BRUSELAS, 3 (EUROPA PRESS)
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En la recomendación remitida a las capitales, Bruselas evita nombrar al gigante asiático como fuente primera de la preocupación e insiste en que cada caso debe examinarse individualmente, pero enmarca esta iniciativa en el compromiso común de "reducir riesgos sin romper lazos" con terceros países, una expresión que se repite con frecuencia desde Bruselas para referirse a las tensiones geopolíticas con Pekín.
"La tecnología está ahora en el corazón de la competencia geopolítica y la Unión Europea quiere ser actor, no el terreno de juego", ha expresado la vicepresidenta de la Comisión Europea responsable de Estado de derecho, Vera Jourova.
El comisario de Mercado Interior, Thierry Breton, por su parte, ha defendido que tomar "medidas de protección no significa proteccionista" y ha apuntado con ello que para mitigar las debilidades urgentes que se identifiquen se explorarán soluciones que también apoyen el desarrollo de estas tecnologías en la UE o busquen nuevas alianzas con socios internacionales.
Ya en junio pasado, el Ejecutivo comunitario avisó de la necesidad de que el bloque tome medidas para evitar que países terceros que puedan pone en riesgo la seguridad europea, como China o Rusia, tengan acceso a tecnologías punteras desarrolladas por empresas europeas o a infraestructuras clave mediante inversiones o relaciones comerciales.
Por ello, Bruselas reclama una "estrategia de seguridad económica" que pasa primero por identificar los riesgos más serios y un mejor control de las operaciones comerciales de entrada y salida.
Consciente de las limitaciones de la competencia comunitaria, el Ejecutivo comunitario llama a la colaboración de los Estados miembro y del sector privado para iniciar la reflexión y crear un marco de acción común.
El primer paso es la lista de diez sectores clave para la seguridad nacional y europea (como los microchips, la Inteligencia Artificial o las supercomputadoras) que Bruselas presenta ahora a los gobiernos, destacando cuatro sobre esas diez áreas para las que pide una evaluación de los riesgos sistémicos antes de que acabe el año.
Para seleccionar la decena de sectores vulnerables, Bruselas se ha apoyado en tres criterios: que se trate de una tecnología con posible doble uso civil y militar, que pueda volverse en una amenaza para los Derechos Humanos y que tengan naturaleza transformativa.