BARCELONA (AP) — Además de contratar y producir a algunos de los futbolistas más talentosos del mundo, el Barcelona ha basado su éxito en una clara ventaja de local, dentro del estadio de fútbol más grande de Europa.
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Esta campaña será distinta. El equipo jugará en un inmueble más pequeño y menos accesible, mientras que el Camp Nou, de 99.000 butacas, se somete a una remodelación que no terminará sino dentro de tres años, cuando muy pronto.
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El Barça tendrá como casa temporal el Estadio Olímpico Lluis Company, con un aforo para 49.000 aficionados. Ello seguramente derivará en un ambiente más silencioso y menos intimidante para los rivales, así como en menores ingresos para un club que sigue arrastrando severos problemas financieros.
Unas 35.000 personas se presentaron el martes en el primer partido del Barcelona en su casa provisional, un amistoso ante Tottenham. El club aprovechó el encuentro para presentar a su plantel para la próxima campaña.
El año pasado, en el encuentro equivalente, comparecieron 83.000 espectadores en el Camp Nou.
Xavi Hernández, el técnico barcelonista, tomó el micrófono para agradecer a la multitud que observó el triunfo de su equipo por 4-2 sobre los Spurs. Les pidió seguir asistiendo.
“Tenemos la misma ilusión que la temporada pasada. Pero esta temporada no será fácil, será atípica: cambiamos de casa”, advirtió el técnico. “Os necesitamos más que nunca, vuestro apoyo, vuestra solidaridad y sacrificio. Es importante que nos hagáis sentir como en el Camp Nou”.
Tampoco es que el Barcelona haya sido invencible como local en los años más recientes. Hubo un tiempo en que sí lo era.
Con Lionel Messi y compañía en plenitud, el conjunto catalán pasó más de siete años sin perder como local un partido de la Liga de Campeones, de septiembre de 2013 a diciembre de 2020.
Durante esa racha era raro que el equipo perdiera un encuentro de La Liga cuando jugaba frente a sus aficionados.
Sólo 17.000 miembros del club compraron abonos para toda la campaña, muchos menos que los 27.000 esperados por el presidente del equipo Joan Laporta. Y todo ello ocurió sólo después de que el club respondió a las críticas de los aficionados y redujo a la mitad los precios de las entradas.
El resto de los boletos se irá vendiendo en cada partido.
La temporada anterior, el club vendió 83.000 abonos para la campaña entre los miembros. El promedio de asistencia a los partidos se acercó a esa cifra.
La mayor afluencia para un solo duelo de la campaña fue de 95.000 para el triunfo por 2-1 sobre el Real Madrid. Aquella victoria puso al Barcelona en camino de conquistar el cetro de La Liga.
Barcelona abre la campaña de liga el domingo, de visita ante Getafe. Su primer cotejo en casa está previsto para el 20 de agosto, frente a Cádiz.
El estadio que albergó los Juegos Olímpicos de 1992 no carece de atractivo. Se yergue en la cima de la colina Montjuic, desde donde se cuenta con vistas espectaculares de la ciudad. Tiene otros atractivos para los turistas, como parques, un museo olímpico y uno de arte.
Espanyol, el rival de la misma ciudad, jugó ahí de 1997 a 2009 mientras construía su nueva casa.
Pero muchos aficionados locales consideran que es más difícil llegar al Estadio Olímpico que al Camp Nou. A este último puede arribarse caminando desde las estaciones más próximas del tren subterráneo.
Incluso Laporta tuvo que admitir: “Subir al estadio de Montjuic es incómodo. Aunque a mí no me lo parece tanto”.
A fin de ayudar a que los seguidores del Barcelona suban el monte, habrá autobuses que transportarán a los abonados.
El club ha mejorado también las instalaciones del Estadio Olímpico. Colocó una cubierta sobre la pista de atletismo y remozó los vestuarios.
Quizá lo más importante para el Barcelona a mediano plazo es que el tiempo que pase fuera del Camp Nou será un golpe financiero para un club que trata de reducir una deuda colosal de unos 1.300 millones de euros (1.400 millones de dólares). Esa cifra no incluye los compromisos de préstamo que el club ha asumido para remodelar su estadio.
El club informó que el costo por el alquiler del estadio municipal será de entre 15 y 20 millones de euros (16,5 a 22 millones de dólares) por toda la temporada. En abril, Laporta dijo que jugar fuera del Camp Nou dejaría un hueco de unos 93 millones de euros (102 millones de dólares) en las arcas del conjunto, entre el pago de alquiler y la disminución en los ingresos.
Laporta ha dicho que el club trata de aprovechar su título reciente de liga y el éxito de su conjunto femenino en la Liga de Campeones, a fin de atraer a nuevos patrocinadores que compensen estas pérdidas. Pero su equipo femenino sigue preparándose para jugar en un estadio mucho más pequeño, en las afueras de la ciudad.
A diferencia de su rival Real Madrid, que aprovechó la pandemia par renovar el Santiago Bernabéu, en momentos en que estaba prohibido que el público asistiera al estadio, el proyecto del Barcelona para remodelar el Camp Nou se ha pospuesto por años. Finalmente comenzó este verano, cuando los trabajadores comenzaron a demoler una parte del inmueble.
Barcelona espera volver a disputar partidos en el Camp Nou en noviembre de 2024. El estadio con su nueva imagen albergará a 105.000 espectadores y tendrá mejores servicios de venta minorista para aumentar los ingresos.
Pero el trabajo continuaría en el recinto hasta 2026. Ello significa que la asistencia podría ser reducida hasta entonces.
Todo el proyecto ha requerido que Barcelona asegure 1.450 millones de euros (1.600 millones de dólares) en respaldo de múltiples inversionistas.