MADRID, 13 (EUROPA PRESS)
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Aplica un novedoso modelo analítico desarrollado por tres investigadores de la Universidad Hebrea hace dos años, centrándose en la circulación impulsada por el viento en la superficie del océano y destacando el papel fundamental de la geometría de la cuenca oceánica.
Este estudio explora el clima durante el período Cretácico, hace entre 145 y 66 millones de años, cuando había una gran cantidad de dióxido de carbono (gas invernadero) en el aire. Se observa cómo los grandes remolinos oceánicos, que mueven el agua cálida de los trópicos a los polos, influyeron en la diferencia de temperatura entre estas dos regiones. Esta diferencia de temperatura es crucial para comprender por qué hubo tantos tipos diferentes de plantas y animales durante el período Cretácico.
En su investigación, los científicos pretendían descubrir la compleja relación entre los cambios en los patrones de las corrientes oceánicas (circulación giratoria) que resultan de la disposición de los continentes en la Tierra y las variaciones en los gradientes de temperatura durante la era Cretácica, cuando los dinosaurios vagaban por la Tierra. Para ello, realizaron un análisis exhaustivo utilizando modelos informáticos que simulan climas antiguos.
Sus hallazgos revelaron que el movimiento de los continentes de la Tierra durante el período Cretácico provocó una desaceleración en las grandes corrientes oceánicas arremolinadas responsables de transportar agua caliente desde el ecuador a los polos.
Esta desaceleración alteró la forma en que el océano regulaba sus temperaturas superficiales, lo que resultó en un aumento significativo de las diferencias de temperatura entre los polos y los trópicos durante ese tiempo.
Estos hallazgos se alinean con la evidencia geológica de la era Cretácica, proporcionando una comprensión más completa de la dinámica climática pasada.