MADRID, 19 (EUROPA PRESS)
La región de Nagorno Karabaj, un territorio de unos 4.400 kilómetros cuadrados en el Cáucaso Sur, es escenario desde este martes de una nueva ofensiva militar por parte del Ejército azerí tras meses de tensiones y a pesar de los intentos por parte de la comunidad internacional para lograr que Armenia y Azerbaiyán firmen un acuerdo de paz definitivo que ponga fin a una disputa que se retrotrae más de tres décadas y que ha dejado miles de muertos y desplazados.
Nagorno Karabaj es un territorio en disputa y, si bien es reconocido internacionalmente como parte de Azerbaiyán, la mayoría de la región está gobernada por la autoproclamada república de Artsaj --respaldada por Armenia--, desde la Primera Guerra de Nagorno Karabaj, entre 1988 y 1994.
El territorio, poblado durante siglos por cristianos armenios y musulmanes azeríes, se convirtió en parte del Imperio Ruso en el siglo XIX y fue convertido en una Región Autónoma con una mayoría armenia en los años veinte del siglo XX por parte de las autoridades de la Unión Soviética.
Previamente, tras la revolución de 1917, pasó a ser parte de la República Federativa Democrática Transcaucásica, disuelta posteriormente para crear las repúblicas de Armenia, Georgia y Azerbaiyán tras quedar bajo control soviético, quienes decidieron que quedara bajo la administración de la República Soviética de Azerbaiyán.
Décadas después, en 1988, la asamblea regional aprobó una resolución para que Nagorno Karabaj se incorporara a Armenia, medida respaldada por el Parlamento de la República Socialista de Armenia y frenada desde Moscú. El colapso y desintegración de la URSS desencadenó una guerra entre las dos antiguas repúblicas.
La guerra, precedida por años de protestas de la población local a favor de la unión a Armenia, permitió a las fuerzas armenias hacerse con un catorce por ciento del territorio azerí, lo que forzó a Bakú a reconocer Nagorno Karabaj como una tercera parte en conflicto y permitió la firma de un alto el fuego en 1994.
Durante la guerra, que se saldó con más de 30.000 muertos, se celebró un referéndum (1992) en el cual el territorio se proclamó como una república independiente, si bien ningún país ha reconocido a las autoridades de Artsaj, que cuentan en Armenia con su principal aliado.
El alto el fuego, mediado por Rusia, se vio seguido por numerosas acusaciones cruzadas por parte de Ereván y Bakú en torno a enfrentamientos armados, al tiempo que la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) creó el Grupo de Minsk, copresidido por Rusia, Francia y Estados Unidos e integrado por otros países, incluidas las partes en conflicto, para buscar una solución definitiva.
Los contactos se saldaron sin avances reales de cara a un acuerdo de paz, en medio de posturas aparentemente irreconciliables por parte de Armenia para que se escuche a la población de Nagorno Karabaj de cara a la determinación de su futuro y las exigencias de Azerbaiyán para el fin de la ocupación de su territorio. A pesar de ello, en noviembre de 2008 se firmó un acuerdo, el primero en 15 años, entre el entonces presidente armenio, Serzh Sargsián --nacido en Nagorno Karabaj--, y su homólogo azserí, Ilham Aliyev, comprometiéndose a intensificar los esfuerzos lograr solucionar el conflicto.
LA SEGUNDA GUERRA DE NAGORNO KARABAJ
Esta situación continuó casi sin cambios hasta 2016, cuando se registraron los combates a mayor escala en la zona --que se saldaron con 300 muertos--, si bien la situación se deterioró drásticamente en 2020 con el estallido de la conocida como Segunda Guerra de Nagorno Karabaj después de que Bakú lanzara una ofensiva a gran escala.
