washington que regrese las armas nucleares tácticas que sacó de la nación a principios de la década de 1990.
“Creo que un día nos pueden abandonar y seguir su propio camino si esto funciona mejor para sus intereses nacionales”, comentó Kim Bang-rak, un guardia de seguridad en Seúl, en referencia a Estados Unidos. “Si Corea del Norte nos bombardea, deberíamos atacarlos de forma equitativa en represalia, así que sería mejor para nosotros tener armas nucleares”.
La forma en la que Corea del Sur maneje la cuestión nuclear podría tener implicaciones importantes en el futuro de Asia, debido a que podría poner en peligro la alianza entre Estados Unidos y los surcoreanos, y amenazar un delicado balance nuclear que ha mantenido una paz frágil en una región peligrosa.
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Funcionarios estadounidenses están convencidos de que cualquier ataque contra Seúl por parte de las fuerzas militares de Corea del Norte, que cuentan con 1,2 millones de efectivos, recibiría una respuesta abrumadora.
Cuando le preguntaron recientemente sobre el apoyo del público surcoreano a crear su propia fuerza nuclear, el general Mark Milley, que en ese entonces era el principal oficial militar de Estados Unidos y que actualmente está jubilado, respondió: “Estados Unidos preferiría que no haya una proliferación de armas nucleares. Creemos que son peligrosas por su propia naturaleza, obviamente. Y hemos extendido nuestra protección nuclear tanto a Japón como a Corea del Sur".
Sin embargo, eso no ha sido suficiente para calmar las preocupaciones en Corea del Sur.
En enero, el presidente conservador de Corea del Sur, Yoon Suk Yeol, rompió un añejo tabú cuando dijo que su nación podría “desarrollar nuestras propias armas nucleares si la situación empeora”.
En una cumbre celebrada en abril en Washington, Yoon y el presidente estadounidense Joe Biden acordaron la Declaración de Washington, en la que Seúl se comprometió a continuar en el Tratado sobre la No Proliferación como un Estado que no tiene armas nucleares, y Estados Unidos dijo que aumentará las consultas sobre la planeación nuclear con su aliado. También señaló que enviará más activos nucleares a la península de Corea como una muestra de fuerza.
Parte de las inquietudes en Seúl pueden remontarse a la presidencia de Donald Trump, y a su posible reelección en 2024.
Trump, cuando era presidente, indicó en varias ocasiones que la alianza, lejos de “férrea”, era transaccional. Al tiempo que buscaba tener relaciones más cercanas con el gobernante de Corea del Norte, Kim Jong Un, Trump exigió a Corea del Sur que pagara miles de millones de dólares para mantener a las tropas estadounidenses en su territorio, y cuestionó la necesidad de ejercicios militares de Estados Unidos con Corea del Sur, señalando que eran “muy provocadores” y “sumamente caros”.
“Nadie puede decir con el 100% de certeza" que un presidente estadounidense ordenará ataques nucleares para defender Seúl si eso significa la destrucción de una ciudad estadounidense, dijo Wi Sung-Iac, ex enviado de Corea del Sur para asuntos nucleares que se opone a las armas atómicas nativas, durante una entrevista en su oficina de Seúl.
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También existe el miedo en Seúl en torno a los extraordinarios avances norcoreanos en materia de armas.
Corea del Norte, que es uno de los países más pobres del mundo, podría tener actualmente un arsenal de 60 armas nucleares y ha declarado que desplegará misiles “tácticos” a lo largo de la frontera coreana, lo que pone de manifiesto su intención de dotarlos con armas nucleares de menor potencia.
La guerra de Rusia contra Ucrania también podría estarle mostrando a los surcoreanos que incluso naciones que son amistosas podrían dudar en ayudar a un país que lucha contra un enemigo que tiene armas nucleares.
“Sin duda necesitamos armas nucleares. Básicamente, sólo se puede mantener la paz cuando tenemos el mismo poder (que nuestro enemigo)", dijo Kim Joung-hyun, un oficinista de Seúl. “Si observas la guerra entre Rusia y Ucrania, Ucrania no puede hacer frente a la invasión rusa por su propia cuenta, y tiene que pedir armas a otros países".
Los que se oponen a que Corea del Sur tenga armas nucleares señalaron que el fuerte apoyo público para las armas probablemente no toma en cuenta los altos costos, ni el daño a las relaciones con el aliado Washington y al vital comercio con la vecina China.
Algunos apoyan una opción menos drástica.
“No tenemos más opción que traer las armas nucleares tácticas estadounidenses a la península de Corea”, dijo Cheon Seong-whun, exasesor presidencial de un gobierno conservador anterior, en una entrevista. Eso, señaló, permitirá que Corea del Sur utilice esas armas si Corea del Norte usa sus armas nucleares tácticas, pero no afectaría la alianza con Washington.
La Declaración de Washington, en tanto, ha tranquilizado a muchos en Seúl, de acuerdo con Richard Lawless, exfuncionario de alto rango el Departamento de Estado de Estados Unidos y de la CIA que manejaba la proliferación nuclear en Asia.
Sin embargo, Lawless señaló en un correo electrónico que “algunos políticos importantes y muchos en la población” siguen “profundamente convencidos” de que la única forma real de frenar a una Corea del Norte que cuenta con armas nucleares es que Corea del Sur tenga su propia capacidad armamentística nuclear. “Esa inquietud está ahora mayormente bajo la superficie, pero persiste y podría resurgir con algo de pasión”.
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El corresponsal Hyung-jin Kim en Seúl contribuyó a este despacho.
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The Associated Press recibe apoyo para su cobertura de seguridad nuclear de la Carnegie Corporation de Nueva York y la Fundación Outrider. La AP es la única responsable de todo el contenido.