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El Día de Muertos revive por un día la economía en el cementerio más grande de Perú

LIMA (AP) — Pese a la recesión económica que afronta Perú en casi un cuarto de siglo, el Día de Muertos fue considerado el mejor de los últimos meses para los comerciantes que aprovecharon la presencia de cientos de miles de visitantes el miércoles en el cementerio más grande de Perú.

“Los difuntos nos están ayudando a la venta de hoy, sino estaríamos ahorcados", dijo a The Associated Press la vendedora de comida Silvestra Cusi, mientras encendía fuego bajo una enorme olla con sopa de cabeza de carnero en una de las colinas del panteón Virgen de Lourdes, un valle sin árboles y lleno de polvo que tiene más de 120.000 tumbas.

La mujer, de 57 años, estaba acompañada de su hija y tenía vendidos 95 platos poco después del mediodía. “Ni la mitad se logra en un día normal”, reconoció Cusi. A diario dice vender almuerzos en un pequeño puesto en un mercado de una zona a las afueras de la capital.

El cementerio Virgen de Lourdes recibe más de dos millones de visitantes el Día de Muertos, según datos del municipio de Villa María del Triunfo, uno de los distritos más humildes de la capital de Perú que acumuló a nivel nacional 27,5% de pobreza en 2022.

“Este día se puede ganar algo, si no, ya fuiste”, comentó Juan Ccopa, que ascendía una colina dentro del cementerio con una canasta llena de panes dulces tapizados con bolitas de colores en forma de seres humanos. Una preparación tradicional que se come en esta fecha en los Andes.

El 20 de octubre el ministro de Economía, Alex Contreras, habló por primera vez de que la economía de Perú se encontraba en recesión y poco después el Congreso aprobó un crédito suplementario de 408 millones de dólares para financiar la reactivación económica. El país no entraba en recesión desde 1999.

Economistas afirman que hay una recesión cuando la evolución del Producto Interno Bruto de un país acumula dos trimestre en negativo. El Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) reportó, respectivamente, que la economía se contrajo en el primer trimestre (-0,4% PIB) y en el segundo trimestre (-0,5% PIB).

Pero el Día de Muertos, el dinamismo económico en el cementerio más grande de Perú era inusitado.

Desde una de las lomas más elevadas, el cementerio parecía una ciudad repleta de tumbas. Comenzó a funcionar hace más de 70 años y la migración desde los Andes a Lima lo convirtió en uno de los lugares de descanso final más populares para los peruanos, sobre todo de la clase trabajadora.

El miércoles no sólo llegaron comerciantes ávidos de ventas, sino también miembros de agrupaciones políticas que buscaban recolectar firmas para su inscripción oficial o iglesias cristianas en busca de nuevos adeptos.

Por la cantidad de personas que querían llegar al camposanto de más de 60 hectáreas, los buses de transporte ampliaron sus rutas e ingresaron hasta las zonas más remotas. En el paradero final improvisado, centenares tenían que seguir su caminata ascendiendo encorvados por una empinada colina. “Jálame, mamita”, dijo apretando los dientes Maura Huamaní, de 60 años, quien iba a visitar la tumba de su madre Delia Picho, muerta de un paro cardíaco hace 15 años.

“Vine con panes, frutas, caramelos, cerveza, dulce de calabaza y ceviche”, indicó Maura Huamaní. Recordó que a su madre le gustaba ese plato de pescado marinado en jugo de limón. “Su alma viene después del mediodía y, si no encuentra sus alimentos, se molesta”, dijo.

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