Las operaciones militares, que se extendieron durante seis semanas, permitieron a Bakú recuperar partes importantes de territorio --incluida la ciudad de Shusha-- y finalizaron tras un nuevo alto el fuego mediado por Rusia, que desplegó una fuerza de pacificación para garantizar su cumplimiento.
Este acuerdo incluía la aceptación por parte de las autoridades armenias sobre la devolución de todo el territorio ocupado fuera de la antigua Región Autónoma de Nagorno Karabaj durante la época soviética, lo que desató protestas a gran escala en el país reclamando la dimisión del primer ministro, Nikol Pashinián, por lo que se entendió como una capitulación.
Las protestas derivaron en una convocatoria de elecciones anticipadas en las que se impuso el partido de Pashinián, quien siguió al frente del Gobierno y quien ha apostado por mantener un proceso de diálogo con Azerbaiyán de cara a un acuerdo definitivo, si bien las diferencias entre las partes han impedido que lleguen a buen puerto.
A lo largo de 2022 se registró un nuevo repunte de la retórica y los enfrentamientos en la frontera, si bien la situación fue reconducida por la comunidad internacional, que instó a las partes a continuar el diálogo --incluidas reuniones en Moscú, Washington y Bruselas-- para intentar solventar el conflicto por la vía diplomática.
Sin embargo, estos esfuerzos sufrieron un importante varapalo a causa del bloqueo por parte de Azerbaiyán del corredor de Lachín, que conecta Armenia con Nagorno Karabaj, que llevaron a Ereván a denunciar una crisis humanitaria en el territorio y a acusar a Bakú de cometer una "limpieza étnica".
Así, Armenia denunció que las medidas de Azerbaiyán suponían una violación del acuerdo de 2020 y pidió a la comunidad internacional que presionara a Bakú para que levantara el bloqueo al territorio, en medio de las críticas internacionales contra la medida de las autoridades azeríes y las advertencias sobre el potencial de un repunte de las tensiones.
Las autoridades de Azerbaiyán han rechazado en todo momento las acusaciones e incluso anunciaron en abril la instalación de un "puesto fronterizo" en la carretera, que considera que se encuentra bajo su soberanía, insistiendo en que la vía debe estar abierta para el paso de civiles, pero no de carga y materiales, que deberían ir a través de la carretera entre Aghdam y la capital de Nagorno Karabaj, Stepanakert.
LOS NUEVOS COMBATES
Así, los últimos meses han estado marcados nuevamente por los cruces de denuncias sobre violaciones del alto el fuego y las críticas por la falta de avances en las negociaciones de paz, si bien se registraron diversos avances que hicieron pensar que un acuerdo era posible a corto o medio plazo.
De hecho, el propio Pashinián expresó la semana pasada su esperanza de que el acuerdo pudiera firmarse antes de que terminara el año o a principios de 2024, a pesar de que los principales puntos de disenso parecen haber registrado pocos avances tras meses de conversaciones.
Finalmente, el Gobierno azerí ha denunciado este martes la muerte de varios civiles y militares por la explosión de dos minas antipersona y ha anunciado el inicio de una "operación antiterrorista" en Nagorno Karabaj que ha incluido ataques con artillería contra Stepanakert y otras localidades.
Armenia ha denunciado horas después otra agresión a gran escala" por parte de Bakú "contra la población de Nagorno Karabaj", y ha dicho que "está destinada a completar su política de limpieza étnica", mientras que Azerbaiyán ha argumentado que ataca únicamente "objetivos militares legítimos".
Por su parte, Rusia ha hecho un llamamiento al fin de las hostilidades y a retomar el proceso de diálogo, ante el riesgo de un nuevo conflicto a gran escala en la región, incluido el posicionamiento de países de la zona a favor o en contra de los actores implicados.
Turquía ha expresado en todo momento un firme respaldo a Azerbaiyán, con el que comparte lazos culturales e históricos, mientras que Irán --que comparte frontera con ambos países-- advirtió durante el conflicto de 2020 de una posible "guerra regional".