HONOLULU (AP) — El presidente de Filipinas, Ferdinand Marcos Jr., se reunió con mandos militares estadounidenses y miembros de la gran comunidad filipina de Hawai este fin de semana en una visita cargada de importancia geopolítica y personal para el líder, pero que también generó protestas de una generación de filipinos más jóvenes que señalan las acciones de su padre, el dictador que murió en el exilio en Hawai.
Marcos, quien hizo escala en Hawai en su camino a casa después de la cumbre del foro de la APEC en San Francisco, se conectó el sábado por la noche con miembros de la gran comunidad filipino-estadounidense de Hawai antes de una reunión prevista para el domingo con el almirante John Aquilino, el principal comandante militar de Estados Unidos en la región del Indo-Pacífico. Luego Marcos dará una charla sobre los desafíos de seguridad de su nación y el papel de la alianza entre Filipinas y Estados Unidos.
Hubo una pequeña protesta en las afueras del centro comunitario y en el aeropuerto donde aterrizó.
El viaje de Marcos se produce en un momento en que Estados Unidos y Filipinas se encuentran profundizando su vieja alianza después de que el predecesor de Marcos, Rodrigo Duterte, fomentó vínculos estrechos con China y Rusia.
Pero es probable que el viaje también tenga resonancia personal para el líder de Filipinas. Su padre, el fallecido dictador Ferdinand Marcos, murió en el exilio en Honolulu después de ser derrocado en 1986 en un levantamiento del “poder popular” respaldado por el ejército.
Muchos inmigrantes filipinos en Hawai también provienen de la misma parte de Filipinas que Marcos y lo veneran a él y a su familia. Los filipinos son el grupo étnico más grande de Hawai y representan el 26% de la población del estado según el censo de 2020.
Winfred Damo, de 58 años y quien emigró en 1999 a Honolulu desde la provincia de Ilocos Norte, la misma provincia de de Marcos, dijo que ser ilocano significa “siempre apoyamos a los Marcos”.