ROMA (AP) — El gran sínodo convocado por el papa Francisco para discutir el futuro de la Iglesia Católica inició su tramo final el miércoles, con una asamblea dividida en cuanto al papel de las mujeres, al tiempo que produjo su primer documento tras un mes de debates.
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El Vaticano emitió una carta del sínodo de 364 participantes a la feligresía para ponerla al tanto, en términos generales, del estado de sus deliberaciones. Fue aprobada por 336 votos contra 12 en la asamblea, que por primera vez incluye a 54 mujeres con voto junto a los obispos.
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Francisco convocó a la reunión en 2021 como parte de sus esfuerzos para reformar la Iglesia y volverla más incluyente y receptiva a las necesidades actuales de los feligreses. Durante dos años de consultas preliminares entre los católicos del mundo, surgió un clamor casi universal para que la Iglesia dé mayores oportunidades a las mujeres, para que ocupen puestos con poder de decisión y hagan oír sus voces.
El proceso ha generado grandes esperanzas de cambio entre los católicos progresistas y resistencia de los conservadores. En la carta del miércoles, los miembros del sínodo aclararon que persisten las diferencias y se las expresará en mayor detalle en un documento de 40 páginas sobre el cual se votará el sábado por la noche.
“Hay múltiples retos y cuestionamientos: el informe sintético de la primera sesión especificará los puntos de acuerdo a los que hemos llegado, destacará los asuntos abiertos e indicará cómo ha de proceder nuestro trabajo”, dice la carta.
Los delegados regresarán a Roma en octubre del año próximo para continuar el debate y presentar las propuestas finales o conclusiones a Francisco.
Las mujeres se han quejado durante mucho tiempo que se las trata como ciudadanas de segunda clase en la Iglesia, impedidas de acceder al sacerdocio y a las máximas jerarquías, pero a la vez responsables de la mayor parte del trabajo. Han reclamado mayor voz en la gobernanza de la Iglesia, en el peor de los casos, con derecho a voto en los sínodos, pero también el derecho de oficiar la misa y ser ordenadas como sacerdotes y diáconos.
Aunque la ordenación de las mujeres como sacerdotes no está en discusión, el asunto de las mujeres como diáconos sí estaba en el temario. Muchos delegados de ambos sexos han hablado a favor de conferirles un ministerio que existía en los primeros tiempos de la Iglesia.
La carta del miércoles no menciona el asunto. Pero el texto sí señala el carácter histórico del hecho de que hombres y mujeres se sentaron a la misma mesa, se escucharon mutuamente y votaron juntos.
El miércoles, los hombres que asistieron a la conferencia de prensa oficial aclararon que quienes esperen cambios drásticos en la situación de las mujeres quedarán decepcionados.
El cardenal estadounidense Robert Prevost, jefe de la oficina de obispos, dijo que cada vez más mujeres recibían puestos jerárquicos en el Vaticano e incluso se las consultaba sobre el nombramiento de obispos. Pero insistió en que no habrá cambios en la tradición de 2.000 años, que solo confiere la ordenación sacerdotal a los hombres.