MADRID, 28 (EUROPA PRESS)
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En caso de que las negociaciones salgan adelante, el Gobierno y la guerrilla pondrían fin a más de cinco décadas de conflicto armado en el país, lo que permitiría a los rebeldes pasar a formar un movimiento político que facilite su integración en la sociedad filipina.
Las partes han admitido los agravios políticos y socioeconómicos que derivan del conflicto y han accedido a presentar un marco que recoja las principales prioridades de cara a un proceso de negociación, según han indicado el Gobierno y el NDFP en un comunicado conjunto, si bien dicho marco aún debe ser acordado.
Así, la Administración del actual presidente, Ferdinand Marcos Jr., ha anunciado que la medida ha sido tomada tras una serie de conversaciones en Oslo, la capital Noruega, el pasado 23 de noviembre. "Las partes han acordado un principio de resolución pacífica del conflicto armado. Resolver las raíces de este conflicto y allanar el camino para una transformación del NDFP, el Partido Comunista de Filipinas y el Nuevo Ejército del Pueblo (NEP)", ha aseverado el asesor presidencial para cuestiones de Paz, Reconciliación y Unidad, Carlito Galvez Jr.
Galvez ha señalado además que el acuerdo conlleva "empezar de cero" para lograr la paz y ha descartado que vaya a tener un "efecto inmediato sobre el terreno", donde continuarán las medidas puestas en marcha contra la guerrilla, según ha recogido el portal de noticias filipino Rappler.
El comunicado conjunto también pone el foco en la existencia de "amenazas para la seguridad" del país, algo que ha llevado a las partes a "unirse como nación". En este sentido, el ministro de Defensa, Gilberto Teodoro Jr. ha indicado que las "amenazas marítimas" se encuentran entre los "catalizadores" de este pacto, una cuestión con la que ha hecho referencia al aumento de la tensión con Pekín por las diputas que mantienen en el mar de China Meridional.
"Obviamente, tenemos un actor externo que está actuando de forma agresiva e irresponsable en el mar de China Meridional", ha explicado antes de matizar que "es el momento de unirse ante la volatilidad de la seguridad a nivel geopolítico, no solo en Asia sino en el mundo enero", ha matizado.
Duterte puso fin a finales de noviembre de 2017 a las conversaciones de paz con el NDFP, citando el estancamiento de las negociaciones y la falta de compromiso por parte de los rebeldes para acabar con la violencia en el país un año después de haber anunciado un alto el fuego.
El conflicto en Filipinas comenzó hace ya más de cinco décadas y ha dejado unos 40.000 muertos. El NEP, brazo armado del partido comunista integrado por unos 3.000 hombres, opera principalmente en el este y el sur de Filipinas.