CIUDAD DE MÉXICO (AP) — Activistas de Greenpeace abordaron un barco de minería en el fondo del mar en el océano Pacífico entre Hawai y México, y dijeron el domingo que se quedarían allí como protesta por la exploración que está haciendo el barco para contribuir a actividad que destruiría vida marina.
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La firma The Metals Company, con sede en Canadá y cuya filial gestiona el barco, acusó a los activistas de poner en peligro a la tripulación y violar el derecho internacional.
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El creciente conflicto se producía mientras aumenta la demanda internacional de minerales críticos que pueden encontrarse en el lecho marino. Al mismo tiempo, cada vez más países dicen que hace falta más investigación sobre el impacto medioambiental de la minería en el fondo del mar.
Greenpeace comenzó a protestar el jueves posicionando kayaks bajo el barco, Coco, durante hasta 10 horas cada vez para impedir que desplegara su equipamiento en el agua.
Como respuesta, el director general de la empresa, Gerard Barron, amenazó el sábado con iniciar un proceso legal, según correspondencia compartida por Greenpeace y revisada por The Associated Press que alegaba que los manifestantes habían violado el derecho internacional y puesto en peligro la seguridad de los tripulantes del barco minero.
Durante la protesta, un kayak naufragó en la estela producida por el barco cuando el Coco aceleró sin advertencia, afirmó Greenpeace. Representantes legales de la filial NORI de THe Metal Company dijeron que eso era un ejemplo de que la protesta no era segura.
Por el momento no se había iniciado ningún proceso judicial, según Greenpeace. La compañía minera dijo que emplearía todas las medidas legales disponibles para proteger los derechos de sus inversionistas.
Más tarde ese día, dos activistas abordaron el Coco. Permanecerán acampados en la grúa principal utilizada para desplegar y recuperar el equipamiento del agua hasta que The Metals Company acepte marcharse, afirmó Louisa Casson, responsable de la campaña de Greenpeace contra la minería submarina.
“Seguiremos intentando e interrumpiendo todo lo que podamos, porque nos preocupa mucho que este sea un mero trámite diseñado puramente para reunir datos para poder presentar una solicitud de minería el año que viene”, dijo Casson el domingo desde un barco de Greenpeace cerca de Coco.
Una filial de The Metals Company ha hecho prospecciones en la zona de Clarion Clipperton desde 2011. Dice que los datos de su última expedición, que investiga la recuperación del lecho marino tras las prospecciones del año pasado, se utilizará en una solicitud para comenzar a extraer en 2025.
En respuesta a la acampada de los manifestantes, Barron dijo a The Associated Press que las acciones de Greenpeace “para detener la ciencia sugieren un temor a que nuevos hallazgos científicos puedan desafiar su relato engañoso sobre el impacto medioambiental”.
Añadió que si la investigación mostrara que su actividad sería destructiva de forma injustificada, The Metals Company estaba preparada para retirarse “al 100%”.
Casson dijo que las acciones de la firma sugerían que eso no es cierto. “Que estén haciendo esto en interés de la ciencia es muy cuestionable”, afirmó. “Hay un claro motivo económico: son por entero una compañía de minería submarina”.
The Metals Company dijo que esperaba encontrar principalmente manganeso en el fondo del mar, un material que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, declaró mineral crítico el año pasado. Impulsada por las tecnologías de energía limpia, la demanda de otros componentes clave de las baterías, como el litio, ha llegado a triplicarse, según un análisis de mercado del pasado julio.
“Tiene sentido poder extraer estas materias primas de partes del planeta donde hay menos vida, no más”, dijo Barron. “No se puede evitar el hecho de que hay unos 10 gramos de biomasa por metro cuadrado en las llanuras abisales”, afirmó, mucho menos que en la mayoría de minas terrestres.
Casson señaló que esos valores no eran comparables y que los estudios también muestran que más de 5.000 especies habitan esa parte del Pacífico, y según los científicos se verían perjudicadas por la polución lumínica y sonora, así como por enormes nubes de polvo.
México se sumó esta semana a la coalición de 23 países más que han pedido una moratoria en la minería de fondo de mar. Aunque Francia ha pedido en solitario una prohibición directa, los demás firmantes solicitan una pausa para investigar más los efectos de la minería submarina.
___ NOTA DEL EDITOR: Se ha corregido este despacho para indicar que The Metals Company tiene sede en Canadá, no Australia.