DEIR AL BALAH, Franja de Gaza (AP) — Un poco más de 30 camiones ingresaron el domingo a Gaza como parte del convoy más grande de asistencia desde que comenzó la guerra entre Israel y Hamás, pero los trabajadores humanitarios aseguran que la ayuda sigue siendo desesperantemente insuficiente para satisfacer las necesidades, luego de que miles de personas irrumpieron en almacenes para tomar harina y productos básicos de higiene.
PUBLICIDAD
El Ministerio de Salud de Gaza indicó que la cifra de muertos entre los palestinos había superado las 8.000 personas, en su mayoría mujeres y niños, mientras tanques y soldados israelíes continuaban con lo que el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu llamó una “segunda etapa” de la guerra desatada por la brutal incursión de Hamás el 7 de octubre. La cifra de muertos no tiene precedentes en las décadas de violencia entre israelíes y palestinos. Más de 1.400 personas han fallecido en territorio israelí, la mayoría de ellas civiles asesinados en el ataque inicial, también un número nunca antes visto.
PUBLICIDAD
Las comunicaciones se restablecieron el domingo para gran parte de los 2,3 millones de habitantes de Gaza luego de que un bombardeo —descrito por los residentes como el más intenso de la guerra— cortó la mayoría de los servicios de telefonía e internet el viernes en la noche.
Israel ha permitido el ingreso de muy poca asistencia. El domingo entraron 33 camiones con agua, alimentos y medicamentos por el único cruce fronterizo desde Egipto, dijo a The Associated Press Wael Abo Omar, portavoz del cruce de Rafah.
Después de visitar ese cruce, el fiscal jefe de la Corte Penal Internacional, Karim Khan, dijo que el sufrimiento de los civiles es “profundo” y añadió que no ha podido ingresar a Gaza.
“Estos son los días más trágicos”, señaló Khan, cuyo tribunal ha estado investigando las acciones de las autoridades israelíes y palestinas desde 2014.
Khan hizo un llamado a Israel para que respete el derecho internacional, pero se abstuvo de hacer acusaciones de crímenes de guerra. Calificó el ataque de Hamas del 7 de octubre como una grave violación al derecho humanitario internacional. “El peso recae en quienes apuntan la pistola, el misil o el cohete en cuestión”, puntualizó.
El ejército israelí dijo haber impactado más de 450 objetivos de militantes en las últimas 24 horas, incluidos centros de mando de Hamás y posiciones para lanzar misiles antitanque. Enormes columnas de humo se elevaban sobre Ciudad de Gaza. El portavoz militar, el contraalmirante Daniel Hagari, aseguró que se abatió a decenas de combatientes.
Hagari, quien informó que las operaciones terrestres se intensifican, también reiteró su llamado a los residentes de Gaza para que se desplacen hacia el sur, asegurando que tendrán un mejor acceso a alimentos, agua y medicamentos en ese lugar.
“Esta es una cuestión de urgencia”, indicó.
Israel dice que la mayoría de los residentes de Gaza han atendido las órdenes que les dio de desplazarse a la parte sur del sitiado territorio, pero que cientos de miles permanecen en el norte, en parte porque el gobierno israelí también ha bombardeado blancos en las llamadas zonas de seguridad. Más de 1,4 millones de personas en Gaza han abandonado sus hogares.
El brazo militar de Hamás dijo que sus combatientes se enfrentaron con soldados israelíes que ingresaron por el noroeste de la Franja de Gaza con armas cortas y misiles antitanque. Extremistas palestinos han seguido lanzando cohetes hacia Israel, incluido su eje comercial, Tel Aviv.
La irrupción en los almacenes de la ONU era “un indicio preocupante de que el orden civil empieza a desmoronarse tras tres semanas de guerra y un duro asedio sobre Gaza", dijo Thomas White, director en Gaza de la agencia de las Naciones Unidas para los refugiados palestinos, conocida por sus siglas en inglés UNRWA. "La gente está asustada, frustrada y desesperada”
Juliette Touma, vocera de la agencia, dijo que la multitud se abrió paso a cuatro recintos el sábado. Aclaró que los almacenes no contenían combustible, muy escaso desde que Israel cortó todos los suministros. El gobierno israelí alega que Hamás lo usaría con fines militares y que el grupo extremista acumula grandes cantidades de combustible en su territorio. No fue posible verificar esa afirmación de forma independiente.
Un almacén contenía 80 toneladas de ayuda, dijo el Programa Mundial de Alimentos de la ONU. Enfatizó que se requiere que al menos 40 de sus camiones crucen a Gaza a diario tan sólo para satisfacer las crecientes necesidades alimentarias.
En una conversación telefónica con Netanyahu el domingo, el presidente estadounidense Joe Biden “subrayó la necesidad de aumentar significativa e inmediatamente el flujo de asistencia humanitaria para satisfacer las necesidades de los civiles en Gaza”, informó la Casa Blanca.
Las autoridades israelíes indicaron el domingo que pronto permitirán la entrada de más ayuda humanitaria a Gaza.
