CIUDAD DEL VATICANO (AP) — El papa Francisco creó el sábado 21 nuevos cardenales en una ceremonia llena de rituales, incluidas figuras clave en el Vaticano y en el campo que ayudarán a implementar sus reformas y cimentar su legado mientras entra en una nueva fase crucial en la gestión de la Iglesia Católica.
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En un día fresco y soleado, lleno de vítores desde la Plaza de San Pedro, Francisco amplió aún más su influencia en el Colegio Cardenalicio que algún día elegirá a su sucesor: con las incorporaciones del sábado, casi tres cuartas partes de los “príncipes de la iglesia” en edad de votar deben sus capelos rojos al jesuita argentino.
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En sus instrucciones a los nuevos cardenales al inicio del servicio, Francisco dijo que su variedad y diversidad geográfica servirían a la iglesia como músicos en una orquesta, donde a veces tocarán solos y otras veces en conjunto.
“Por eso es esencial la escucha mutua: cada músico debe escuchar a los demás”, les dijo.
Entre los nuevos cardenales se encuentran el recién nombrado y controvertido prefecto de la Doctrina de la Fe, el argentino Víctor Manuel Fernández, y el misionero nacido en Chicago ahora responsable de investigar a los candidatos a obispo en todo el mundo, Robert Prevost.
También ingresaron al exclusivo club los embajadores del Vaticano en Estados Unidos e Italia, dos importantes puestos diplomáticos donde la Santa Sede tiene un gran interés en reformar la jerarquía eclesiástica. Líderes de la iglesia en puntos geopolíticos críticos como Hong Kong y Jerusalén, comunidades frágiles como Yuba, Sudán del Sur, y favoritos sentimentales como Córdoba, Argentina, completaron la lista.
Los ascensos de Prevost y del embajador en Washington, el cardenal francés Christophe Pierre, fueron señales claras de que Francisco tiene la mirada puesta en los cambios de la relación de fuerzas en el seno de la jerarquía estadounidense, donde algunos obispos conservadores se han resistido enérgicamente a sus reformas. Pierre y Prevost son los responsables de proponer nuevos candidatos al episcopado y supervisar cualquier investigación a los obispos problemáticos.
“Creo que tengo algunas intuiciones sobre la iglesia en Estados Unidos”, dijo Prevost durante una recepción posterior a la ceremonia en el Palacio Apostólico. “Por eso, la necesidad de asesorar, de trabajar con el papa Francisco y ver los retos que enfrenta la iglesia en Estados Unidos, espero poder responder a ellos con un diálogo sano”.
La ceremonia tuvo lugar días antes de que Francisco inaugure una gran reunión de obispos y católicos laicos sobre cómo trazar el futuro de la iglesia, donde se discutirán temas candentes como el papel de las mujeres en la iglesia, los católicos LGBTQ+ y el celibato sacerdotal.
El sínodo, que se celebrará del 4 al 29 de octubre, es la primera de dos sesiones —la segunda se celebrará el próximo año— que, en muchos sentidos, podrían cimentar el legado de Francisco mientras busca hacer de la Iglesia un lugar donde todos sean bienvenidos.
Varios de los nuevos cardenales son miembros votantes del sínodo y han dejado en claro que comparten una visión de la iglesia que atiende más a la gente en los reclinatorios que a los jerarcas, y que el cambio creativo es necesario. Entre ellos se encuentra Fernández, conocido como el “teólogo del papa”, quizás el nombramiento más trascendental de Francisco en el Vaticano en sus 10 años de pontificado.
Al elegir a Fernández como guardián de la fe, el papa dejó en claro que quería que su compatriota argentino supervisara una ruptura radical con el pasado, diciendo que el antiguo Santo Oficio a menudo recurrió a “métodos inmorales” para hacer cumplir su voluntad.
En lugar de condenar y juzgar, Francisco dijo que quería una oficina de doctrina que proteja la fe y dé esperanza a la gente. También dejó en claro que Fernández no tendría que lidiar con casos de abuso sexual y dijo que la sección de disciplina de la oficina podría manejar ese expediente.
Fue una decisión muy debatida, dado que el propio Fernández ha reconocido que cometió errores en el manejo de un caso cuando era obispo de La Plata, Argentina, y que la magnitud del problema clama por un liderazgo global fiable y de alta jerarquía.
En la víspera del consistorio de la elevación de Fernández al cardenalato, víctimas de abusos sexuales clericales, entre ellas una de La Plata, se concentraron en el Vaticano para pedir a Francisco que se retractara del nombramiento.
“Ningún obispo que ha encubierto crímenes sexuales a menores e ignorado y desdeñado a víctimas del abuso clerical en su diócesis debe dirigir la oficina que supervisa, investiga y juzga a los clérigos por abuso sexual en todo el mundo ni debe ser nombrado cardenal”, dijo Julieta Añazco, la víctima de La Plata, según un comunicado de End Clergy Abuse.
Con la ceremonia del sábado, Francisco habrá nombrado a 99 de los 137 cardenales menores de 80 años y, por lo tanto, elegibles para votar en un futuro cónclave para elegir a su sucesor. Si bien no todos son protegidos del pontífice que repiten sus ideas, muchos comparten el dar peso al aspecto pastoral en oposición a los doctrinarios que solían nombrar Juan Pablo II y Benedicto XVI.
Semejante proporción de cardenales designados por Francisco prácticamente asegura que un próximo papa será uno de sus cardenales, lo que indica cierta continuidad en cuanto a las prioridades.
De los cardenales en edad de votar, 52 son europeos, 39 americanos y 24 asiáticos.