PAVLIVKA, Ucrania (AP) — Los vientos del verano traían consigo el olor a granos quemados a través de la estepa del sur de Ucrania y lejos de los fragmentos de tres misiles de crucero rusos que impactaron en los modestos hangares de metal.
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La empresa agrícola Ivushka solicitó la acreditación para exportar granos este año, pero el ataque de mediados de julio destruyó gran parte de sus existencias, días después de que Rusia abandonara el acuerdo de granos que había permitido los envíos a través del Mar Negro sin temor a sufrir un ataque.
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Hombres sin camisa y descalzos, con las suelas de los pies ennegrecidas por la ceniza, barrían el grano sin quemar, formaban montones y esperaban la pala cargadora, cuyo conductor maniobraba hábilmente —a pesar de su parabrisas destrozado— entre metralla de metal retorcido, fragmentos de misiles y cráteres.
Esperaban terminar antes de que cayera la próxima lluvia para rescatar lo que quedaba de la cosecha. Según la Oficina del Fiscal Regional de Odesa, Rusia atacó las instalaciones el 21 de julio con tres misiles de crucero de clase Kalibr y Onyx.
“No tenemos ni idea de por qué lo hicieron”, explicó Olha Romanova, directora de Ivushka. Romanova, que trabajaba entre los escombros junto con los demás, llevaba una pañoleta roja en la cabeza, tenía una expresión exhausta y estaba demasiado agotada para siquiera calcular sus pérdidas.
No puede comprender por qué los rusos atacaron a Ivushka, ya que no hay instalaciones militares cercanas y las líneas del frente están lejos de la aldea en la región de Odesa.
“Gastaron tanto dinero en nosotros”, dijo desconcertada. Los misiles que arruinaron los silos valen millones de dólares, mucho más que la cosecha que destruyeron.
Pero Ivushka no fue el único blanco en Odesa. El puerto principal también fue atacado, paralizando a las compañías navieras del Mar Negro, las cuales dependían de la Iniciativa de Granos del Mar Negro para mantenerse a salvo y a los suministros de alimentos fluyendo hacia el mundo.
Aproximadamente el 95% de las exportaciones de granos de Ucrania se transportaban a través del Mar Negro antes de la invasión de Rusia, y la iniciativa negociada por la ONU permitió a Ucrania exportar gran parte de lo que los agricultores cosecharon en 2021 y 2022, dijo Joseph Glauber, investigador sénior del Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias.
Ucrania, un destacado proveedor de maíz, trigo, cebada y aceite vegetal, envió 32,9 millones de toneladas de granos bajo el acuerdo de casi un año, diseñado para aliviar una crisis alimentaria mundial. Ha podido exportar entre 2 y 2,5 millones de toneladas adicionales mensualmente por el río Danubio, por carretera y por ferrocarril a través de Europa.
Esas son ahora las únicas rutas para exportar granos, pero han incitado divisiones entre los países europeos cercanos y generado costos más altos, que deben ser absorbidos por los agricultores ucranianos, dijo Glauber, ex economista en jefe del Departamento de Agricultura de Estados Unidos.
Los ataques rusos con misiles contra el puerto del Danubio el lunes pasado también generaron interrogantes sobre cuánto tiempo más seguirá siendo viable esa ruta.
Eso es un desincentivo para continuar sembrando en campos ya amenazados por misiles y repletos de minas explosivas. La producción de maíz y trigo en Ucrania —cuya economía depende en gran medida de la agricultura— ha disminuido casi un 40% este año con respecto a los niveles de antes de la guerra, dicen analistas.
Del 1 de julio del año pasado hasta el 30 de junio de este año, Ucrania exportó 68 millones de toneladas de granos, según datos de Mykola Horbachov, presidente de la Asociación Ucraniana de Granos. Los agricultores ucranianos enviaron 11,2 millones de toneladas por ferrocarril, 5,5 millones de toneladas por carretera y alrededor de 18 millones de toneladas a través de los puertos del Danubio. Además de eso, casi la mitad del total de granos exportados —33 millones de toneladas— se entregaron vía puertos marítimos en el marco de la Iniciativa de Granos del Mar Negro.
A Ihor Osmachko, director general de Agroprosperis Group, no le sorprendió que Rusia se retirara del acuerdo, lo que derivó en su colapso. Su empresa nunca lo había considerado una solución confiable ni permanente durante la guerra.
Dijo que los rusos obstaculizaron el acuerdo con frecuencia, incluso mientras estaba en funcionamiento, al retrasar las inspecciones de los barcos hasta que éstos se vieran en la necesidad de devolver los cargamentos, lo que provocó pérdidas de 30 millones de dólares tan sólo para su empresa. Ahora, una vez más se ven obligados a pagar para recanalizar 100.000 toneladas de granos atrapados en puertos que ya no son seguros, denunció Osmachko.
“Nos hemos estado preparando para esto todo este tiempo”, dijo Osmachko. “No nos hemos detenido. Estamos avanzando”.
Osmachko estimó que alrededor del 80% al 90% de las aproximadamente 3,2 millones de toneladas de granos que Agroprosperis exportó a China, Europa y países africanos durante el año pasado atravesaron por el corredor de granos.
“El problema más significativo hoy en día es el costo de la logística”, explicó Horbachov. Antes de la guerra, los agricultores pagaban entre 20 y 25 dólares por tonelada para transportar granos a los puertos de Odesa. Ahora, los costos de logística se han más que triplicado, ya que se ven obligados a pagar más de 100 dólares para transportar una sola tonelada vía rutas alternativas a través del puerto del Danubio hasta Constanza, Rumania.
“Si tuviéramos que ir al Danubio con el corredor de granos cerrado, prácticamente toda nuestra producción sería no rentable”, dijo Osmachko.
Los puertos del Danubio no pueden manejar el mismo volumen que los puertos marítimos. Lo máximo que Agroprosperis ha enviado a través de esta ruta son 75.000 toneladas por mes, en comparación con un promedio mensual de 250.000 toneladas a través de los puertos del Mar Negro.
La cosecha ucraniana de este año es la más baja en una década, según un informe de julio del Departamento de Agricultura de Estados Unidos. Horbachov dijo que los costos de envío para exportar hacia todo el mundo y la incertidumbre sobre la duración de la guerra podrían hacer que para los agricultores ucranianos no sea rentable sembrar de nuevo.
Ucrania produce hoy en día tres veces más granos de los que consume. Si las exportaciones del país disminuyen, los precios globales aumentarán inevitablemente.
“Creo que estás viendo una Ucrania disminuida durante al menos los próximos dos años, y tal vez más”, dijo Glauber, el exfuncionario agrícola de Estados Unidos. “Eso es algo que el resto del mundo simplemente necesita compensar”.
La guerra plantea riesgos para Agroprosperis desde cualquier enfoque.
En la región de Sumy, en la frontera con Rusia, los agricultores cosechan sus cultivos con chalecos antibalas. En ocasiones deben detener sus cosechadoras en medio de los campos de trigo para recoger metralla de los proyectiles rusos.
“Puede ser difícil a veces”, reconoció Osmachko. “Pero hay responsabilidades: algunos tienen deberes en el frente. Algunos deben cultivar alimentos y garantizar la seguridad del país y del mundo”.
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Volodymyr Yurchuk en Leópolis, Ucrania, y Courtney Bonnell, en Londres, contribuyeron a este despacho.