LYMAN, Ucrania (AP) — Ocultos bajo las ramas de los pinos en los bosques del noreste de Ucrania, las bocas de los obuses de la era soviética se levantan y disparan a un grupo de infantes rusos que se aproximan a varios kilómetros de distancia.
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Un soldado ucraniano da la señal de fuego y rápidamente corre para resguardarse. El estruendo del proyectil recién lanzado envía una columna de humo negro por encima de las llamas amarillas. La pila de proyectiles gastados en un arbusto cercano crece cada día.
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Aquí, en un pequeño tramo del frente de batalla de 1.200 kilómetros (745 millas), el ejército de Moscú lanza un feroz avance con el objetivo de acorralar a las fuerzas ucranianas, distraerlas de su desgastante contraofensiva y minimizar el número de soldados que Kiev es capaz de enviar a batallas más importantes en el sur.
La táctica del Kremlin amenaza con desacelerar todavía más el ritmo de la contraofensiva que se inició hace casi tres meses. Los intentos de Kiev por recuperar territorio ocupado por Rusia se han traducido en ganancias mínimas y grandes pérdidas, y el tiempo se agota para los soldados ucranianos, quienes deben tratar de sacar el mayor provecho a las pocas semanas restantes a la temporada veraniega de combates.
Las fuerzas armadas ucranianas ahora consideran que las batallas en el noreste, en particular cerca de la localidad de Kupiansk y en la región del norte de Járkiv — y en los bosques cerca de Lyman — como la principal ofensiva rusa.
Al mismo tiempo, las principales operaciones ofensivas ucranianas se concentran en el sur, donde avanzan hacia las orillas del mar de Azov en un aparente intento por cercenar el corredor terrestre hacia la península de Crimea, la cual Rusia se anexó en 2014. Esto dividiría en dos el territorio ocupado por Rusia en el sur de Ucrania, socavando las líneas de suministro de Moscú.
La viceministra de Defensa Hanna Maliar instó a los expertos a evaluar el avance ucraniano no en metros o kilómetros “sino en el hecho de que podemos avanzar en estas condiciones”.
Mientras pretenden mantener ocupados a los soldados ucranianos a lo largo de un frente noreste prácticamente inmóvil, Rusia también ha tenido tiempo para reforzar sus defensas en el sur, incluido un extenso campo de minas, informaron funcionarios ucranianos, desacelerando los avances de Kiev en esa dirección.
En tanto, los ucranianos deben lidiar con las limitantes de recursos humanos, fuerza aérea y artillería. Y la inminente temporada de lluvias suma mayor urgencia a una batalla de por sí complicada. El terreno fangoso obstaculizará a la infantería y maquinaria pesada de Kiev.
En el sur, las fuerzas ucranianas han tenido más éxitos recientes en cuanto a penetrar las líneas ucranianas. Desde el inicio de la contraofensiva, Ucrania ha avanzado 7 kilómetros (4,3 millas) en el sur de la región de Zaporiyia, superando densas fortificaciones rusas la semana pasada para recuperar el poblado de Robtyne — el primer triunfo de importanfcia táctica de Ucrania en esa parte del país.
Está muy lejos de ser el arrasador avance territorial que los aliados de Occidente esperaban. Pero obtener el control del poblado acerca a las fuerzas ucranianas un paso hacia el poblado de Tokmak, a unos 30 kilómetros (19 millas) de distancia, un importante centro ferroviario rusos que sería una importante victoria estratégica. Y si los ucranianos avanzan siquiera 15 kilómetros (9 millas) desde Robotyne, podrían colocarse a distancia de las rutas de transporte rusas de este a oeste, posiblemente socavando las capacidades de combate de Moscú, aseguran analistas militares.
“Superamos la primera línea de defensa rusa y nos acercamos a la segunda”, dijo un soldado ucraniano de código de llamada “Legión”, desplegado en Zaporiyia. Dijo que el éxito se debe a las armas suministradas por la OTAN, en especial a los vehículos de combate Bradley de fabricación estadounidense y a los drones ucranianos capaces de atacar a 60 kilómetros (37 millas) detrás de las líneas ucranianas.
En algunos lugares, incluida la zona de Robotyne, la segunda línea de defensa es “bastante sólida”, dijo el portavoz militar Oleksandr Shtupun. “Es difícil superarla sin la preparación adecuada”.
