MADRID, 15 (EUROPA PRESS)
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El estudio, uno de los primeros en analizar cómo la ingeniería climática podría afectar a la Antártida, se produce en un momento en que los científicos hacen sonar la alarma ante la creciente probabilidad de que se acelere la pérdida de hielo en la Antártida Occidental este siglo.
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"Incluso si el mundo alcanza el ambicioso objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales, cosa que no vamos camino de conseguir, se producirá un aumento significativo del nivel del mar --advierte Paul Goddard, investigador científico adjunto del Departamento de Ciencias de la Tierra y la Atmósfera de la Facultad de Artes y Ciencias de la UI y autor principal del estudio--. Explorar formas de reflejar la luz solar en el espacio antes de que sea absorbida por el sistema climático de la Tierra podría ayudarnos a ganar más tiempo para abordar el cambio climático y evitar o retrasar los puntos de inflexión climáticos, como el colapso de la capa de hielo de la Antártida Occidental".
El estudio explora una forma de ingeniería climática llamada inyección estratosférica de aerosoles, en la que una flota de aviones lanza a la estratosfera grandes cantidades de diminutas gotas de azufre como método propuesto para mantener bajo control las temperaturas globales.
El método imita lo que ocurre cuando un gran volcán arroja grandes cantidades de partículas a la atmósfera superior y precipita un efecto de enfriamiento que puede durar meses o años. Recientemente se analizó en un informe de la Casa Blanca en el que se esbozaba un posible programa de investigación sobre la inyección de aerosoles estratosféricos y el aclaramiento de las nubes marinas, otra estrategia propuesta para enfriar el planeta.
Diez de los años más calurosos registrados se han producido en los últimos 14 años. Incluyendo 2023, que está en camino de desbancar a 2016 como el año más caluroso jamás registrado. El repunte de las temperaturas globales ha coincidido con olas de calor sin precedentes, incendios forestales, inundaciones repentinas y otros impactos relacionados con el clima en todo el mundo.
En su estudio, los investigadores y colaboradores de la UI utilizaron ordenadores de alto rendimiento y modelos climáticos globales para simular diferentes escenarios de inyección de aerosoles estratosféricos, identificando la estrategia de enfriamiento con mayor potencial para frenar la pérdida de hielo antártico. Una parte del análisis de datos realizado para el estudio se llevó a cabo en el clúster de ordenadores de gran memoria de los Servicios de Tecnología de la Información de la Universidad de IU, Carbonate.
"El lugar donde se liberan los aerosoles es muy importante y puede afectar al clima de forma diferente --explica Goddard--. En este caso, descubrimos que liberar aerosoles estratosféricos en múltiples latitudes dentro de los trópicos y subtrópicos, con una mayor proporción en el hemisferio sur, es la mejor estrategia para preservar el hielo terrestre en la Antártida porque ayuda a mantener las aguas cálidas del océano alejadas de las plataformas de hielo".
Los investigadores simularon 11 escenarios diferentes de inyección de aerosoles estratosféricos. Tres casos abarcaban múltiples latitudes -considerado el enfoque más probable de cómo podría aplicarse la inyección de aerosoles estratosféricos- con objetivos de temperatura de 1,5, 1 y 0,5 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales. Las simulaciones, que comenzaron en 2035 y se prolongaron hasta 2070, incluyeron un escenario de emisiones moderadas sin inyección de aerosoles estratosféricos que sirvió como punto clave de comparación.
Aunque los escenarios simulados con inyección de aerosol estratosférico en múltiples latitudes mostraron beneficios en términos de pérdida de hielo antártico, se necesitan más estudios para cuantificar el cambio en las tasas de deshielo, señala Goddard.
En particular, varios escenarios de inyección en una sola latitud aceleraron la pérdida de hielo antártico debido al desplazamiento hacia el sur de los vientos dominantes, que atrajeron las aguas cálidas del océano hacia las plataformas de hielo. "Si alguna vez vamos a manipular el clima, cómo lo hagamos es realmente importante", apunta.
Algunos de los riesgos relacionados con la inyección de aerosoles estratosféricos, por ejemplo, incluyen cambios en los patrones regionales de precipitación y la posibilidad de un "choque de terminación", un rápido rebote de las temperaturas globales a los niveles previos a la inyección de aerosoles estratosféricos en caso de que se interrumpa el tratamiento de décadas de duración.
El estudio se suma a un corpus de conocimientos en expansión sobre los beneficios e inconvenientes de enfriar deliberadamente el planeta, un concepto que se está debatiendo más ampliamente a medida que los efectos del cambio climático se hacen más prominentes, subraya Ben Kravitz, profesor adjunto de Ciencias de la Tierra y la Atmósfera de la UI.
"Si la sociedad decide que quiere hacer geoingeniería algún día, tenemos que entender mejor lo que sabemos y lo que no sabemos --comenta--. Estamos empezando a colmar algunas lagunas de conocimiento sobre los riesgos y los efectos regionales de la gestión de la radiación solar, pero aún queda mucho por investigar antes de que nadie pueda decir si es una buena idea llevarla a cabo. Esto es válido tanto para la Antártida como para el resto del planeta".