MIAMI (AP) — Un exsoldado colombiano, señalado como uno de los principales sospechosos en la matanza del presidente haitiano Jovenel Moïse, tomó un collar de la casa del mandatario caribeño y lo tuvo con él hasta que meses después fue entrevistado por las autoridades estadounidenses, dijo el martes una agente del FBI que participó en la investigación.
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El detalle del collar surgió cuando la fiscalía, que ha presentado acusaciones contra el exmilitar colombiano Mario Antonio Palacios Palacios y otros 10 sospechosos, interrogaba a la agente especial Jacqueline Valdes en busca de demostrar que el exsoldado estuvo en la casa del mandatario haitiano cuando fue asesinado.
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Sus declaraciones tuvieron lugar en una audiencia ante los tribunales federales de Miami, frente a la jueza Jacqueline Becerra.
Sentada en un podio en diagonal a Palacios, Valdes relató que el exsoldado le pidió que cuidara el collar cuando ambos se encontraron en Jamaica, donde él permanecía escondido.
Primero le dijo que la joya era para su esposa, pero luego, admitió que la había sacado de la casa del expresidente de Haití, explicó Valdes. Cuando uno de los fiscales le preguntó cómo sabía que el collar era de la casa de Moïse, la agente respondió: “Nos dijo”.
La confesión sucedió en Jamaica, a donde escapó Palacios poco después del asesinato de Moïse en su residencia privada de Puerto Príncipe el 7 de julio de 2021. Valdes y otros funcionarios estadounidenses viajaron a Kingston para entrevistar al colombiano, que habría expresado previamente su interés en contar su versión de lo acontecido en Haití.
De acuerdo con las acusaciones, el colombiano habló de manera voluntaria con las autoridades estadounidenses en octubre mientras permanecía escondido y les dijo que lo contrataron para viajar a Haití, brindar seguridad y participar en una supuesta operación para arrestar al presidente.
El colombiano es uno de los 11 sospechosos que fueron acusados en Estados Unidos con relación al asesinato. Tres de ellos se han declarado culpables y uno de ellos —el empresario chileno-haitiano Rodolphe Jaar— ya ha sido condenado a cadena perpetua, en junio.
En Haití, más de 40 sospechosos —18 de ellos exsoldados colombianos— permanecen detenidos a más de dos años del asesinato, mientras un nuevo juez que investiga el caso continúa con los interrogatorios.
Palacios, de 44 años, está acusado de asociación ilícita para cometer un homicidio o secuestro fuera de Estados Unidos y de proporcionar apoyo material que resultó en una muerte, a sabiendas o con la intención de que ese apoyo fuera utilizado para preparar o para concretar el homicidio o secuestro.
La sentencia de otro exsoldado colombiano, Germán Alejandro Rivera García, está programada para el 27 de octubre y la del exsenador haitiano John Joel Joseph —que también fue extraditado desde Jamaica para enfrentar sus cargos— está prevista para diciembre. Otros ocho acusados, incluido Palacios, están a la espera de un juicio el año próximo en Estados Unidos.
En la audiencia, Palacios lucía tranquilo, sentado junto a sus abogados. Vestía uniforme beige de preso y llevaba sus muñecas y tobillos encadenados. Escuchaba la traducción de inglés a español a través de auriculares.
Valdes explicó que viajó a Jamaica para reunirse con Palacios después de que el coronel colombiano Alberto Romero —conocido como “Don Carlos”, “Don Alberto” y “El Chacal”— contactara a la embajada estadounidense en Colombia para decir que Palacios quería hablar sobre lo sucedido en Haití.
Romero, quien dijo haber sido jefe de Palacios y otros soldados colombianos que también están bajo sospecha de haber participado en el asesinato, sería el lazo con Palacios, dijo Valdes. Sin embargo, el coronel no pudo viajar desde Miami a Jamaica por restricciones de la pandemia en ese momento y entonces creó un canal de WhatsApp en el que participaba él, la agente y Palacios, para presentarlos, explicó Valdes al ser interrogada por la fiscalía.
Palacios compartió su locación en ese canal y el 7 de octubre Valdes viajó con otros agentes y funcionarios estadounidenses durante 2,5 horas en automóvil desde Kingston hasta ese lugar remoto para buscarlo. Al verla, Palacios le pidió que guardara el collar y le dijo que era para su esposa. Más tarde, en la entrevista, admitió que lo había tomado de la casa del presidente haitiano, dijo Valdes.
La entrevista se realizó en un hotel Marriot de Kingston, en el cuarto de la agente del FBI. Las autoridades estadounidenses habían reservado otro cuarto, al otro lado del pasillo, desde donde monitoreaban con cámaras y grabadoras.
En un principio, Palacios no dijo que estaba enterado del plan de asesinato, pero luego lo admitió, dijo la investigadora.
La defensa del exsoldado colombiano, en tanto, intentó mostrar que Romero trabajaba para el gobierno estadounidense. Dijo que ya en 2019 se había reunido con agentes del FBI en Miami para un operativo de contrainteligencia y enfatizó que las autoridades estadounidenses le pagaron los gastos del viaje que tuvo que cancelar a Jamaica por la pandemia e incluso más.
Entre las pruebas que mostró había un recibo de 15.000 dólares que le había pagado el gobierno a Romero. Valdes dijo que “varios miles" de dólares fueron para los gastos del viaje y el resto para agradecerle al militar por sus servicios.