MADRID, 15 (EUROPA PRESS)
Según han explicado, en medio de las pérdidas de vidas debidas a desastres y conflictos, como los ocurridos en Marruecos o Libia recientemente, a menudo reinan temores infundados y malentendidos respecto de los muertos, aunque es poco probable que los cadáveres representen una amenaza para la salud.
Esto se debe a que las víctimas que han muerto por traumatismos, ahogamiento o incendio, normalmente no albergan organismos que causen enfermedades con las precauciones habituales. Las excepciones son cuando las muertes se producen por enfermedades infecciosas como el ébola o las enfermedades de marburgo o el cólera, o cuando el desastre se produce en una zona endémica de estas enfermedades infecciosas.
Sin embargo, los cadáveres cerca o en los suministros de agua pueden generar problemas de salud, ya que los cuerpos pueden filtrar heces y contaminar las fuentes de agua, lo que genera riesgo de diarrea u otras enfermedades. No se deben dejar los cuerpos en contacto con fuentes de agua potable.
"La creencia de que los cadáveres provocarán epidemias no está respaldada por pruebas. Vemos demasiados casos en los que los informes de los medios e incluso algunos profesionales médicos se equivocan en esta cuestión", ha señalado el jefe de la unidad forense del CICR, Pierre Guyomarch, que ha añadido que "aquellos que sobreviven a un evento como un desastre natural tienen más probabilidades de propagar enfermedades que los cadáveres".
"Instamos a las autoridades de las comunidades afectadas por la tragedia a que no se apresuren a realizar entierros o cremaciones masivas. La gestión digna de los cadáveres es importante para las familias y las comunidades y, en casos de conflicto, suele ser un componente importante para lograr un fin más rápido a los combates", ha explicado el responsable médico de bioseguridad y bioprotección del Programa de Emergencias Sanitarias de la OMS, Kazunobu Kojima.
En este sentido, los expertos aseguran que deshacerse de los cadáveres de quienes murieron en desastres o conflictos priva a las familias de la oportunidad de identificar y llorar a sus seres queridos, sin proporcionar ningún beneficio para la salud pública.
"El tratamiento digno de los muertos requiere tiempo adecuado para identificar a los fallecidos, llorarlos y realizar ritos funerarios de acuerdo con las normas culturales y sociales locales", ha resaltado el oficial superior de Salud Pública en Emergencias de la FICR y jefa de Operaciones de Emergencia de Respuesta al Terremoto de Marruecos, Gwen Eamer.