MADRID, 17 (EUROPA PRESS)
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Unas 70 personas han perdido la vida y más de 90 han resultado heridas por unos enfrentamientos que, desde el 27 de octubre, han dejado también más de 200.000 desplazados, según las estimaciones que baraja Naciones Unidas, que sigue "de cerca" la evolución de los acontecimientos.
Un portavoz del Alto Comisionado de la ONU, Jeremy Laurence, ha dicho que la organización está "especialmente alarmas" por la reanudación de los combates entre las fuerzas de la junta y los rebeldes del Ejército de Arakán en el estado de Rajine, ya que ha supuesto el final de un alto el fuego y conlleva "graves riesgos" para los grupos étnicos de la zona, incluidos los rohingyas.
Ante las informaciones que apuntan a que "cientos" de militares habrían depuesto las armas, Laurence ha instado a los rebeldes a garantizar "un trato humano" a los prisioneros y ha recordado que "las represalias están absolutamente prohibidas". "Los soldados no son responsables de los crímenes y violaciones de Derechos Humanos que haya podido cometer el Ejército", ha señalado en un comunicado.
También ha instado a la parte oficialista a "dejar claro" a todas las tropas bajo su mando que es "imperativo" el respeto del Derecho Internacional, en un llamamiento para evitar ofensivas indiscriminadas y con "grave impacto" sobre la población civil.
El llamamiento de Naciones Unidas se extiende, además, a la comunidad internacional, en particular para que los países con influencia en Birmania puedan intervenir para proteger a los civiles y "renovar la presión" con vistas a lograr una transición hacia un Gobierno civil. Birmania está gobernada por una junta militar desde febrero de 2021.