ROMA (AP) — Migrantes en una flotilla de botes precarios que partieron de Túnez avasallaron el miércoles una pequeña isla italiana, superando la capacidad de la guardia costera para interceptar las embarcaciones de los traficantes. El hecho ha puesto a prueba la promesa de la premier Giorgia Meloni de impedir la inmigración irregular.
La presión sobre la primera jefa de gobierno italiana de extrema derecha desde la Segunda Guerra Mundial se acrecentó con las promesas de Francia e Italia de rechazar a los migrantes que arriban a Italia por mar y que, desafiando las normas de asilo de la Unión Europea, van hacia el norte en busca de trabajo o familiares.
Desde la madrugada del martes, los botes de hierro precarios empezaron a llegar uno detrás de otro, en lo que parecía ser una procesión para los espectadores desde Lampedusa, una isla dedicada a la pesca y el turismo al sur de Sicilia. Casi 6.400 migrantes arribaron en poco más de 24 horas, una cifra que supera en algunos centenares la población permanente de la isla.
Para el miércoles a la noche habían arribado unos 120 botes, dijo el ministro de Transportes, Matteo Salvini.
Dada la imposibilidad de que la guardia costera y los buques de la patrulla fronteriza interceptaran a todos los botes antes de llegar a la costa, decenas de migrantes eludieron momentáneamente a los agentes al encaramarse a las rocas de la costa de Lampedusa por sus propios medios.
Cuando la guardia costera intentó ayudar a un bote el miércoles, este dio una vuelta y una madre con su bebé de cinco meses cayeron al mar, dijo la emisora estatal Rai desde Lampedusa. La mujer guineana fue rescatada en estado de shock, pero el bebé murió, dijo la Rai.
La oleada de migrantes se debió a un atasco en los puertos tunecinos debido a que el mar embravecido impidió la zarpada de los botes durante días, según las autoridades italianas.
Dado que la única residencia para migrantes en Lampedusa tiene unas 450 camas, las autoridades se apresuraron a trasladar a los migrantes en buques comerciales o guardacostas o en aviones a Sicilia o a Calabria, la punta meridional de la bota italiana.
“Nuestro objetivo es llevarlos lo antes posible”, dijo Filippo Romano, prefecto de Agrigento, la provincia siciliana que incluye a Lampedusa. Dijo que en ciertos días, más de 4.000 migrantes llegaron a la costa y las autoridades los trasladaron a otras partes para tramitar sus pedidos de asilo.
Según el ministerio del Interior, hasta el miércoles habían llegado casi 124.000 migrantes a Italia por mar, el doble de la cifra en el mismo período del año pasado.
Una de las promesas principales de Meloni en su exitosa campaña para llegar al poder el año pasado fue detener los arribos.
Aunque abogaba por un bloqueo naval de las costas africanas del Mediterráneo para detener a los traficantes, una vez en el cargo ha optado por buscar acuerdos con los países, sobre todo Túnez, que últimamente es el principal punto de partida, para que impidan las zarpadas.