CEDAR KEY, Florida, EE.UU. (AP) — Los habitantes de Florida que viven en zonas costeras vulnerables recibieron órdenes de empacar y abandonar sus viviendas el martes mientras el huracán Idalia adquiría fuerza en las cálidas aguas del Golfo de México y amenazaba con provocar peligrosas marejadas ciclónicas y lluvias.
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Idalia también azotó Cuba con lluvias torrenciales lunes y martes, causando inundaciones en la provincia tabacalera de Pinar del Río, donde más de 60% de los habitantes se quedaron sin electricidad, de acuerdo con la prensa estatal.
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Idalia se fortaleció la tarde del martes a huracán de categoría 2, y para la noche sus vientos eran de 177 kilómetros por hora (110 millas por hora). Se pronostica que el huracán toque tierra firme el miércoles temprano como un ciclón de categoría 4, con vientos sostenidos de al menos 209 km/h (130 mph) en la escasamente poblada región de Big Bend, donde la franja noroeste de Florida se conecta con la península. El resultado podría ser un duro golpe al estado, que sigue lidiando con los daños que dejó el huracán Ian el año pasado.
A las 11 de la noche del martes, hora del este de Estados Unidos, Idalia se ubicaba a 201 kilómetros (125 millas) al oeste de Tampa, informó el NHC. Se movía hacia el norte a 29 km/h (18 mph).
El Servicio Meteorológico Nacional en Tallahassee señaló que Idalia era un “evento sin precedentes” debido a que ningún huracán de categoría 3 o mayor ha pasado nunca por la bahía colindante con la región del Big Bend.
En la isla de Cedar Key, la comisionada Sue Colson y otros funcionarios municipales guardaron documentos y aparatos electrónicos en el Ayuntamiento. Tenía también un mensaje para los casi 900 residentes que estaban bajo órdenes de evacuación obligatoria de la isla cercana a la costa de la región de Big Bend: “Una palabra: Váyanse... No es algo para discutir”.
Más de una docena de policías estatales fueron puerta por puerta para advertir a los residentes que la marejada ciclónica podría alcanzar los 4,5 metros (15 pies) de altura.
El gobernador Ron DeSantis repitió la advertencia en una conferencia de prensa por la tarde.
“Realmente tienen que irse ahora. Ahora es el momento”, señaló. Anteriormente, el gobernador hizo hincapié en que los residentes no necesariamente tenían que salir del estado, pero que deberían “llegar a un terreno más alto en una estructura segura”.
“Pueden aguantar la tormenta allí y luego volver a sus casas”, dijo.
No todos hicieron caso. Andy Bair, propietario del Island Hotel, manifestó que tenía la intención de “cuidar” su establecimiento, que es anterior a la Guerra Civil estadounidense. El edificio no se ha inundado en los casi 20 años que lleva siendo su propietario, ni siquiera cuando el huracán Hermine anegó la ciudad en 2016.
“Al ser el encargado del edificio más antiguo de Cedar Key, siento que necesito estar aquí”, indicó Bair. “Hemos demostrado una y otra vez que no vamos a desaparecer. Puede que estemos un poco incómodos durante un par de días, pero al final estaremos bien”.
Se suspendió el cobro de peajes en las autopistas que conducen fuera de la zona de peligro, se abrieron refugios y los hoteles se prepararon para acoger a los evacuados. Más de 30.000 trabajadores de servicios públicos se congregaron para estar listos para realizar reparaciones lo antes posible tras el paso del huracán. Se activaron unos 5.500 elementos de la Guardia Nacional.
En Tarpon Springs, una comunidad costera al noroeste de Tampa, 60 pacientes fueron evacuados de un hospital por inquietudes de que el huracán podría provocar una marejada ciclónica de 2,1 metros (7 pies).
Después de tocar tierra en la región de Big Bend, se pronostica que Idalia cruce la península de Florida y luego empape el sur de Georgia y de las Carolinas el jueves. Tanto el gobernador de Georgia, Brian Kemp, como el gobernador de Carolina del Sur, Henry McMaster, anunciaron estados de emergencia, y con ello liberaron recursos y personal estatal, incluidos cientos de elementos de la Guardia Nacional.
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Los periodistas de The Associated Press Mike Schneider en St. Louis, Missouri; Marcia Dunn en Cabo Cañaveral, Florida; Curt Anderson en Orlando, Florida; Chris O’Meara en Clearwater, Florida; Cristiana Mesquita en La Habana; Russ Bynum en Savannah, Georgia; Jeffrey Collins en Columbia, Carolina del Sur; Seth Borenstein en Washington; Kathy McCormack en Concord, Nueva Hampshire; Tara Copp en Washington; y Julie Walker en Nueva York contribuyeron a este despacho.