Granjas pequeñas con características de paisaje natural, como árboles de sombra, setos y extensiones de bosque intacto, proporcionan un refugio para algunas poblaciones de aves tropicales, según un estudio efectuado en Costa Rica a lo largo de 18 años.
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Durante casi dos décadas, el ornitólogo James Zook ha estado llevando registros detallados sobre casi 430 especies de aves tropicales halladas en pequeñas granjas, plantaciones y bosques inalterados del país.
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Aunque las aves prosperan mejor en las selvas intactas, Zook dijo que algunas especies halladas usualmente en bosques pueden establecer poblaciones en “granjas diversificadas” que emulan parcialmente un ambiente de bosque natural.
“La forma como se cultiva la tierra importa”, comentó Nicholas Hendershot, ecologista de la Universidad de Stanford y coautor del estudio publicado el lunes en la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias.
“En estas granjas diversificadas, uno puede apreciar el crecimiento a largo plazo en las especies de aves con necesidades especializadas”, tales como rincones seguros y con sombra para construir nidos y una diversidad de fuentes de alimentos, señaló Hendershot.
Esa tendencia estaba “en agudo contraste con lo que vimos en la agricultura intensiva”, como las plantaciones monocultivo de piña y banano, agregó.
Los hallazgos podrían parecer de sentido común, pero Natalia Ocampo Peñuela, ecologista de conservación de la Universidad de California, campus Santa Cruz, que no participó en el estudio, dijo que es extremadamente raro contar con datos detallados recopilados durante un periodo largo en regiones tropicales para mostrar que los paisajes agrícolas diversificados pueden sustentar algunas poblaciones de aves de los bosques.
“Con 18 años de información, es posible demostrar que la especie habita esa área, y no que simplemente pasó por allí”, declaró.
Tres cuartas partes de las 305 especies halladas en las granjas diversificadas mostraron poblaciones estables o en crecimiento a lo largo del tiempo que duró el estudio. Estas incluyen el arasarí acollarado, una pequeña ave similar al tucán, con pecho amarillo y un pico enorme, así como a varios miembros de la familia de los pípridos, pequeños pájaros del bosque de colores brillantes y conocidos por sus complejas danzas de cortejo.
“Es una enorme contribución el haber documentado que algunas aves no sólo están yendo hacia allá, sino que se están quedando allí y que sus poblaciones están creciendo”, comentó Ruth Bennett, ecologista del Centro Smithsonian de Aves Migratorias, que no participó en la investigación.
De todas formas, esos hábitats santuario no compensan las pérdidas generales de población a consecuencia de la transformación de bosques primarios en plantaciones, enfatizaron los autores. “Una plantación de piñas es como un ‘desierto de aves’ aquí”, señaló Zook.
Los científicos dicen cada vez con mayor frecuencia que conservar las especies requerirá prestar atención a los paisajes que hayan sido alterados por el hombre, no sólo las áreas que estén intactas.
“La conservación moderna tiene que ocurrir no sólo dentro de las áreas protegidas resguardadas con cercas, sino también en las áreas agrícolas e incluso las áreas urbanas, donde hay un hábitat potencial para al menos algunas especies”, indicó Ocampo Peñuela de la Universidad de California.
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