DALLAS, Texas, EE.UU. (AP) — Apenas unos minutos después de que el presidente John F. Kennedy fuera asesinado a tiros mientras su caravana avanzaba por el centro de Dallas, Peggy Simpson, reportera de The Associated Press, corrió al lugar de los hechos e inmediatamente se unió a los agentes de policía que se habían congregado en el edificio desde donde un francotirador había disparado.
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“Estaba pegada a ellos”, dijo Simpson, y señaló que cada vez que podía obtener alguna información de su parte, corría a un teléfono público para llamar a sus editores y después “regresaba con los policías”.
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Simpson, quien ahora tiene 84 años, se encuentra entre los últimos testigos supervivientes que comparten sus historias mientras la nación conmemora el miércoles el 60º aniversario del asesinato del 22 de noviembre de 1963.
“Se perderá un vínculo tangible con el pasado cuando se vayan las últimas voces de ese período”, dijo Stephen Fagin, curador del The Sixth Floor Museum (El Museo del Sexto Piso) en la plaza Dealey, que cuenta la historia del asesinato desde el Texas School Book Depository (Depósito de Libros Escolares de Texas), donde se instaló Lee Harvey Oswald para efectuar su disparo.
“Muchas de las voces que estuvieron aquí, incluso hace 10 años, para compartir sus recuerdos —funcionarios de las fuerzas del orden, periodistas, testigos presenciales—, muchas de esas personas han fallecido”, agregó.
Simpson, Clint Hill —exagente del Servicio Secreto estadounidense— y otros son presentados en “JFK: One Day in America”, una serie en tres episodios de la National Geographic lanzada este mes que combina sus recuerdos con imágenes de archivo, algunas de las cuales han sido coloreadas por primera vez. La directora Ella Wright dijo que escuchar a quienes estuvieron allí ayuda a contar la historia “tras bambalinas” que enriquece las imágenes de archivo.
“Queríamos que la gente realmente comprendiera lo que se siente al regresar allí y experimentar el impacto emocional de esos eventos”, explicó Wright.
La gente todavía acude en masa a la plaza Dealey, por donde pasaba la caravana presidencial cuando Kennedy fue asesinado.
“El asesinato ciertamente definió a una generación”, dijo Fagin. “Para aquellas personas que lo vivieron y alcanzaron la mayoría de edad en la década de 1960, representó un cambio significativo en la cultura estadounidense”.
El día del asesinato, a Simpson se le había asignado originalmente asistir a una cena de recaudación de fondos para Kennedy en Austin. Como tenía tiempo libre antes de tener que salir de Dallas, la enviaron a observar la caravana presidencial, pero ella no estaba cerca de la plaza Dealey.
Simpson no tenía idea de que había ocurrido algo fuera de lo común hasta que llegó al edificio del periódico The Dallas Times Herald, donde se encontraba la oficina de la AP. Al salir de un ascensor, escuchó a la recepcionista del diario decir: “Todo lo que sabemos es que le dispararon al presidente”, y luego escuchó al editor del periódico informar a su personal.
Se apresuró a la oficina de la AP y llegó a tiempo para ver al editor en jefe publicar la noticia para el mundo, y luego corrió al Depósito de Libros Escolares de Texas para buscar más información.
Más tarde, en la jefatura de policía, refirió, fue testigo de “una escena simplemente salvaje, caótica e ininteligible”. Los periodistas habían llenado los pasillos por donde caminaba un agente con el fusil de Lee Harvey Oswald en alto. La madre y la esposa del sospechoso llegaron, y en cierto momento las autoridades celebraron una conferencia de prensa donde los periodistas hicieron preguntas a Oswald.
“Estaba con un gran número de otros periodistas tratando de encontrar cualquier tipo de información”, dijo.
Dos días después, Simpson cubría el traslado de Oswald de la jefatura de policía a la cárcel del condado cuando Jack Ruby, dueño de un club nocturno, salió de entre un grupo de reporteros y mató a tiros al sospechoso.
Mientras los agentes de policía forcejeaban con Ruby en el suelo, Simpson corrió hasta un grupo de teléfonos cercano “y comencé a dictar todo lo que vi a los editores de la AP”, dijo. En ese instante, ella solo pensaba en dar la noticia.
“Como periodista de la AP, simplemente vas al teléfono; no puedes procesar nada en ese momento”, agregó.
Simpson contó que debe haber escuchado el disparo, pero no puede recordarlo.
“Ruby probablemente estaba a 2 o 3 pies (60 o 90 centímetros) de distancia de mí, pero no lo conocía, no lo vi, no lo vi salir de entre la multitud de reporteros”, refirió.
Los recuerdos de Simpson están incluidos en una colección de historia oral en El Museo del Sexto Piso que ahora incluye alrededor de 2.500 grabaciones, según Fagin.
El curador del museo dijo que Simpson es “un ejemplo excelente de alguien que estuvo en el lugar exacto donde ocurrió la acción ese fin de semana y quedó envuelta en eventos verdaderamente históricos mientras solo hacía su trabajo como periodista profesional”.
Fagin añadió que todavía se están registrando historias orales. Muchas de las más recientes han sido de personas que eran niños en la década de 1960 y recordaron haber escuchado del asesinato cuando estaban en la escuela.
“Es realmente una carrera contra el tiempo el intentar capturar estos recuerdos”, dijo Fagin.