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Lorenzo Perrone, el hombre que salvó a Primo Levi con sopas, ya tiene su propia biografía

MADRID, 12 (EUROPA PRESS)

En la extensa biografía se detalla la bida de este trabajador piamontés, citado a menudo por Levi quien incluso llegó a poner a sus hijos nombres en recuerdo de su amigo.

El autor explica cómo llegó a esta historia a través de un documental. "Un día de diciembre de hace algunos años estaba viendo un documental titulado 'Il coraggio e la pietà', en el que se describe la solidaridad que mostraron los italianos ante los judíos perseguidos (...) Entre las escenas que más me conmovieron hubo una en la que el propio Levi contaba, con su habitual serenidad, lo mucho que le había ayudado a sobrevivir un hombre silencioso", apunta.

Perrone era un trabajador civil del Piamonte, concretamente de Fossano, que vivía fuera de las alambradas de Auschwitz III (Monowitz) y que frecuentó a Levi durante varios meses. En ellos, compensó la desnutrición que sufría el prisionero en aquel campo de concentración con unas sopas aguadas que le llevó periódicamente, todos los días, durante seis meses.

Perrone había salido huyendo de su tierra natal debido al ascenso del fascismo. Después de un primer desencuentro con Levi, empezó a confraternizar con los presos y terminó por llevar todos los días un rancho que aprovechaban tanto Levi como uno de sus mejores amigos en el campo de concentración, Alberto.

"Desde ese momento nunca me faltó el rancho, acompañado de vez en cuando de una rebanada de pan. Mientras estuve trabajando de ayudante suyo, no hubo dificultad para la entrega, pero unas semanas después, él fue trasladado a otra parte del tajo, y el peligro aumentó", comentaba Levi en una parte de sus memorias.

"Lorenzo era quien más riesgo corría y él decía: 'tú ya sabes lo que nos hacen si nos pillan juntos fuera del trabajo: tú, al gas, y yo, al Lager, como vosotros". Grappi detalla que la sopa que traía Perrone era "especialmente extraña", ya que en una ocasión Primo y Lorenzo encontraron dentro incluso "un ala de ave con todas las plumas" u otra vez, "un fragmento de periódico italiano".

"Con el tiempo, Lorenzo, que, por lo que sabemos, hizo caso omiso de los terribles peligros a los que se exponía, perfeccionó el arte de apañárselas para ayudar a los demás y empezó a llevarse directamente de la cocina de su campo cuanto sobraba en las grandes marmitas; pero, para conseguirlo, debía ir a la cocina a escondidas, cuando todos dormían, a las tres de la madrugada", explica la biografía.

ALCOHOLISMO Y TUBERCULOSIS

Lorenzo Perrone permaneció durante más de dos años y ocho meses "en los márgenes del infierno", ayudando a presos del campo de concentración. A su vuelta a Italia, perdió el interés por seguir viviendo, probablemente a raíz de lo que vio en los campos de concentración.

"Ya había visto suficientes cosas", contaba Levi, quien incluso afirmó que Perrone regresó "mucho más desesperado" que él. "Se sentía "aterrorizado por lo que había visto, asustado, herido", añadía. La causa de la muerte de Perrone fue la tuberculosis, aunque seguramente la desarrolló después de un duro alcoholismo. "Tal vez Lorenzo quería ayudarlos a todos, quería derrotar a la muerte, pero no lo consiguió", concluye Greppi.

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