BULIISA, Uganda (AP) — Alex Wakitinti está preocupado por los sitios naturales sagrados que cuida en la gran franja de pastizales tupidos cerca del lago Alberto. Es la misma parte de su patria donde compañías petroleras desarrollan un proyecto con el fin de que Uganda se convierta en un productor de crudo para 2026.
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Pero la petrolera francesa TotalEnergies y otras que trabajan para lograr ese objetivo ignoran imprudentemente la importancia del trabajo espiritual de Wakitinti, dijo, así como el de los otros custodios que cuidan los sitios naturales sagrados en el remoto distrito de Buliisa, cerca de la frontera con la República Democrática del Congo.
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“Según el programa de Total, los custodios no están allí”, prosiguió Wakitinti, custodio en jefe de los sitios sagrados de Buliisa. “No estamos en su programa”.
Ese es un error, explicó, e hizo notar la mala suerte que puede acaecer al perturbar estos lugares especiales sin realizar los rituales necesarios o hacer sacrificios a médiums espirituales, como el árbol bajo el cual Wakitinti se arrodilló recientemente para orar y ofrecer un nido de ave.
Los sitios naturales sagrados aquí van desde árboles individuales hasta la grieta en la tierra donde el río Nilo se fusiona con el lago Alberto, creando un paisaje espectacular que intensifica el respeto de los bagungu por la naturaleza. Ellos creen que estos sitios son repositorios de médiums ocultos con el poder de resolver diversos problemas, desde la presencia de un ladrón en la comunidad hasta una enfermedad en la familia.
A medida que TotalEnergies invierte miles de millones de dólares en el desarrollo de campos petroleros y adquiere cada vez más tierras, Wakitinti y otros pueblos bagungu que practican creencias tradicionales temen que el poder espiritual de al menos 32 sitios naturales sagrados en Buliisa continúe deteriorándose. Ya hay señales, como la prolongada sequía en la región, que algunos dicen es una prueba de que el carácter sagrado de algunos sitios ya ha sido violado.
“Puedes ver que no tenemos lluvia. … Estamos llorando”, dijo el agricultor William Byabagambi, quien puso de relieve que las ofrendas comunitarias a los espíritus serán menores a medida que los miembros de la comunidad se muden para dar paso a la infraestructura petrolera.
Se estima que Uganda tiene reservas de petróleo recuperable de al menos 1.400 millones de barriles, y las autoridades piensan que las futuras ganancias petroleras sacarán a millones de personas de la pobreza. Inversionistas de Australia, Irlanda, China y, más recientemente, Francia han estado involucrados a lo largo de los años.
TotalEnergies —el principal accionista del proyecto petrolero de Uganda— enfrenta una impugnación jurídica y presión para retirarse debido a preocupaciones sobre un oleoducto calentado eléctricamente que, según activistas, socava el Acuerdo de París para contrarrestar el cambio climático.
Un portavoz de TotalEnergies en Uganda no respondió de momento a solicitudes detalladas de comentarios sobre las preocupaciones de los bagungu.
En 2006 se descubrió una cantidad de petróleo comercialmente viable en Buliisa, donde viven menos de 100.000 bagungu, una comunidad de agricultores y otras personas que dependen de la falla Albertina para todo, desde comida hasta prácticas religiosas. Sus creencias tradicionales se consideran peculiares en este país de mayoría cristiana de 45 millones de habitantes, lo que contribuye al sentimiento de injusticia que ahora impulsa una campaña para proteger sus sitios naturales sagrados de las actividades petroleras.
“Los sitios están amenazados”, dijo Robert T. Katemburura, un activista del Instituto Africano para la Cultura y la Ecología, con sede en Uganda.
La mayoría de las familias en Buliisa mantienen cerca de su casa pequeños santuarios para espíritus ancestrales, pero a veces realizan viajes a sitios naturales sagrados, en busca de revelaciones y bendiciones en respuesta a sus asuntos más serios.
Si bien los sitios permanecen intactos en gran medida, el carácter sagrado de dos de ellos ha sido violado por un oleoducto cercano y una instalación de procesamiento. Creen que el ruido excesivo que proviene del trabajo relacionado con el petróleo hace enojar a los espíritus, dijo.
