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Perecen casi 1.000 aves cantoras tras colisionar con ventanales de sala de exhibiciones en Chicago

Desde hace 40 años, David Willard inspecciona los alrededores de un centro de exposiciones a orillas del lago en Chicago en busca de aves muertas. El jueves en la mañana se topó con una escena horrible: cientos de pájaros cantores sin vida, tantos que se asemejaban a una alfombra.

Casi 1.000 pájaros cantores perecieron en la noche tras estrellarse contra los ventanales del McCormick Place Lakeside Center, debido —según ornitólogos— a una confluencia mortal de condiciones migratorias óptimas, lluvia, luces a baja altura en el inmueble y muros creados a base de ventanales.

“Parecía una alfombra de aves muertas en las ventanas allí”, dijo Willard, que está jubilado y solía ser director de la división de colecciones de aves en el Museo Field de Chicago, donde sus responsabilidades incluían administrar, preservar y catalogar la colección de 500.000 especímenes de aves, y también indagar las colisiones que protagonizan como parte de las investigaciones sobre su migración.

“En una noche ordinaria había de cero a 15 aves (muertas). Fue un acontecimiento impactante y atípico respecto a lo que hemos experimentado”, dijo Willard. “En 40 años de dar seguimiento a lo que ocurre en McCormick jamás vimos nada ni remotamente de esa magnitud".

Los investigadores calculan que cientos de millones de aves mueren cada año por colisiones con ventanas en Estados Unidos. En 2014, científicos del Instituto Smithsonian de Biología de la Conservación y del Servicio Federal de Pesca y Vida Silvestre (FWS, por sus siglas en inglés) difundieron un estudio que establecía la cifra entre 365 millones y 988 millones de aves al año.

Las colisiones de aves con ventanas son un problema en casi todas las grandes ciudades de Estados Unidos. Las aves no advierten el vidrio transparente ni el reflejante ni comprenden que es una barrera letal. Cuando ven plantas o matas a través de las ventanas o reflejadas en ellas vuelan en esa dirección, y perecen.

Las aves que emigran durante la noche, como los gorriones y las currucas, se valen de las estrellas para orientarse. Las luces brillantes de los edificios las atraen y las confunden, lo que hace que se estrellen contra las ventanas o que vuelen alrededor de las lámparas hasta que mueren de agotamiento, un fenómeno conocido como atracción lumínica fatal. En 2017, por ejemplo, casi 400 aves paseriformes se desorientaron por la iluminación de un rascacielos de Galveston, Texas, y perecieron al chocar con las ventanas.

“Por desgracia, es realmente frecuente”, dijo Matt Igleski, director ejecutivo de la Sociedad Audubon de Chicago. “Vemos que esto sucede en casi todas las grandes ciudades durante la migración de primavera y otoño. Esto (las colisiones con los ventanales en McCormick Place) fue un solo acontecimiento muy catastrófico, pero cuando lo sumas todo (en todo el país), siempre es así”.

Las condiciones eran propicias para una emigración masiva de aves cantoras hacia el sur el miércoles en la noche sobre Chicago, dijo Stan Temple, profesor de ecología silvestre de la Universidad de Wisconsin-Madison y experto en aves.

Las aves cantoras pequeñas se alimentan durante el día y emigran en la noche para evitar la turbulencia del aire y a los depredadores. Han estado aguardando a que los vientos del norte las impulsen hacia el sur, dijo Temple, pero septiembre tuvo vientos en dirección sur inusualmente calientes que hicieron que las aves permanecieran estáticas aquí. El miércoles por la noche un frente favorable sopló hacia el sur, proporcionando un viento de cola, y miles de aves emprendieron el vuelo.

“Todas estas aves estaban ansiosas de irse, pero se habían contenido debido a estos extraños septiembre y octubre, con temperaturas muy por encima de lo normal", dijo Temple. “Estas aves numerosas aves despegaron en conjunto”.

Las aves se enfilaron hacia el sur por encima de Chicago, siguiendo el litoral del lago Michigan, y directamente hacia un laberinto de estructuras iluminadas, dijo Temple.

Una lluvia previa al amanecer las obligó a disminuir su altitud, donde se encontraron con las luces encendidas de McCormick Place, dijo Willard. Según un conteo del Museo Field, 964 aves perecieron en el centro. La cifra rebasa en más de 700 aves a las encontradas muertas en el centro en cualquier fecha en los últimos 40 años, señaló Willard. Ejemplares de 33 especies perecieron, según el museo. La mayoría eran currucas, a decir reinitas palmeras y reinitas coronadas.

Las colisiones con las ventanas y la atracción lumínica fatal son fácilmente prevenibles, dijo Ana Pidgeon, ecologista aviar en la Universidad de Wisconsin-Madison. Los administradores de los edificios pueden sencillamente atenuar las luces, dijo, y los arquitectos pueden diseñar ventanas con marcas en los cristales que las aves pueden reconocer fácilmente. La gente puede poner cortinas, pintar sus ventanas o colocar pegatinas en los vidrios.

La ciudad de Nueva York decidió apagar los dos reflectores que simbolizan las torres derribadas del World Trade Center por ciertos periodos durante su ceremonia anual del 11 de septiembre, con el fin de impedir que las aves queden atrapadas entre las columnas de luz. En 1999, la Audubon National Society lanzó un programa llamado Apaguen las Luces, en un intento por alentar a los centros urbanos a que apaguen o atenúen su iluminación durante los meses de migración. Casi 50 ciudades de Estados Unidos y Canadá se han sumado al movimiento, incluidas Toronto, Nueva York, Boston, San Diego, Dallas y Miami.

Chicago también participa en el programa Apaguen las Luces. En 2020 el consejo municipal aprobó un decreto local que hizo obligatoria la adopción de medidas de protección para las aves en los edificios nuevos, pero no ha puesto en marcha los requisitos. Las primeras estructuras en McCormick Place fueron construidas en 1959.

Cynthia McCafferty, una portavoz de McCormick Place, dijo que la sala de exhibiciones participa en Apaguen las Luces, y la iluminación interior es apagada a menos de que personal, clientes o visitantes la necesiten. Indicó también que el centro tiene un refugio para aves de 2,4 hectáreas (seis acres).

McCafferty dijo que se ha desarrollado un evento durante toda la semana en el centro, por lo que las luces están encendidas cuando el lugar está ocupado, pero se apagan cuando está vacío. Dijo no tener la certeza de la hora a la que sucedieron las colisiones con los ventanales ni si el centro estaba ocupado en ese momento.

“Se trata de un inmueble extraño”, dijo Willard en referencia al centro de exhibiciones “Cuando se construyó la gente no pensaba en la seguridad de las aves. Sigue sucediendo lo mismo en la mayor parte de la arquitectura. Está justo frente al lago. Hay muchas noches en las que está encendido. La gente describe toda la noche de la migración como un acontecimiento que se ve una sola vez en la vida… (pero) esto sigue siendo una intrusión inaceptable de los humanos y su arquitectura. Es terriblemente triste y dramático".

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