Pero Elad Goren, jefe de asuntos civiles de COGAT —el organismo de defensa israelí responsable de los asuntos civiles palestinos—, no dio detalles sobre la cantidad de ayuda disponible. Dijo también que Israel abrió dos suministros de agua en el sur de Gaza la semana pasada. The Associated Press no ha logrado verificar de forma independiente que alguno de esos suministros esté funcionando.
En tanto, los hacinados hospitales en Gaza enfrentaban una creciente amenaza. Personas que viven cerca del Hospital Shifa, el más grande del territorio, reportaron ataques aéreos israelíes el domingo por la noche cerca del complejo en el que se resguardan decenas de miles de civiles. Israel acusa a Hamás de tener un centro de mando secreto debajo del hospital, pero no ha proporcionado mucha evidencia de ello. Hamás niega las acusaciones.
El servicio de rescate de la Media Luna Roja palestina dijo que los bombardeos israelíes cercanos dañaron parte de otro hospital de Ciudad de Gaza después de que el domingo recibió dos llamados de las autoridades israelíes en los que ordenaron evacuar el lugar. Algunas ventanas estallaron y las habitaciones quedaron cubiertas de escombros. El servicio dijo que los ataques aéreos han impactado incluso a 50 metros (54 yardas) del hospital Al Quds, en el que se resguardan 14.000 personas.
Israel ordenó evacuar las instalaciones hace más de una semana, pero ese y otros centros médicos se han negado, al señalar que ello supondría la muerte de los pacientes conectados a respiradores.
“Bajo ninguna circunstancia deberían ser bombardeados los hospitales”, dijo Robert Mardini, director general del Comité Internacional de la Cruz Roja, al programa “Face the Nation” de la cadena CBS.
Unas 20.000 personas se resguardaban en el Hospital Nasser, dijo el director de emergencias, el doctor Mohamed Qandeel. “Traje a mis hijos a dormir aquí”, indicó un residente desplazado que se identificó únicamente como Umm Ahmad. “Antes me daba miedo que mis hijos jugaran en la arena. Ahora sus manos están sucias por la sangre en el piso”.
Un ataque israelí impactó el domingo una casa de dos pisos en la ciudad sureña de Jan Yunis y mató al menos a 13 personas, incluidas 10 de una misma familia. Los cadáveres fueron trasladados al cercano Hospital Nasser, según un periodista de la AP en el lugar.
La intensificación de la operación militar ha aumentado la presión interna sobre el gobierno de Israel para que consiga la liberación de los aproximadamente 230 rehenes capturados en el ataque del 7 de octubre.
Hamás dice que está dispuesto a liberar a todos los rehenes si Israel libera a los miles de palestinos que tiene presos en sus cárceles. Familiares desesperados de los israelíes secuestrados se reunieron el sábado con Netanyahu y se expresaron a favor de un intercambio. Israel ha desestimado la oferta de Hamás.
“Si Hamás no siente la presión militar, nada avanzará”, dijo el ministro de Defensa de Israel, Yoav Gallant, a los familiares de los rehenes.
El ejército israelí no ha llamado invasión total a la ampliación gradual de sus operaciones terrestres en Gaza. Se prevé que las bajas en ambos bandos suban de forma drástica a medida que las fuerzas israelíes y combatientes palestinos se enfrentan en zonas residenciales densamente pobladas.
Israel dijo que sus ataques van dirigidos contra combatientes e infraestructura de Hamás y que los milicianos operan entre los civiles, lo que pone a estos en peligro.
La violencia ha causado un gran daño a la infraestructura civil de Gaza. La única planta de energía solar del territorio dejó de funcionar poco después de que comenzó la guerra. Los hospitales pasan apuros para mantener en operación los generadores de emergencia con el fin de poder manejar incubadoras y otro equipo vital, y la UNRWA intenta mantener en marcha bombas de agua y panaderías. Algunos habitantes de Gaza se han visto obligados a bañarse en el mar ante la escasez de agua.
Los combates han desatado preocupación de que la violencia pueda extenderse a toda la región. Israel y el grupo extremista libanés Hezbollah se han enfrascado en enfrentamientos diarios a lo largo de la frontera norte de Israel. Hagari dijo que las fuerzas israelíes impactaron el domingo tres células extremistas que disparaban desde Líbano hacia Israel y abatieron a combatientes que intentaban ingresar al país. Hamás comentó que sus fuerzas en Líbano lanzaron 16 misiles contra la ciudad israelí de Nahariya. Hezbollah, aliado de Hamás, dijo que también disparó misiles contra varios lugares.
Las fuerzas armadas israelíes señalaron a primeras horas del lunes que sus aeronaves impactaron infraestructura militar en Siria después de que desde ese país fueron lanzados algunos cohetes que cayeron en zonas despobladas de Israel.
Aproximadamente 250.000 israelíes han sido evacuados de sus residencias debido a la violencia a lo largo de la frontera con Gaza y en la frontera norte con Líbano, según las fuerzas armadas israelíes.
___
Magdy reportó desde El Cairo y Chehayeb desde Beirut. Las periodistas de The Associated Press Julia Frankel y Amy Teibel en Jerusalén contribuyeron a este despacho.