“Culpamos a las compañías petroleras porque han construido sus carreteras e infraestructuras a través de sitios naturales sagrados”, declaró.
En 2020, la empresa irlandesa Tullow Oil completó la venta por 575 millones de dólares de sus activos en Uganda a TotalEnergies, lo que generó esperanzas de producción de petróleo luego de retrasos por escándalos de corrupción y disputas fiscales. Pero la empresa francesa enfrenta impugnaciones jurídicas, después de que algunos activistas recurrieron a los tribunales y otros instan a los bancos a retirar su apoyo.
El año pasado, los legisladores europeos aprobaron una resolución que exhortaba a TotalEnergies a suspender sus actividades en la región. Este año la empresa enfrentó una segunda demanda en París por su proyecto en África Oriental. Presentada en junio por grupos cívicos franceses y ugandeses, la demanda acusa a la empresa de no cumplir con la ley francesa sobre el “deber de vigilancia”, y pide compensación por seis años de presuntas violaciones a los derechos a la tierra y los alimentos.
Desde hace tiempo TotalEnergies ha negado los cargos, y dice que está implementando un diseño vanguardista —incluida la perforación horizontal— para minimizar el daño ecológico.
En Buliisa, la fiebre por la tierra destruyó los “bienes comunes” culturales cuando los propietarios cercaron sus propiedades en anticipación a una compensación, dijo Wilson Kiiza, fundador del Bugungu Heritage and Information Centre (Centro de Información y Patrimonio Bugungu). Señaló que los sitios naturales no marcados en la selva son especialmente vulnerables en medio de una bonanza de dinero en efectivo.
Human Rights Watch publicó un informe el mes pasado en el que advertía sobre un desastre inminente y afirmaba que los hogares afectados por las adquisiciones de tierras están en peor situación que antes.
“El proceso de adquisición de tierras se ha visto empañado por demoras, mala comunicación y compensación inadecuada”, decía ese informe.
Newplan, una empresa contratada por TotalEnergies para manejar los aspectos ambientales de las reubicaciones, no respondió a las preguntas de la AP. Sostiene que los cementerios y santuarios han sido reubicados respetuosamente, y que pagaron a los propios familiares para que llevaran a cabo los rituales apropiados.
El auge petrolero tomó a la gente con la guardia baja, y los líderes comunitarios fueron demasiado lentos para identificar las posibles amenazas a los sitios naturales sagrados después de que se descubrieron depósitos de petróleo, dijo Gilbert Tibasiima, el segundo funcionario al mando en Buliisa.
Los intentos de remediarlo se han estancado. La asamblea de Buliisa aprobó una ordenanza en 2020 que restringiría el acceso a los sitios sagrados e impondría multas por perturbarlos. Pero aún falta que la ratifique la oficina del fiscal general de Uganda, lo que subraya la naturaleza políticamente espinosa del asunto.
“El descubrimiento de petróleo y gas llegó cuando la gente no estaba preparada para la industria. Estas son personas que no conocían los posibles impactos que esto conlleva”, agregó Tibasiima, un mugungu criado en Buliisa. “Si lo hubieran sabido antes, probablemente, quizá, podrían haber desarrollado sus propios medios locales para preservar el medio ambiente en general, incluida la protección de sus sitios sagrados”.
Los custodios de los lugares sagrados no pudieron predecir el impacto de las adquisiciones obligatorias de tierras, especialmente porque los contratistas petroleros retuvieron información sobre las trayectorias que seguiría el proyecto, con el fin de mantener bajos los costos de compensación. Ahora algunas autoridades consideran que la preocupación de los bagungu por los sitios sagrados es un estorbo que sólo podría retrasar el inicio de la producción de petróleo, afirmó.
Wakitinti, el custodio en jefe, dijo que considera que las condiciones de sequía prolongada en Buliisa en estos días son una señal de que los espíritus no están contentos con las actividades petroleras. También se refirió a los elefantes que corren desenfrenados desde el cercano Parque Nacional de las Cataratas Murchison —donde TotalEnergies está excavando pozos petroleros— y pisotean los cultivos de la gente.
Esas son señales de mala suerte, puntualizó.
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La cobertura religiosa de The Associated Press recibe apoyo a través de la colaboración de la AP con The Conversation US, con financiamiento de Lilly Endowment Inc. La AP es la única responsable de este contenido.