TAPACHULA, México (AP) — Un grupo de migrantes irrumpió el lunes en las oficinas de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiado (COMAR), en la ciudad fronteriza de Tapachula, para presionar por el inicio de los trámites de asilo.
En una expresión del creciente desespero que impera entre los miles de migrantes concentrados en el sur de México, un grupo de haitianos derribó las vallas metálicas y empujó a policías y elementos de la Guardia Nacional que custodiaban la oficina de la COMAR en Tapachula.
En ese punto, se concentra más de la mitad de las 100.000 solicitudes de asilo que se han acumulado hasta agosto en México.
En el forcejeo con las autoridades, varios extranjeros cayeron al piso y otros fueron pisados, pero las autoridades no reportaron heridos en el incidente.
“Muy complicadas las cosas aquí. Demasiada gente aquí. Los haitianos se desesperan, brincaron la cerca y eso conlleva que el proceso sea más lento”, expresó el migrante cubano Miguel Argoten, quien relató que lleva una semana intentando iniciar los trámites afuera de las oficinas de la agencia mexicana de ayuda a refugiados.
En las últimas semanas, la dependencia migratoria se ha visto superada ante las 2.000 personas que recibe diariamente. A mediados de la semana pasada, la COMAR suspendió actividades tras una irrupción violenta de solicitantes de asilo. Las operaciones se reanudaron un día después con el apoyo de la Guardia Nacional.
Andrés Ramírez Silva, director de la COMAR, dijo recientemente que la frontera sur de México experimenta un aumento drástico de solicitantes de asilo por lo que este año podrían llegar a 150.000, muy por encima del récord de 129.000 de 2021.
De acuerdo con las cifras oficiales, cubanos, haitianos y hondureños concentran actualmente el 80% de las solicitudes de refugio.
El creciente flujo de migrantes también ha generado preocupación en otros países de la región. Las autoridades panameñas anunciaron que aumentarían las deportaciones y construirían nuevas instalaciones cerca de la frontera con Colombia para mantener a los migrantes separados de las pequeñas comunidades que los reciben.
Panamá ha declarado que este año más de 350.000 extranjeros han cruzado la selva del Darién, fronteriza con Colombia, una cifra que ya ha batido el récord del año pasado de casi 250.000.