Kiev nunca ha especificado los objetivos de su contraofensiva, fuera de señalar que busca restaurar las fronteras territoriales de Ucrania de 1991.
En el noreste, Rusia intensificó sus operaciones a mediados de julio con la presencia de 100.000 soldados. Las franjas oscurecidas de árboles quemados marcan el lugar en donde la artillería rusa asoló a las posiciones ucranianas en los frondosos bosques cerca de Lyman. Los soldados bromean en que los bosques a los que los locales se referían como “el bosque plateado”, ahora son negros.
A las afueras de Kupiansk, las fuerzas ucranianas ahora deben desplazarse a través de campos en su mayoría despejados cerca del asentamiento Synkivka, en donde las fuerzas rusas han concentrado su avance. Los poblados cercanos han quedado destruidos, dándoles pocas opciones de resguardo a las fuerzas ucranianas.
“El enemigo intenta avanzar constantemente”, dijo el comandante de la brigada de artillería, Viktor Yurchuk. “Los combates han sido incesantes”.
El coronel general Oleksandr Syrskyi, comandante de las fuerzas terrestres ucranianas, dijo que los soldados rusos se reagrupaban en las zonas de Kupiansk y Lyman y están desplegando nuevas brigadas y divisiones, así como armamento. Maliar dijo que también se han desplegado unidades aerotransportadas profesionales en las inmediaciones de Avdiivka, más al sur en la región de Donetsk en donde los dos ejércitos se encuentran enfrascados en batallas.
Además de evitar que las fuerzas ucranianas se desplacen al sur, el avance ruso en el noreste podría crear un tope protector para las líneas de suministro del Kremlin. Moscú espera frenar los avances ucranianos en Bájmut, en donde las fuerzas de Kiev recientemente tomaron el control de las zonas elevadas a un menor alcance de las rutas de suministro rusas.
Para Yurchuk, esto significa que la intensidad de las batallas continuará por un rato. Después de 18 meses de guerra, está agotado.
“Créanme, todos estamos hartos de la guerra”, dijo.
En privado, algunos aliados ucranianos han expresado su preocupación en que la contraofensiva se quede corta. Los soldados afirman que un kilómetro de avance es una hazaña titánica en contra de un ejército bien fortificado.
El asesor de seguridad nacional de Estados Unidos Jake Sullivan arremetió contra la noción de que Ucrania está estancada, asegurando la semana pasada en que los ucranianos “operan de acuerdo a sus tácticas y sus tiempos”.
Las preocupaciones de los aliados han llegado hasta los soldados ucranianos en el frente de batalla.
“Es muy difícil para nuestros soldados escuchar que nuestro ataque progresa muy lento”, dijo un operador de drones conocido con el código “Salam”, dentro del grupo élite Adam, en la zona de Bájmut. “Estamos presenciando la situación en el frente y nunca anticipamos que fuera a ser algo rápido”.
Muchos soldados ucranianos coinciden.
En reflejo a las frustraciones, el ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania Dymtro Kuleba dijo esta semana que criticar la velocidad de los avances equivale a “escupirle en rostro a un soldado ucraniano que sacrifica su vida todos los días”.
“Les recomendaría a todos los críticos que mantengan silencio, vengan a Ucrania e intenten liberar ellos mismos un centímetro cuadrado”, dijo durante una visita a España.
George Barros, analista del Estudio de la Guerra, un grupo de expertos con sede en Estados Unidos, refutó las aseveraciones de que la contraofensiva no va bien.
“Esta campaña va tan bien como podría ir, considerando el apoyo que ha recibido”, comentó.
Dado que los rusos parecen tener flexibilidad limitada en sus reservas, incluso un pequeño avance ucraniano que cercene un punto estratégico en las líneas rusas podría resultar en que las fuerzas del Kremlin "queden muy expuestas", comentó Barros.
Por ahora, no hay indicios de que las labores rusas en el noreste tengan un impacto significativo en la ofensiva ucraniana en el sur.
“Digamos que tenemos alrededor de un mes” antes de que se asienten las lluvias", dijo Shtupun. “Pienso que aún tenemos tiempo para acciones ofensivas, al igual que nuestro enemigo”.