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Reseña: En “Nyad” Jodie Foster y Annette Bening hacen un gran equipo

En “Nyad” se muestran dos hazañas de perseverancia. En primer lugar, está la incesante determinación de Diana Nyad (Annette Bening) por nadar de Cuba a Florida a través de 103 millas (165 kilómetros) de aguas abiertas, infestadas de tiburones. Luego está el temple del equipo de apoyo de Nyad para tolerar su carácter ensimismado y testarudo. Ambos son un deporte de resistencia.

“Nyad”, que se estrena en salas selectas el viernes y debuta el 3 de noviembre en Netflix, es en muchos sentidos un drama deportivo convencional, definido por grandes expectativas y triunfos personales. Pero también tiene suficiente material para ayudar a que el filme, dirigido por los intrépidos cineastas Elizabeth Chai Vasarhelyi y Jimmy Chin, su bien no nade contra la corriente de las convenciones de películas biográficas deportivas, al menos tome una corriente rápida para legar a la línea de meta.

En primer lugar, está el hecho de que es un drama deportivo protagonizado por dos actrices de unos 60 años: Bening y Jodie Foster, quien interpreta a la mejor amiga y entrenadora personal de Diana, Bonnie Stoll. Cuando “Nyad” comienza no están en la década de 1970, cuando el récord de natación de Nyad la convirtió en una sensación que acaparaba titulares. Es el 60 cumpleaños de Diana, lo que para ella sólo la leja de un verdadero desafío. “¿Dónde está la excelencia?”, dice.

Poco después, Diana regresa a la piscina y decide nadar de Cuba a Florida. Para Diana, su reto de 50 horas se trata de cumplir un sueño abandonado hace mucho tiempo y una forma de demostrarse a sí misma (y a todos los demás) que la edad no puede contra su voluntad.

Es el raro papel que podría decirse que es al mismo tiempo cebo para tiburones y para los Oscar. Sin embargo, la actuación de Bening tiene poca vanidad. Su Diana es obsesivamente resuelta hasta el grado de que puede resultar desagradable. Cuando Diana llega al océano, Bening se convierte en una fuerza que avanza ferozmente y que no permite que nada (ni tormentas eléctricas ni picaduras de medusas) la detenga en su búsqueda. Sigue nadando... Dejaría a Dory atrás.

Diana también amenaza con dejar atrás a las personas que más se esfuerzan por ayudarla. Aunque la película es principalmente un escaparate para Bening, es el papel secundario de Foster lo que eleva a “Nyad”. Foster, quien está por recibir el Premio a la Excelencia Artística en la 21ª edición del Festival Internacional de Cine de Morelia en México, es una presencia rara en la pantalla en estos días, lo que sólo hace que su calidez y tranquilidad sean aún más poderosas aquí. “Nyad” se equilibra entre la ambición admirablemente loca de Diana y el apoyo leal (hasta cierto punto) de Bonnie a su amiga. En cualquier caso, es un recordatorio, como un balde de agua fría, de lo buena que puede ser Foster.

Otros personajes secundarios también están presentes en el viaje, en particular el cautivador John Bartlett interpretado por Rhys Ifans. Es un cliché pero muy agradable. La propia Nyad ha sido a menudo una promotora de sí misma astuta y poco dada a compartir el centro de atención. Es un mérito de la película que se aparte de su quisquillosa protagonista al mismo tiempo que la exalta.

Pero “Nyad” sí acepta el logro final de Nyad, incluso si algunos lo han cuestionado. Su ruta de 2013 a los Cayos de Florida nunca fue ratificada por la Asociación Mundial de Natación en Aguas Abiertas, y sus colegas nadadores de largas distancias han puesto en duda su logro. Nyad ha sostenido enérgicamente que completó la ruta sin ayuda. A veces, “Nyad” hace todo lo posible para describirla como alguien consciente de las reglas.

Vasarhelyi y Chin, en su debut en el género dramático, mezclan material documental a lo largo de la película, realizando una transición suave desde el mundo de no ficción del que provienen. Son el equipo cinematográfico detrás de destacados documentales como el ganador del Oscar “Free Solo” y la crónica de cuevas tailandesa “The Rescue” (“Rescate en las profundidades”).

Esas películas fueron excelentes no sólo por la audacia cinematográfica de Vasarhelyi y Chin sino por su firme comprensión de la psicología de aquellos que se esfuerzan hasta los extremos físicos. Para profundizar sobre sus impulsos, “Nyad” se basa en recuerdos de Diana, incluido un encuentro con un entrenador de natación anónimo que Nyad dijo que la agredió sexualmente a ella y a otras personas.

Y al igual que Alex Honnold de “Free Solo” y los buzos británicos de cuevas de “The Rescue”, “Nyad” argumenta de manera convincente que para lograr algo grandioso –para soñar realmente en grande– es posible que también se necesite una dosis de ilusión.

“Nyad”, un estreno de Netflix, tiene una clasificación PG-13 (que advierte a los padres que podría ser inapropiada para menores de 13 años) de la Asociación Cinematográfica de Estados Unidos (MPAA, según sus siglas en inglés) por temas relacionados con abuso sexual, algunos diálogos y desnudos breves. Duración: 121 minutos. Tres estrellas de cuatro.

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