Si los reguladores gubernamentales prevalecen contra Google en el mayor juicio antimonopolio en Estados Unidos en un cuarto de siglo, es probable que desaten cambios drásticos que socavarán el dominio de un motor de búsqueda que define el internet para miles de millones de personas.
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A medida que el juicio de 10 semanas que investiga las prácticas comerciales de Google se acerca a la mitad del camino, todavía es muy pronto para decir si el juez federal de distrito Amit Mehta se pondrá del lado del Departamento de Justicia e intentará esposar a una de las empresas tecnológicas de mayor predominio en el mundo.
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Si Mehta dictamina que Google ha mantenido un monopolio ilegal en las búsquedas, el castigo podría abrir nuevas vías en línea para que los consumidores y las empresas exploren internet en busca de información, entretenimiento y comercio.
“El juez puede obligar a Google a abrir las compuertas para que más startups y otros competidores puedan ejercer una mayor presión competitiva sobre Google, lo que creará servicios en línea de mayor calidad”, dijo Luther Lowe, vicepresidente sénior de políticas públicas de Yelp. El sitio de reseñas de negocios en línea ha sido uno de los críticos más duros de Google, y ha pasado más de una década en lucha contra una estrategia que favorece sus propios servicios en los resultados de búsqueda.
El motor de búsqueda de Google obtuvo su enorme participación de mercado al presentarle a las personas casi instantáneamente una selección útil de los miles de millones de sitios web que han sido indexados desde que Larry Page y Sergey Brin, exestudiantes de posgrado de la Universidad de Stanford, desarrollaron la tecnología a finales de la década de 1990.
Además de su magia tecnológica, Google también paga miles de millones de dólares cada año para garantizar que su motor de búsqueda sea la configuración predeterminada para responder las consultas ingresadas en los teléfonos inteligentes y navegadores web más populares del mundo.
Estos acuerdos no impiden que los usuarios cambien a un motor de búsqueda diferente en su configuración, pero es un proceso tedioso que pocas personas se molestan en realizar. Esta realidad es la razón por la que Google está dispuesto a pagar tanto por una posición privilegiada, según el Departamento de Justicia.
Los pagos de Google para ocupar un sitio preeminente a la hora de efectuar búsquedas —incluido un estimado de entre 15.000 y 20.000 millones de dólares por año tan sólo a Apple— encabezan el caso del Departamento de Justicia, por lo que es probable que el juez los prohíba si falla en contra de Google.
Si eso sucediera, los expertos creen que la solución más probable en Estados Unidos sería exigir que los teléfonos inteligentes y los navegadores web muestren una gama de diferentes motores de búsqueda durante el proceso de configuración. Eso es algo que ya se hace en Europa, donde todo indica, hasta ahora, que la mayoría de la gente todavía opta por Google.
Eso podría deberse a que creen que Google es realmente el mejor motor de búsqueda —como argumenta Google en su defensa—, o a que simplemente confían más en la marca que en opciones rivales como Bing, de Microsoft, o DuckDuckGo, que se centra en la privacidad.
Satya Nadella, director general de Microsoft, declaró que Google tiene un control casi hipnótico sobre los usuarios cuando testificó este mes durante el juicio.
“Te levantas por la mañana, te cepillas los dientes y buscas en Google”, dijo Nadella. Luego agregó que la única manera de romper ese hábito es modificar la configuración predeterminada.
Si el fallo no excluye a los rivales de Google de pagar para ser el motor de búsqueda automático en teléfonos inteligentes y navegadores web, Microsoft podría comprar la posición predeterminada para Bing, una oportunidad que Nadella indicó que aprovecharía.
“Hay configuraciones predeterminadas; es lo único que importa en términos de cambiar el comportamiento de búsqueda”, testificó Nadella.
Florian Schaub, profesor adjunto de información en la Universidad de Michigan, cree que el resultado más justo del juicio sería una prohibición general a todos los acuerdos predeterminados entre dos empresas.
“El entorno actual está siendo moldeado por una arquitectura diseñada por las grandes empresas que controlan el espacio”, explicó Schaub. “Lo que el gobierno puede hacer es inyectar algo de neutralidad en esto y darle a los consumidores algunas opciones reales. Si incluso así la gente elige usar Google, eso es al menos una elección del consumidor, lo que sería mejor que dejar que la gente se apegue a una configuración predeterminada porque está condicionada a esa opción predeterminada”.
En su testimonio durante el juicio, Eddy Cue, ejecutivo de Apple, dijo que la empresa ha adoptado a Google como el motor de búsqueda preferido en el iPhone y otros productos porque brinda la mejor experiencia para sus clientes. Esa postura ha generado especulaciones de que, si a Apple se le impide usar a Google como el motor de búsqueda predeterminado del iPhone, podría aplicar su fuerza como la empresa más rica del mundo y desarrollar su propia tecnología de búsqueda.
No obstante, una prohibición generalizada sobre los acuerdos de búsqueda predeterminados —que han sido muy rentables para Apple y otras empresas, tales como el proveedor de servicios inalámbricos Verizon— podría desencadenar consecuencias no deliberadas, como un aumento en los precios de otros productos populares.
“Si Google ya no le paga mucho dinero a Apple y otras empresas, estas podrían aumentar los precios de sus dispositivos”, dijo David Olson, profesor adjunto de la Facultad de Derecho de la Universidad de Boston, quien da seguimiento al juicio antimonopolio. “No creo que sean grandes (incrementos), pero podríamos ver algunos aumentos de precios porque en esencia Google ha estado subsidiando el costo de dispositivos como el iPhone”.
Otra consecuencia de una prohibición de los acuerdos de búsqueda predeterminados es que Google aún podría tener una ventaja predominante en la búsqueda si la gente continúa eligiéndolo de manera proactiva, y la empresa tendría miles de millones de dólares más para gastar en otras áreas que antes dedicaba a acuerdos que realmente no necesitaba para nada.
“Google debe pensar que obtiene un gran beneficio de esos acuerdos predeterminados, pero quizás en realidad no valgan tanto la pena”, agregó Olson. “Tal vez su análisis de costo/beneficio esté equivocado y acabarán ganando más dinero y con el mismo predominio. Eso sería irónico”.
Aunque el juicio se centra en el motor de búsqueda de Google, una victoria del gobierno podría tener consecuencias más amplias en toda la industria tecnológica si Mehta decidiera que todas las configuraciones predeterminadas son anticompetitivas y prohibiera la totalidad de dichas configuraciones predeterminadas.
“Si uno de los desenlaces del juicio es que es necesario que haya opciones más neutrales, no sólo afectaría a Google en los teléfonos Android, sino que también podría afectar a Apple y al iPhone”, refirió Schaub. “¿Significa esto que los teléfonos de Google podrían tener que ofrecer a Siri (la asistente virtual de Apple) como alternativa al Asistente de Google? ¿O los dispositivos de Apple tendrían que ofrecer el Asistente de Google?
Una decisión como esa abriría una grieta en el muro digital que Apple ha construido alrededor del iPhone para darle a su propio software y a ciertos productos suyos —como Siri— acceso exclusivo a los más de mil millones de usuarios del dispositivo, preparando el escenario para otra posible batalla jurídica.